A juicio una pareja de Monforte por decenas de robos de ruedas de coches

Carlos Cortés
carlos cortés MONFORTE / LA VOZ

LEMOS

Les imputan casi 40 delitos cometidos en la calle, en garajes o en talleres mecánicos

29 nov 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

Una pareja de Monforte se sentará esta semana en el banquillo de los acusados como sospechosos de una cadena de robos ocurridos hace ocho años sobre todo en la comarca de Lemos, pero también en otros puntos de la provincia, como Sarria o Vilalba. La Fiscalía los hace responsable de 39 delitos cometidos en nueve meses. En muchos casos, el botín eran las ruedas de coches aparcados en plena calle o dentro de talleres. El valor del material sustraído que no ha sido recuperado por las fuerzas de seguridad ronda los 20.000 euros.

El relato de los hechos que asume como cierto la Fiscalía arranca la noche del 9 al 10 de diciembre del 2008. Siempre según la acusación pública, en algún momento de la madrugada L.P.F. y S.G.V., fueron a la calle Malvarón y desmontaron y se llevaron las cuatro ruedas de un Audi A4 que estaba aparcado en la vía pública. Su propietario lo había dejado en un taller cercano. El segundo suceso que les imputan no se produjo inmediatamente, sino dos meses y medio después. Los ladrones esperaron al 22 de febrero del 2009 y esta vez entraron en dos talleres. En el primero fueron a por un Mercedes y le robaron también las cuatro ruedas. En otro establecimiento mecánico distinto se llevaron ocho ruedas, cuatro de otro Mercedes y las otras de un Seat Toledo.

A partir de ahí, la sucesión de robos se precipitó. El 4 de marzo cuatro ruedas de un BMW aparcado en una calle de A Pobra do Brollón, el 9 otras cuatro de un Renault 25 en Monforte, el 23 cuatro más de un Opel Calibra también en Monforte... A finales de ese mes empezaron a ampliar su radio de acción y sustrajeron las cuatro ruedas de un coche aparcado al lado de una mueblería de Betote, en el municipio de Sarria. Y en abril, llegaron los robos de algo más que ruedas. La Fiscalía los responsabiliza del asalto el día 7 de ese mes a un desguace en Vilalba, en el que fueron sustraídas 22 llantas de aluminio, algo de dinero en metálico y herramientas como sierras mecánicas o una báscula para pesar vehículos.

De la lista de veintitrés robos y dieciséis hurtos que les atribuye el fiscal, se deduce que a partir del mes de mayo empezaron a perder interés por las ruedas y a buscar también otras cosas. Los coches aparcados en la calle, garajes particulares o talleres siguieron siendo su objetivo preferente, pero en vez de dejarlos sin ruedas ahora los desvalijaban por dentro. Buscaban sobre todo reproductores de música, pero no hacían ascos a cualquier otro objeto de valor que pudieran encontrar, como las cuatro motosierras de una empresa maderera que se llevaron a finales de julio de un vehículo aparcado junto a la carretera LU-546 en Maceda (O Corgo).

Una bola reflectante en un club

Prácticamente todos los robos que les imputan se produjeron en coches, talleres o desguaces, pero hay algunas excepciones. También les atribuyen el asalto a finales de agosto de aquel año a una casa deshabitada de A Pobra do Brollón, de la que no llegaron a llevarse nada. Y el que se produjo un día antes en un club nocturno de O Corgo, en el que los ladrones quisieron llevarse una bola reflectante de discoteca. Llegaron a desmontarla, pero se presentó alguien en el recinto del establecimiento y escaparon.

Pueden ser condenados hasta a seis años y medio de cárcel

El juicio contra L.P.F. y su novia S.G.V. se celebrará hoy y mañana empezará en Lugo. Durará dos días porque como se trata de tantos asaltos hay gran cantidad de testigos citados. De partida, la Fiscalía responsabiliza por igual a los dos acusados, a pesar de que reconoce que la mujer se limitaba a esperar en su coche y vigilar mientras el hombre se apoderaba del material que le interesaba. Solicita que le sea impuesta a cada uno una condena de seis años y medio de cárcel (cuatro años y seis meses por robo con fuerza continuado y dos años por hurto, también continuado). Algunos de los objetos robados fueron recuperados por las fuerzas de seguridad después en registros de inmuebles utilizados por los procesados y en su coche.