Colocan barreras para controlar la fuga de fuel del barco hundido en el Sil

Carlos Cortés
carlos cortés MONFORTE

LEMOS

CARLOS CORTÉS

La Confederacion Hidrográfica no descarta acordonar todo este tramo del río

21 dic 2017 . Actualizado a las 19:26 h.

La mancha de combustible que se puede ver en el tramo del río Sil próximo al puente de A Abeleda no remite. Más de diez días después del hundimiento de un barco turístico amarrado en esta zona, la Confederación Hidrográfica Miño-Sil ha decididido instalar barreras anticontaminación para tratar de evitar que el fuel se extienda aguas abajo.

Técnicos de este departamento dependiente del Ministerio de Medio Ambiente, apoyados por personal de la empresa Tragsa, colocaron ayer en el agua aproximadamente cien metros de barreras compuestas por material absorbente. Las mangas parten de la margen derecha del río, la que pertenece a los municipios de Monforte y Sober y alcanzan aproximadamente la mitad del ancho del cauce. Esa es la zona en la que se aprecia una mayor concentración de fuel. El trabajo de instalación de este dispositivo empezó a las dos de la tarde y se prolongó durante varias horas.

Los especialistas de la confederación hidrográfica vigilan el río desde que se produjo el naufragio del barco. Si hoy comprueban que las barreras ya instaladas no son suficientes, colocarán más hasta completar un cerco de orilla a orilla.

El barco Garoa se hundió el fin de semana del día 16, en coincidencia con la borrasca Ana, que trajo lluvias intensas y fuertes vientos. La embarcación llevaba ya un tiempo con su línea de flotación demasiado baja, pero todo apunta a que la crecida de nivel del río que se produjo de forma brusca el fin de semana de la borrasca metió agua en el casco y acabó por hacerlo naufragar.

Los primeros dias tras el hun dimiento del Garoa, una embarcación de uso turístico que llevaba años amarrada en esa zona sin que hubiese llegado a entrar en servicio, las manchas de fuel se mezclaban con el lodo y la gran cantidad de material vegetal que acabó en el Sil arrastrado por las fuertes lluvias. Fuentes de la confederación hidrográfica apuntaron en aquel momento que no estaba claro si el combustible procedía del barco hundido o venía de aguas arriba, mezclado con el lodo.

Manchas irisadas en la zona en la que se encuentra la embarcación

A pesar de que en la confederación hidrográfica no han confirmado aún que el combustible que se ve en el río proceda de los depósitos del Garoa, lo cierto es que estos días ya no queda rastro de la acumulación de lodo y ramas de las crecidas y las manchas irisadas siguen ahí. De hecho, los primeros días se veía combustible en círculos, como se ve en la foto de la izquierda, lo que indica que procede de alguna fuga del fondo.

Los dueños tienen que encargarse de reflotar el pecio, o de pagar el coste de la operación

El barco Garoa sigue en el mismo sitio en el que se hundió hace más de una semana. Su naufragio fue lento y en los primeros días se veía claramente su contorno, a pesar de estar completamente sumergido. A medida que se deslizó hacia el fondo fue dejando de verse, hasta que ahora desde la orilla ya no es posible saber exactamente en qué punto se encuentra. La legislación actual hace responsables a los propietarios de la embarcación de su rescate del fondo del río. Dejarlo donde está no es una opción.

En caso de que por cualquier razón, los dueños no quieran o no pueda reflotarlo, el Ministerio de Medio Ambiente se encargará de la operación a través de la Confederación Hidrográfica Miño-Sil. Eso sí, la factura resultante tendrían que pagarla los propietarios del barco.