Nueva presentación para el Crismón de Quiroga a los 130 años de su hallazgo

Francisco Albo
fRANCISCO ALBO QUIROGA / LA VOZ

LEMOS

ALBERTO LÓPEZ

El Museo Diocesano volverá a mostrar al público la pieza en unas condiciones que se diseñaron con gran detenimiento

11 mar 2017 . Actualizado a las 22:38 h.

Este año se cumple el 130 aniversario del hallazgo del Crismón de Quiroga, una de las piezas más singulares de arte paleocristiano de Galicia y de toda Europa. Coincidiendo con ello, el Museo Diocesano de la catedral de Lugo -donde se guarda la valiosa pieza desde 1925- se prepara para mostrarla de nuevo al público en unas condiciones que se pretende que sean considerablemente mejores que antes. El crismón podrá verse de nuevo cuando reabra el museo tras un cierre prolongado, debido a unas intensas obras de reforma y reorganización. Los responsables cuentan tenerlo ya abierto para la festividad de Corpus Christi, el 15 de junio, aunque la fecha de reapertura aún no se ha fijado.

El delegado de patrimonio histórico del obispado, César Carnero, señala que la nueva presentación museística del crismón se ha estudiado de forma minuciosa. En un principio se barajó exhibirlo en posición horizontal, ya que algunos especialistas opinan que pudo servir como mesa para depositar el pan y el vino en la liturgia. Así pensaba el arqueólogo alemán Helmut Schlunk, que lo descubrió en 1887 en la iglesia de la parroquia de A Ermida. «Pero esa hipótesis no es compartida por todos, así que al final se optó por no colocarlo horizontalmente», dice Carnero.

También se descartó situarlo en posición vertical y adosado a una pared, tal como estuvo durante muchos años en diversos rincones del museo. Para ello -señala Carnero- es necesario sujetarlo con anclajes metálicos que ocultan pequeñas partes del disco de mármol y lo que se quiere es que pueda contemplarse de forma íntegra.

Inclinado y bien iluminado

La solución escogida consiste en colocarlo en posición inclinada y con una iluminación diseñada para que permita apreciar bien todos sus aspectos. En especial los restos de la pintura roja que resaltaba las letras talladas en el contorno del disco, que componen una frase en latín. Esta policromía era común en las inscripciones romanas de la época bajoimperial. «La pintura es muy tenue y no se puede distinguir si la pieza no está bien iluminada y no se observa de determinada manera», apunta Carnero.

Durante meses, el disco de mármol solo fue visto por investigadores

Aunque el museo diocesano lucense ha estado cerrado y desmontado durante cerca de tres años, el Crismón de Quiroga no permaneció durante todo este tiempo fuera la vista del público. Hasta hace unos nueve meses, la pieza fue expuesta en una vitrina situada en una parte del museo que fue la última en la que se realizaron las obras de reforma. El lugar formaba parte del circuito de visita de la torre de la catedral, por lo que el crismón pudo ser visto por muchas personas.

Una vez que comenzaron los trabajos en esta parte del museo, el crismón fue embalado con las medidas de seguridad habituales en las piezas arqueológicas y artísticas de valor excepcional. Sin embargo, durante los meses en los que no se mostró en público, el obispado lo mantuvo al alcance de los investigadores que pidieron examinarlo. Fue el caso de uno de los autores de la nueva edición del Corpus Inscriptionum Latinarum -Corpus de Inscripciones Latinas-, una publicación de la Real Academia de la Historia.

Expuesto en Santiago

Con anterioridad al inicio de las obras del museo, en el 2012, el crismón se mostró en Santiago en la exposición Gallaecia Petera. Fue la primera vez que salió del museo lucense desde que en entró en él en la década de 1920. Mientras dejó de exhibirse en público, fue posible ver dos réplicas que se muestran en el edificio del auditorio municipal de Quiroga y en la iglesia parroquial de A Ermida, donde el original estuvo posiblemente durante siglos.