El caudal de los ríos lucenses, bajo mínimos

Suso Varela Pérez
suso varela LUGO / LA VOZ

LEMOS

Río Cabe, en Monforte. Antes de entrar en el centro de la ciudad el caudal apenas supera los 20 centímetros.
Río Cabe, en Monforte. Antes de entrar en el centro de la ciudad el caudal apenas supera los 20 centímetros. CARLOS CORTÉS

Hasta nueve cauces de la cuenca Miño-Sil entran en el otoño con un nivel por debajo del habitual

24 sep 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

Los ríos que gestiona la Confederación Hidrográfica Miño-Sil están bajo mínimos. Tres de ellos, según los datos que maneja el organismo del Ministerio de Medio Ambiente, llevan un caudal muy bajo, con valores inferiores a los diez centímetros de nivel y con caudales con metros cúbicos por debajo de la media. Se trata de los ríos Narla, en Gondai; Sarria, en A Pobra de San Xiao; y Neira, en O Páramo. Además, hay otros ocho puntos de detención de seis ríos (Miño, Azúmara, Ladra, Cabe, Lor y Parga) con niveles bajos (ver cuadro adjunto).

Las reservas hidrológicas de la cuenca del Miño-Sil se encuentran en un 50%, cuando hace justo un año estaban en el 53,1%, un dato que en su momento ya marcaba una situación crítica de peligro de sequía. Por estos datos actuales, la Confederación Hidrográfica mantiene la situación de prealerta por sequía, pero como pasen más días sin precipitaciones de cierta relevancia, en octubre se podría activar la alerta, lo que conllevaría una serie de restricciones y recomendaciones a los concellos aún mayores de las actuales.

Esta semana, Meteogalicia emitía su informe sobre el verano, destacando que había sido muy seco, con gran parte de los municipios del centro y el sur de la provincia con precipitaciones inferiores a los 100 litros por metro cuadrado en los más de 90 días del estío. Solo A Mariña, Os Ancares y O Courel tuvieron cifras de lluvia por encima de los 100.

Pero a modo de ejemplo, la estación meteorológica del Campus de Lugo registró en el verano 73 litros por metro cuadrado. La lluvia pasó de un litro en solo 15 días y solo hubo una jornada, en agosto, donde llovió por encima de los 10 litros. El balance hídrico de la capital (la diferencia del agua que entra y la que se marcha) es negativo desde abril. Este panorama está dejando imágenes de ríos secos, pozos sin agua, traídas achicadas, prados sin verde y jardines sin hierba.