Un siglo entero de vida que a Casimiro Novoa le ha dado para mucho

La Voz CHANTADA / LA VOZ

LEMOS

Casimiro con sus tres hijos, Paulo, Dosinda y Ramiro
Casimiro con sus tres hijos, Paulo, Dosinda y Ramiro CEDIDA

Cumple 100 años un chantadino que fue obrero de la construcción, viticultor y vendedor de cacharros de barro

21 dic 2018 . Actualizado a las 20:45 h.

Casimiro Novoa Aguiar ha cumplido 100 años este mes de diciembre, rodeado de su familia en su casa de Chantada. El tercero de cinco hermanos, nació el 15 de diciembre de 1918 en la aldea chantadina de Nogueira y se quedó huérfano muy pronto. Después de eso, tuvo que hacerse cargo de sus hermanas pequeña, un entrenamiento complicado para una vida de trabajo duro y en ocupaciones muy diversas.

Casimiro Novoa se casó con María Dolores, con la que tuvo tres hijos: Paulo, Dosinda y Ramiro. Emigró en dos ocasiones a Argentina, la primera de ellas durante unos años con su mujer y su hijo mayor, Paulo. Después, los trajó de vuelta a Galicia y pasado un tiempo volvió a emigrar, esta vez él solo.

Casimiro, con sus nietos Marcos, Patricia, Tania y Juan
Casimiro, con sus nietos Marcos, Patricia, Tania y Juan

Ya definitivamente instalado de vuelta en Chantada, trabajó durante mucho tiempo las viñas de su familia. Para llegar a ellas, hacía todos los días a pie el trayecto de ida y vuelta entre Chantada y Nogueira.

Casimiro Novoa y su mujer acabaron poniendo en marcha los dos juntos un negocio en el casco urbano de Chantada, en el que vendían cacharros de barro. Por ese trabajo, empezó a ser conocido popularmente como O Cacharreiro.

Pero esos no fueron las únicas ocupaciones que desempeñó este chantadino que acaba de cruzar el umbral del siglo de vida, porque también trabajó en el sector de la construcción, en concreto en obras las de construcción del colegio Xoán de Requeixo y las del salto de Belesar.

Sus hijos continúan con su trabajo en las viñas y él, tras enseñarles todo que sabe, se sigue interesando por el estado de las parcelas y las vendimias anuales. Es el único de sus hermanos que sigue con vida y le encanta dedicar su tiempo a jugar a las cartas, y a cantar canciones típicas de su época.