«La mencía cambia de Chantada a Amandi, el vino no puede ser igual»

Luis Díaz
luis díaz MONFORTE / LA VOZ

LEMOS

ALBERTO LÓPEZ

El sumiller coruñés es partidario de que las denominaciones reconozcan los matices de sus distintas subzonas

27 dic 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

Concluyó la ronda de presentaciones por Galicia de la Guía de Vinos, Destilados y Bodegas que dirige el coruñés Luis Paadín. Trabaja ya en otros escenarios para la gira Galician Wines, con la que promociona cada nueva publicación. En su agenda más inmediata están asociaciones de sumilleres y alumnos de escuelas de hostelería de Madrid, Asturias y País Vasco. Las catas no solo se harán esta vez por denominaciones de origen, sino también atendiendo a los valles de procedencia de los vinos. «No es lo mismo el albariño de O Salnés que el de O Condado», dice Paadín.

-¿Por qué esa novedad?

-Lo que pasa con el albariño en Rías Baixas es aplicable a las otras denominaciones de Galicia. La mencía tampoco es igual en Amandi que en Chantada, y la treixadura cambia del Avia al Arnoia. Los vinos también tienen que diferenciarse. Hemos hecho catas en escuelas de hostelería y es algo que se capta muy bien. Por eso vamos a apostar por esa fórmula en las presentaciones del Galician Wines.

-¿Sería necesario abrir los reglamentos de los consejos reguladores a ese tipo de matices?

-Creo que no podemos ignorar el modelo de las grandes regiones vitícolas de Europa. El camino, al menos para mí, son los vinos de parcela. Los consejos deberían certificarlos, como certifican otras cosas. No quiere decir que sean vinos mejores ni peores, pero es una forma de vender territorio con la que al final ganamos todos.

La Guía de Vinos, Destilados y Bodegas de Galicia llega a su quinta edición gracias al micromecenazgo. Cada vez más marcas optan a sus premios. En la publicación del 2017, recién salida de la imprenta, hay 194 vinos que obtienen alguna medalla. Son cincuenta más que en la anterior publicación.

-¿Hasta qué punto incidió el perfil de la añada del 2015 en el palmarés de la guía?

-Siempre hay más premiados al aumentar la participación en la guía, pero es cierto que los vinos del 2015 tienen menos aristas que en las dos vendimias anteriores. Los tintos de Ribeira Sacra [una de las zonas que ganan medallas] fueron más limpios y redondos en esa cosecha. Los veo por encima de Valdeorras o Monterrei. Para los blancos fue una añada cómoda, sin llegar a ser espectacular con carácter general.

-Hay un interés creciente por los tintos gallegos. ¿Se estancaron los vinos blancos?

-No lo creo. Mi impresión es que necesitan dar un paso adelante y ahí es donde entran los vinos de parcela. La revolución de los blancos gallegos comenzó hace más de treinta años. En los tintos es algo más reciente y esa diferencia se nota. No me guio por el rollo friki ni por las modas, me importa lo que está en el mercado y funciona.

-¿Qué camino tienen que recorrer los tintos?

-Hay que bajar los rendimientos por hectárea. Y también tener paciencia, porque hay mucho viñedo joven. Si me gustan algunos tintos gallegos de garnacha es por la edad de las cepas de las que procede la uva. Las viñas viejas tienen una mayor regularidad de un año para otro, casi les da igual la cosecha. En cuanto a la elaboración, hace falta que los enólogos afinen más con los tintos. Necesitan un perfil reconocible, aunque cambie la añada. No se pueden hacer vinos que no se parecen en nada de una vendimia a otra.

-¿Vería con buenos ojos una denominación de origen Galicia?

-Estoy a favor de aquello que sirva para promocionar Galicia como país de vinos, pero en contra de darle la forma de una denominación de origen. Creo que el sector tiene otros problemas mucho más urgentes. Por ejemplo, el tema de los precios. Vendemos los vinos muy baratos para todo lo que ofrecen. Hay que pensar que no estamos hablando de un consumo inmediato. Hay vinos sin crianza en madera, sobre todo blancos, que desarrollan su mayor complejidad con cinco o seis años en botella.