«El regreso del conde de Lemos tuvo un impacto muy grande en Monforte»

Francisco Albo
francisco albo MONFORTE / LA VOZ

LEMOS

ALBERTO LÓPEZ

Sáez dará hoy una charla sobre el 400 aniversario del retorno a la ciudad de Pedro Fernández de Castro

07 sep 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

La historiadora Manuela Sáez dará hoy en el Centro do Viño da Ribeira Sacra -a las 20.00 horas- una charla sobre el 400 aniversario del retorno a Monforte del séptimo conde de Lemos, Pedro Fernández de Castro. Sáez prepara una biografía de este personaje que será publicada por Hércules de Ediciones, según anunció en una reciente visita a Monforte el editor Francisco Rodríguez Iglesias.

-¿Qué repercusión tuvo el hecho de que el conde volviese a fijar su residencia en Monforte en 1618?

-Tuvo un impacto muy grande en la vida de los vecinos. Hay que tener en cuenta que el conde y su esposa Catalina de la Cerda vivían rodeados de un gran número de servidores y colaboradores, y la llegada de toda esa gente cambió la vida de la población, que entonces era muy reducida. El palacio de San Vicente era pequeño y no había sitio para todos, así que la mayoría de esas personas se alojaron en casas cuyo alquiler fue pagado por los condes. También aumentó mucho la clientela de los comerciantes y artesanos locales. Fue algo parecido a lo que ocurriría hoy si se instalase en Monforte una gran empresa que diese empleo a muchos trabajadores.

-¿El regreso fue definitivo?

-Sí, los condes residieron desde entonces forma permanente en Monforte, aunque en 1619 hicieron un largo viaje para visitar todas las tierras que gobernaban en Galicia. El conde falleció en Madrid en 1622, pero no vivía allí, sino que había ido a visitar a su madre, que estaba enferma. Él también enfermó por el camino y murió unas semanas más tarde. La condesa Catalina trajo después a Monforte los restos de su esposo y su suegra.

-¿Fue en esa época cuando decidieron fundar el convento de Santa Clara?

-Eso era algo que ya tenían planeado cuando se fueron a vivir al virreinato de Nápoles en 1610. Allí adquirieron muchas piezas artísticas y relicarios para legarlos al futuro convento, que hoy se conservan en el Museo de Arte Sacro monfortino. Cuando volvieron a Monforte dieron impulso a ese proyecto. La comunidad religiosa se fundó con unas monjas clarisas que los condes hicieron venir de Lerma, en Burgos. El convento estuvo situado al principio en unas casas de la calle Falagueira, que es donde estuvieron enterrados primeramente el conde y su madre. Las monjas se fueron después al convento actual y las sepulturas también fueron trasladadas.

-¿Cómo estaba en ese período la industria local de la seda que intentó promover el conde?

-El cultivo de la seda en Monforte ya había empezado antes, cuando el conde vivía en Madrid. Por entonces contrató a un especialista murciano en producción de seda, lo envió a Monforte y le encargó a su administrador que se ocupase de atenderlo y que le ayudase a buscar los terrenos más aptos para plantar las moreras. En los últimos años de vida del conde, cuando volvió a Monforte, esa industria ya se estaba desarrollando. Pedro Fernández de Castro envió también a Monforte a un tintorero de Madrid para que enseñase a los monfortinos las técnicas para teñir las sedas. El conde conocía muy bien el valor de ese producto, porque en Nápoles adquirió grandes cantidades de cortinajes y otras piezas de seda, y quería que esa actividad enriqueciese al pueblo de Monforte.

«En una carta dijo que sentía no haber venido antes»

Según indica Sáez, los últimos años de estancia del séptimo conde de Lemos en Monforte dejaron un importante rastro de documentos escritos, muchos de los cuales nunca se publicaron.

-¿El conde dejó testimonios escritos de su vida en Monforte?

-Sí, por ejemplo en una carta que escribió a un primo suyo, en la que afirmaba que estaba encantado de vivir en Monforte y que sentía no haber venido antes. Decía también que estaba contento de haberse alejado de la corte real y de los líos políticos que tuvo allí y que le hicieron caer en desgracia. En Monforte llevó una vida tranquila, descansando, leyendo y escribiendo.

-¿Queda mucho por estudiar sobre estos personajes en los documentos históricos de aquella época?

-Hay mucha documentación sobre el séptimo conde de Lemos que no está suficientemente estudiada ni publicada, tanto en los archivos históricos de España como en los Italia. Prácticamente todo lo que hacían los condes y otros personajes destacados de esos tiempos quedaba reflejado por escrito de una u otra manera. Aunque muchos de esos documentos se perdieron en guerras o incendios, o por estar guardados en sitios inadecuados, lo que se conservó es mucho y una gran parte todavía no se conoce. Llevo mucho tiempo investigando sobre el séptimo conde y sigo descubriendo cosas nuevas, como la correspondencia que mantuvo con su madre. Esas cartas no solo ayudan a conocer mejor al conde y la época en que vivió, sino que además están escritas con mucha elegancia.