Una noche con el fuego en la puerta de casa

Carlos Cortés
carlos cortés MONFORTE / LA VOZ

LEMOS

ALBERTO LÓPEZ

Desalojos y tensión en Monforte y A Pobra do Brollón tras cuatro incendios encadenados

17 oct 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

Cientos de residentes en la zona limítrofe entre Monforte y A Pobra do Brollón pasaron en vela la madrugada de ayer, entre el humo del fuego que ardía en el monte y el miedo a que las llamas llegasen a sus casas. Cuatro incendios consecutivos provocaron el caos en las parroquias monfortinas de Bascós y Chavaga y en la de Cereixa, en A Pobra do Brollón. En Monforte y sus alrededores soplaba en esos momentos un viento intenso que facilita la propagación del fuego, pero nadie sobre el terreno pensó que todos los rebrotes que llegaron después del primero fuesen algo casual.

El primer aviso de incendio llegó a los servicios de extinción a las ocho y media de la tarde del domingo. Ardía monte en la parroquia monfortina de Bascós. Habían aparecido llamas en la margen derecha de la N-120, sentido Ponferrada, y hacía allí salieron cuatro brigadas forestales y los bomberos de Monforte, además de patrullas de las policías local y nacional y de la Guardia Civil. Aproximadamente dos horas después, lo tenían prácticamente controlado pero saltó otra alerta.

Había prendido otro foco en el lado contrario de la N-120, entre esta carretera y el pueblo de Chavaga, y a unos cuatrocientos metros de distancia del primero. Prácticamente en ese mismo momento le llega a las brigadas forestales el aviso de que en O Saviñao acababa de empezar un incendio junto al cementerio de Escairón. Una parte de las brigadas desplazadas a Monforte se marchan entonces a Escairón y las que quedan tienen que dividirse entre el primer punto de fuego todavía encedido y el nuevo que ardía con fuerza.

El tercero, en Repil

A medianoche, los dos estaban bajo control y bomberos y brigadistas se preparaban para volver a sus bases, pero entonces empezó a arder en Repil, a unos cientos de metros de distancia y justo en el límite entre A Pobra do Brollón y Monforte. Cuando los primeros bomberos llegaron a ese tercer foco, el fuego había quemado una superficie aproximada de cuarenta metros de ancho por cien de largo. A las dos menos cuarto de la mañana, lo dieron por sofocado.

El alcalde de Monforte, José Tomé, que había seguido las labores de extinción sobre el terreno desde el principio, decidió en ese momento marcharse a su casa. En cuanto llegó recibió una llamada de la Policía Local. «Avisábanme -explicaba ayer por la tarde- de que había outro incendio entre a vía do tren e o Alto de Chavaga que avanzaba rápido cara ás casas». Tomé está convencido de que el menos ese cuarto foco de fuego no fue provocado por chispas desplazadas por el viento: «Entre o foco de Bascós e ese que acababa de saír estaban a estrada e a vía do tren, alguén o puxo».

Ese fuego apareció en la base de una montaña y avanzó ladera arriba, empujado por el viento que esa noche sopló en Monforte con rachas de hasta sesenta kilómetros por hora. Entre las tres y las cinco de la mañana, la situación llegó a ser realmente peligrosa para la aldea de Ríos. Las llamas eran muy altas y el fuego devoraba terreno a mucha velocidad. El alcalde decidió ordenar la evacuación de las tres casas de Ríos y de otra más que está junto a la iglesia de Chavaga.

Algunos de los vecinos afectados -alrededor de una docena- sacaron documentación, ropa y algunos electrodomésticos de sus casas y los metieron en sus coches. Otros simplemente salieron con lo puesto y confiando en que finalmente pudiesen dormir en sus casas. El momento crítico duró aproximadamente entre las tres y las cinco de la mañana. En esas dos horas de angustia, todos los esfuerzos se centraron en salvar las casas más expuestas a las llamas. Al final, ninguna propiedad sufrió daños. En las paredes de la iglesia de Chavaga se veían por la mañana las manchas negras que habían dejado las llamas. Estuvieron muy cerca.

Amanecer sin peligro

Al amanecer, ya no había ninguna zona poblada en peligro, pero las llamas se había extendido por los montes hasta formarse tres incendios distintos entre Monforte y A Pobra do Brollón. El más activo era el que había nacido de los restos del tercer foco, el de Repil. Su frente avanzó hacia la parroquia de Cereixa, en A Pobra do Brollón, y la cola hacia Outeiro, en Chavaga. Para cortar su progresión hacia las casas de Outeiro, los responsables del dispositivo de extinción utilizaron un buldócer para abrir un cortafuegos.

Muchos vecinos pasaron la noche en vela y por la mañana trataban de ayudar a los bomberos. Como Francisco Manuel Vázquez, que había pasado horas vigilando «na aira da casa e mirando para o monte». A media mañana y con una hoz en la mano explicaba a los integrantes de dos brigadas desplazadas desde Betanzos por dónde podían meter un camión cisterna para apagar un foco que ardía cerca de su casa en A Barxa.

Mientras tanto, en la vecina parroquia de Cereixa los vecinos clamaron toda la mañana contra la escasez de medios para atajar el fuego. Ante el miedo de que pasase allí lo que había sucedido durante la noche en Chavaga, muchos salieron de sus casas con mangueras domésticas y batefuegos improvisados. Un grupo de ellos empleó un tractor para improvisar un cortafuegos de abono en el linde de un bosque de robles que estaba en llamas.

Por la tarde, los responsables del dispositivo de extinción confiaban al menos controlar antes de que se hiciese de noche los dos incendios que ardían en Chavaga.

Dos carreteras cortadas

Los incendios entre Monforte y A Pobra do Brollón obligaron a cortar dos carreteras durante parte de la mañana. Se trata de la N-120 y de la que une A Pobra do Bóveda. En los dos casos , la Guardia Civil decidió cortarlas durante varias horas porque la humareda de los incendios reducía mucho la visibilidad. A partir de media mañana, la circulación quedó restablecida en las dos carreteras.