De las refinerías de petróleo de Omán al viñedo heroico de la Ribeira Sacra

Luis Díaz
LUIS DÍAZ MONFORTE / LA VOZ

LEMOS

ROI FERNÁNDEZ

Francisco Prego, ingeniero venezolano de raíces gallegas, se estrena como bodeguero

25 may 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

Hay vinos y vinos. Gaela, por muchos motivos, no es uno más. Su singularidad tiene que ver con el carácter de las viejas cepas en las que maduran las uvas. Pero también con la pasión del artífice del proyecto, el ingeniero venezolano Francisco Prego. Segunda generación de una familia de emigrantes originaria de Pontedeume, conoció el vértigo de los bancales de la Ribeira Sacra hace diecisiete años en su primer viaje a Galicia. La profesión le llevó desde entonces por varios países de Sudamérica, el sultanato de Omán -allí trabajó para una petrolera- y la ciudad alemana de Düsseldorf, donde vive desde hace dos años. Encontró tiempo para comprar los viñedos de la ribera del Miño de los que saldrán sus vinos de finca.

Prego tiene fama de ser un buen conocedor de vinos de todo el mundo, pero nada más entrar en conversación se quita importancia. «No llego a tanto. Solo soy un apasionado del vino, que es algo que le debo a mi abuelo. Al llegar emigrado a Venezuela abrió una cafetería y luego un restaurante. No recuerdo verlo comer sin una copa de vino en la mesa. Quería que conociésemos Galicia y gracias a él pude descubrir esta tierras», dice de regreso a la Ribeira Sacra. Ahora como bodeguero, porque esta tarde el Centro do Viño da Ribeira Sacra acoge la presentación de su primer tinto de finca, Gaela A Raña 2015.

A Raña es una viña de la ribera del Miño, situada en la margen del río perteneciente al municipio de O Saviñao, en la ladera de Diomondi. Se la compró al enólogo chantadino Roberto Regal, que le asesora en este proyecto y cede las instalaciones para el proceso de elaboración. En los próximos meses saldrán de su bodega de Ponte Mourulle otros dos vinos con la etiqueta de Gaela. Un segundo tinto -Os Queixeiros- procedente de un viñedo ubicado en Líncora, del lado de Chantada, y un blanco -Dos Orillas- en el que se mezclan uvas de ambas parcelas. Las adquisiciones de las viñas se cerraron en el año 2014, cuando Prego viajó por segundo vez a la Ribeira Sacra. «Fue algo pasional, romántico. Desciendo de emigrantes y viajé por muchos países, por eso que me siento un poco extranjero en todas partes. Creo que el viñedo me ayuda a echar raíces», explica.

Una historia milenaria

De su primera visita a la zona, con la que no guarda ningún vínculo, recuerda el fuerte impacto que le causó el viñedo en bancales. «Fue una sensación muy especial, como estar delante las pirámides de Egipto. No hay muchos viñedos con una historia que viene de la época de los romanos», dice Prego. Ribeira Sacra guarda, a su juicio, cierto paralelismo con la región vitícola del Mosela. Otra cosa es la proyección internacional de ambas zonas. «Los vinos gallegos viven un momento apasionante, pero en las tiendas de los aeropuertos lo que se ven son marcas de Rioja y de Ribera del Duero», se queja. Para ganar mercado en el exterior, su receta parece sencilla: «Hay que hacer vino artesanal, aquí no valen cisternas y mangueras hidráulicas».

Dos italianos y un estadounidense desarrollan otros proyectos similares

La nueva bodega de Roberto Regal en Ponte Mourulle, en el municipio de Taboada, sirve de base de operaciones para otros proyectos similares al que puso en marcha Francisco Prego. Todos tienen en común que la uva procede de viñedos de cultivo ecológico arrendados o adquiridos al enólogo chantadino. De viñas de Regal salen los vinos que elabora el estadounidense Zach Elfman en Ribeira Sacra con la etiqueta Mission. También la marca Nomad, de los italianos Waltter Podda y Giuseppe Egitto, y los tintos que produce en esta zona el bodeguero de Rías Baixas Alberto Nanclares.

Regal define Gaela A Raña como un vino de «moitísimo recorrido en botella», gracias a una cosecha en la que la uva tuvo una muy buena maduración. «En aromas ten moita froita e as notas de especias propias do alicante. En boca ten moita potencia. É un viño moi feito, pero gañará co tempo», dice el enólogo.