Pena das Donas envejecerá godello bajo una batea en Muros

p. c. RIBEIRA / LA VOZ

LEMOS

CARMELA QUEIJEIRO

La bodega de Pantón también tiene previsto experimentar con tintos de mencía

03 mar 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

Tierra y mar se aliarán en un proyecto enológico que busca sacar al mercado, este mismo año, un nuevo producto. Se trata de un vino envejecido durante seis meses en una jaula submarina. La idea partió de una bodega de la Ribeira Sacra Pena das Donas, cuyas vides crecen a orillas del Sil en la parroquia de Pombeiro, en el municipio de Pantón, y la ría elegida para sacar partido a sus caldos ha sido la de Muros.

Este mismo mes tienen previsto sumergir en una batea mejillonera de Muros, a unos 15 metros de profundidad, 250 botellas: 200 de godello, 25 de un mencía joven y otras 25 de su mencía de barrica. «La maduración de los vinos sumergidos es más lenta, por la falta de oxígeno, y la salinidad propia del mar da un toque propio y sutil», indica el propietario de Pena das Donas, Óscar Vázquez.

En septiembre tiene previsto comercializar el godello resultante con el nombre de Punta Minchocas, haciendo un guiño al nombre popular que recibe la zona en donde se llevará a cabo la inmersión y en homenaje al bateeiro que colaborará en el proyecto, José Ramón Lado Lago.

Catas controladas

El enólogo que lleva los vinos de Pena das Donas Julio Ponce se encargará de hacer catas cada tres meses para estudiar la evolución del vino, controlando aspectos como la temperatura, luminosidad y presión. Y es que el objetivo no es solo sacar un godello mecido en la ría, sino también un mencía. Los tintos estarán hasta quince meses bajo el mar y sujetos a las pruebas pertinentes para analizar cómo envejecen en estas condiciones, abriendo las puertas a nuevas líneas de comercialización.

El mayor reto, explica Emilio Calo Rama, un carnotano vinculado a la rama de la hostelería que hizo de contacto entre el bateeiro muradano y la bodega lucense, es el etiquetado. Y es que una vez bajen las botellas en la jaula al mar deberán estar ya debidamente identificadas con los sellos que debe aprobar el consejo regulador de la denominación de origen, que exige que salgan los vinos etiquetados de la bodega.

Es por ello que se estudian dos vías, indica Vázquez, bien una etiqueta especial de polipropileno resistente al agua o una impresión en un neopreno adhesivo. Además, habría que forrar con un protector de plástico las botellas para asegurar su estanqueidad, al tiempo que ayuda a eliminar las conchas que se adhieran a ellas y evitar su deterioro por la acción de la fauna y flora marina.