«Sería un error imitar a mi padre, Fernando solo hay uno»

L. D. MONFORTE / LA VOZ

LEMOS

ROI FERNÁNDEZ

Fabio González, segunda generación de Adega Algueira, cambió Londres por la Ribeira Sacra

04 oct 2018 . Actualizado a las 20:34 h.

Antes de irse a Londres, Fabio González (Monforte, 1985) estudió educación musical y técnico en sonido en Madrid. Sigue en fase de aprendizaje, pero con el ancla puesta en la Ribeira Sacra y el mundo del vino como horizonte. Hijo de Fernando González, de Adega Algueira, aporta savia nueva a un proyecto que se alimenta de la pasión por el viñedo. Fabio superó con mención de honor el curso superior de sumiller profesional del Instituto Galego do Viño. Llega a la bodega con ganas y e ideas propias: «Sería un error pensar que voy a ser como mi padre. No puedo intentar ser como Fernando, porque Fernando solo hay uno».

-¿Cuál es su cometido?

-En una bodega siempre se hace un poco de todo. Llega la vendimia, por ejemplo, y ayudas a descargar cajas de uvas si es necesario. En el día a día me encargo de comentar las catas de nuestros vinos, tanto a visitantes como a profesionales del sector. Cada vez viene más gente a conocer de cerca la Ribeira Sacra y saber algo más de lo que estamos haciendo.

Fabio responde a las preguntas junto a su pareja, Malin Karlsson, nacida en Suecia y a la que conoció durante su estancia en Londres. Los dos trabajan en la bodega familiar, que agradece su dominio del inglés en tiempos de globalización.

-¿Fue difícil volver?

-Hoy en día es igual donde estés. Al final, Londres está a hora y media de vuelo. Todo está cerca y todos estamos conectados con las nuevas tecnologías. Supongo que hace treinta años una decisión así sería más difícil.

-¿Qué le atrajo?

-Siempre me rondó la cabeza la idea de volver algún día y no dejé de interesarme por el mundo del vino. Los recuerdos de la niñez marcan: la bodega vieja, la vendimia... En Londres estuve vinculado al servicio del vino en un restaurante muy chulo, y mi pareja igual. Después de doce años viviendo en grandes ciudades, me apetecía probar otra cosa. Hay épocas de la vida en las que prefieres la intensidad y otras en las que buscas calma.

-Hay una generación, la de su padre, que puso a la Ribeira Sacra en el mapa. ¿Qué les toca a los que vienen detrás?

-La generación de mi padre puso los cimientos de lo que es hoy Ribeira Sacra. Nos toca entender la dimensión de o que han hecho y saber estar a la altura. Mi opinión es que hay que trabajar sobre todo en la internacionalización de nuestros vinos. Ya no estamos en Galicia, estamos en el mundo. Todavía hay mucho que explorar en variedades y métodos de elaboración.

-¿Cuál es la mayor virtud que ve en Algueira?

-Haber apostado por la identidad de la zona, por variedades de estaban a punto de desaparecer. Invertir en viticultura es lo que nos distingue.

-¿Qué es lo más importante en un sumiller?

-No tener prejuicios, no dar nada por sentado y estar abierto a los cambios en el mundo del vino. Los grandes sumilleres dicen que después de muchos años aún están aprendiendo.

-Elija un vino de su bodega.

-Me quedaría con Risco, el merenzao. No solo por la calidad. Me gusta que una uva casi desaparecida sea ahora un de las princesas de Ribeira Sacra.

-¿Con qué música acompañaría un merenzao?

-Uf!... [Se lo piensa mucho] Quizás algo de Philip Glass. Música minimalista, sencilla solo en apariencia. Igual que el merenzao en la primera impresión.

-¿Qué vino que no sea de Algueira elegiría para una cena?

-Un blanco de riesling del Mosela. Es un viñedo similar al de Ribeira Sacra y sus vinos emocionan. Es difícil dar con un riesling que no sea interesante.