Un instituto contrató seguridad privada para identificar a unos gamberros

Carlos Cortés
carlos cortés MONFORTE / LA VOZ

LEMOS

No disponible

El centro sufría actos de vandalismo que provocaron importantes destrozos

28 feb 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

Un instituto de Chantada recurió a un servicio de seguridad privada para tratar de identificar a unos gamberros que se dedicaban a provocar destrozos en sus instalaciones. El método dio resultado y los autores de estos actos vandálicos resultaron ser unos alumnos del centro. Los culpables están ahora expedientados.

Los actos vandálicos empezaron a producirse hace aproximadamente dos meses y se repitieron en varias ocasiones hasta que los responsables del centro decidieron tomar medidas. Todos los estamentos oficiales implicados guardan silencio sobre este asunto porque los jóvenes que están considerados como responsables de estos destrozos son menores de edad y nadie quiere dar pistas que permitan identificarlos públicamente. Estos hechos se produjeron en el instituto Lama das Quendas.

Más luz por la noche

Los destrozos se producían generalmente durante las noches y en ocasiones los fines de semana, aunque no siempre. Los autores se dedicaban a romper cristales en el edificio central del instituto y también en la pista deportiva cubierta. Nunca se produjeron robos ni ningún otro tipo de daños diferentes a los de los cristales, pero a base de repetirse los ataques llegaron a suponer una seria preocupación y un problema económico importante.

Según las fuentes consultadas, la reposición de los cristales rotos pudo suponer unos gastos cercano a los 2.000 euros. A eso habría que sumarle la inversión efectuada por el instituto en seguridad pasiva y en el sistema de vigilancia que finalmente permitió poner nombre a los responsables de estos actos de gamberrismo. En cuanto a la seguridad pasiva, el centro optó por colocar un nuevo sistema de iluminación del edificio, que obliga a posibles gamberros a exponerse más si quieren provocar destrozos durante la noche.

Pero el centro también optó por contratar a una empresa privada de seguridad a la que encomendó la misión de averiguar quiénes eran los que estaban haciendo aquello. El sistema de vigilancia instalado por esta empresa y las pesquisas realizadas tras su puesta en funcionamiento permitieron averiguar que los gamberros eran unos estudiantes matriculados en el instituto.

Al parecer, no hay ninguna denuncia presentada por estos hechos ni en el juzgado de Chantada, ni en la Guardia Civil ni en la Policía Local. El instituto ha preferido resolver el suceso mediante los cauces internos y con la apertura de expedientes disciplinarios a los estudiantes implicados.

Esta es la primera vez en mucho tiempo que se producen actos vandálicos de esta envergadura en este instituto chantadino de educación secundaria, un centro que por lo demás no sufre episodios de conflictividad estudiantil significativos.