O Courel rehabilita un acueducto del siglo XVII

Francisco Albo
francisco albo QUIROGA / LA VOZ

LEMOS

CARLOS RUEDA

Desbrozan la estructura y los accesos del puente de Arco da Veiga, que perteneció a la antigua ferrería de Lousadela

18 oct 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

Una singular muestra de arquitectura histórica está siendo objeto de un proyecto de rehabilitación en el municipio de Folgoso do Courel. El llamado puente de Arco da Veiga no solo servía para salvar el cauce del Lóuzara, ya que en su parte superior se construyó un canal que se utilizaba para trasvasar el agua de este río y regar unos prados pertenecientes a la antigua ferrería de Lousadela. La intervención que se lleva a cabo consiste en desbrozar la maleza que crecía sobre la estructura y en acondicionar y señalizar los accesos que llevan a este paraje.

Para efectuar estos trabajos, el Ayuntamiento cuenta con una subvención de unos 24.000 euros concedida dentro de la línea de ayudas para la mejora del paisaje tradicional de los territorios incluidos en la Red Natura. Según explica la alcaldesa, Dolores Castro, por ahora se retiró la mayor parte de la vegetación que cubría el puente acueducto, aunque falta por extraer el tocón de un árbol que creció de una forma sorprendente sobre la pared exterior de uno de sus dos arcos, a pesar de que las piedras que lo forman están encajadas entre si de una manera concienzuda. «A árbore xa foi cortada e agora estase estudando a maneira de eliminar a parte que queda sen danar a estrutura, para que non volva medrar», señala la regidora. También se han desbrozado los accesos y se han colocado algunos letreros indicadores.

En una segunda fase, agrega Dolores Castro, está previsto completar la señalización de los accesos y de reparar una pasarela deteriorada que cruza el cauce del Lóuzara en un punto cercano al puente, en el antiguo camino que lleva de Lousadela a la capital del municipio.

Ruta del geoparque

Tanto la pasarela como el puente acueducto forman parte de la llamada ruta de Sudrios, un itinerario de 9,88 kilómetros que pasa también por el puente de Traspando -sobre el río Lor- y la aldea restaurada de Seceda. La intención de los responsables municipales es que esta ruta pueda integrarse más adelante en el proyectado parque geológico Montañas do Courel. Al haber formado parte de las propiedades de la ferrería de Lousadela, el puente de Arco da Veiga está relacionado con la actividad siderúrgica artesanal que se desarrolló en este territorio durante varios siglos y también con el patrimonio minero local.

La alcaldesa apunta por otro lado que tras las recientes operaciones de desbroce, la ruta ya vuelve a ser transitable en todo su recorrido. «De feito, houbo moitas persoas que percorreron durante a pasada ponte do Pilar», indica. Con los trabajos de acondicionamiento de los tramos que estaban en peor estado y con la limpieza del puente de Arco da Veiga, se espera que el atractivo de este itinerario experimente un importante incremento.

Por lo que respecta a la estructura del puente, aparte del desbroce y de la la extracción del mencionado tocón de árbol, el gobierno local considera que no requiere ninguna otra intervención. La construcción, hecha de pizarra y esquisto, presenta un buen estado de conservación a pesar de su notable antigüedad. Se cree que fue levantada al mismo tiempo que la ferrería a la que perteneció, cuyos orígenes se remontan al menos a la segunda mitad del siglo XVII.

Una factoría siderúrgica que ya funcionaba en 1669

El puente de Arco da Veiga se halla como a un kilómetro de la ferrería de Lousadela, que -según los documentos históricos- ya estaba en funcionamiento en el año 1669. La factoría también es mencionada en el célebre catastro de Ensenada, elaborado entre 1749 y 1756. Por entonces contaba con cinco operarios y fundía al año en torno a novecientos quintales de hierro. El mineral procedía de las minas de A Veneira de Roques, en A Pobra do Brollón, y en menor medida del monte Formigueiros, en O Courel. La producción de la ferrería decayó a partir de 1874 y desde 1882 solo podía trabajar un mes al año, debido a la escasez de combustible. Aunque dejó de fundir hierro, siguió funcionando como fragua hasta 1910. En la actualidad solo se conserva la antigua vivienda de los administradores de la ferrería, así como algún resto del depósito de agua que hacía funcionar la maquinaria hidráulica.

 

Un canal de 650 metros

El agua que circulaba en tiempos por el acueducto de Arco da Veiga era captada del cauce del Lóuzara mediante una presa situada a unos 650 metros río arriba, que aún se conserva en la actualidad, aunque hace ya mucho tiempo que dejó de cumplir esta función. Desde allí era conducida por un canal que discurría por la margen izquierda del río. En la foto de la derecha, el tramo de canal situado en la parte superior de la construcción