El verano de ida y vuelta enfría los pronósticos de una vendimia precoz

Luis Díaz
LUIS DÍAZ MONFORTE / LA VOZ

LEMOS

Uvas de la variedad mencía, todavía sin adquirir color, en un viñedo de la subzona de Amandi
Uvas de la variedad mencía, todavía sin adquirir color, en un viñedo de la subzona de Amandi CEDIDA

En una misma ribera hay viñas en plena maduración y otras con la uva aún verde

07 ago 2019 . Actualizado a las 05:00 h.

Lluvias y ligero descenso de las temperaturas máximas. Según los pronósticos, la inestabilidad meteorológica vuelve a partir de este miércoles. Nada nuevo después del tiempo cambiante de julio, que pone en entredicho los vaticinios sobre una vendimia temprana. Las fotos de racimos coloreados proliferan estos días en las redes, pero muchas veces reflejan una excepción entre el verde que tiñe la mayoría de las uvas. En las vides más adelantadas, la teoría dice que la maduración concluirá en cuarenta días. Si todavía no pintan, nada de hacerse ilusiones hasta pasada la segunda quincena de septiembre.

«Hay viñas en plena repinta y otras más retrasadas donde la uva aún está verde. Desde el envero tienen que pasar entre 35 y cuarenta días para poder iniciar la vendimia, o sea que ni todo estará a punto a comienzos de septiembre ni todo tendrá que esperar a finales de ese mes», dice Alfonso Losada, experto en viticultura y enología.

Por las redes circulan fotos para todos los gustos. Racimos en los que la mencía ofrece el color azulado que delata la proximidad de la vendimia y otros en los que ni siquiera se vislumbra el cambio de color con el que arranca la cuenta atrás para la recogida de la uva. En ocasiones, fueron tomadas el mismo día en viñas de una misma zona. «Salvo en lugares muy concretos, estamos hablando de una vendimia de finales de septiembre», apunta el enólogo Luis Buitrón.

«El verano es el que es», sentencia Buitrón. La inestabilidad del tiempo y la falta de agua ralentizan, a su juicio, el ritmo de maduración en muchas viñas. No se trata de algo negativo, siempre y cuando las borrascas no se prodiguen en septiembre. «Las noches frescas retrasan la maduración de la uva, pero ayudan a que haya más color y concentración de taninos en el vino», señala por su parte Alfonso Losada.

José María Prieto no vendimió el pasado año por culpa del pedrisco en sus viñedos de Amandi. En el 2016 tuvo que adelantar la recogida de la uva a finales de agosto y esta cosecha espera iniciarla en torno al 12 de septiembre. Prieto aprecia importantes diferencias de maduración según la altitud y orientación de las parcelas. «La Ribeira Sacra vitícola es muy heterogénea, pero en diversidad está nuestra fortaleza», sostiene el bodeguero.