La superficie de viñedo cae al nivel de hace diez años en Ribeira Sacra

Luis Díaz
LUIS DÍAZ MONFORTE / LA VOZ

LEMOS

El censo de viticultores es el más bajo desde el 2000 por falta de relevo generacional

07 feb 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

El consejo regulador de Ribeira Sacra incorporó a su página web los datos más recientes sobre superficie de viñedo acogida a la denominación de origen. Las últimas estadísticas corresponden al año 2016, en el que estaban censadas un total de 1.241 hectáreas. Pese a la popularidad de los vinos y a las plantaciones realizadas por las principales bodegas, la superficie vitícola disminuye en Ribeira Sacra de forma ininterrumpida desde el 2009. La crisis demográfica también pasa factura al censo de viticultores. Son 2.438 los inscritos en el consejo regulador, la cifra más baja desde el 2000.

«A Ribeira Sacra non é so Doade ou Belesar. Hai outras zonas igual de boas para o viñedo que non están nas mesmas condicións», dice el presidente del consejo regulador, José Manuel Rodríguez. Riberas como Doade, Belesar o San Fiz serían la cara amable de la denominación de origen. La demanda de uva y el carácter de segunda vivienda de algunas bodegas garantizan en esos casos la continuidad del viñedo. No sucede lo mismo en Pombeiro o en algunas laderas de O Bibei, donde la superficie vitícola parece perder terreno sin remisión.

Autoabastecerse de uva

Las principales bodegas intuyeron hace tiempo la magnitud del problema demográfico. Incluso las que no querían disponer de viñedo propio acabaron plantándolo para cubrir al menos una parte de sus necesidades de uva. Pese a las nuevas parcelas que se pusieron en producción, la superficie de viñedo está ahora en niveles de hace diez años dentro de la denominación de origen.

«As adegas procuramos concentrar viñedo para que o traballo sexa máis rendible. As zonas peor comunicadas van telo moito máis complicado para sobrevivir no actual contexto demográfico», opina Pedro Rodríguez, de Adega Guímaro, que está recuperando antiguos viñedos en la ribera de San Pedro de Baños. La desaparición de muchas bodegas familiares también condicionará a su juicio, el futuro de buen número de pequeñas parcelas.