Vendimiadores por un día...y encantados con la experiencia

Francisco Albo
francisco albo MONFORTE / LA VOZ

LEMOS

Las rutas del Viñobús en la época de recogida de la uva tienen este año una elevada demanda

27 sep 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

El pasado fin de semana se llevaron a cabo las primeras visitas organizadas a los viñedos dentro de la tercera campaña de recorridos en temporada de vendimia que organiza el consorcio turístico de la Ribeira Sacra. En la primera jornada, dos grupos de visitantes tuvieron ocasión de participar en la recogida de las uvas en un viñedo de Vilachá de Salvadur y otro de Quiroga. El domingo, en vista de la situación meteorólogica, la actividad se limitó a un solo grupo. Pero para todos los visitantes la experiencia parece haber sido muy satisfactoria.

En la actividad de Vilachá participaron varios vecinos de A Coruña capital que nunca había tomado parte en una vendimia. La labor se desarrolló en la zona de Val dos Frades, entre los arroyos de As Adegas y Trasmonte. La uva -de diversas variedades- ya había sido recogida en la mayor parte de este viñedo días atrás, pero una zona se dejó expresamente sin vendimiar pera que pudiesen hacerlo los visitantes. «Fue una maravilla», resume uno de ellos, Manuel Rodríguez Roel, quien se apuntó a la visita con su mujer. «Ya conocíamos la zona y nos imaginábamos lo que supone vendimiar en unos lugares tan complicados como estos, pero al comprobarlo por uno mismo se aprecia mucho más el trabajo de los viticultores y el valor que puede tener una botella de vino», comenta. «Es muy interesante conocer desde el principio el proceso de elaboración del vino y poder seguir la trazabilidad del producto», añade.

Conocer también la feria

Rodríguez dice por otro lado que no le importaría repetir la experiencia el año próximo. «Lo que tenemos claro es que queremos venir a la próxima feria del vino de las bodegas centenarias de Vilachá, un sitio que antes no conocíamos y que también nos enseñaron en esta visita», agrega.

También quedó muy satisfecha Macarena Enríquez Sánchez, que viajó con su familia a la Ribeira Sacra. «Me encantó poder ver cómo se hace todo y recoger y pisar las uvas en la bodega», explica. Ella también se plantea volver para la vendimia del año que viene. «Además ya se lo estamos recomendando a toda la gente que conocemos, porque es una experiencia que merece la pena». Otra visitante, que opta por ser identificada simplemente como Loli, resalta por su parte el «trato exquisito» recibido por parte de la bodega Viña Ferreira, que acogió a su grupo.

Las impresiones de estos visitantes concuerdan con la elevada demanda que -según indica la gerente del consorcio turístico, Alexandra Seara- está teniendo la campaña de este año. La entidad ya tiene prácticamente decidido duplicar los viajes en microbús en cada una de las jornadas que faltan, previstas para los dos próximos fines de semana. En todo caso, el límite de personas fijado para cada viaje es de quince. «O ano pasado xa quedou moita xente en lista de espera e este ano pasará o mesmo -apunta-, pero non podemos pasar dese número porque non se pode controlar a tanta xente nun viñedo e ata podería ser perigoso, aínda que sempre se escollen zonas de pendente moderada».

Una decena de bodegas

En la edición de este año participan una decena de bodegas, que deben cumplir ciertas condiciones para sumarse a la iniciativa. «Teñen que contar cun comedor ou cun espazo que poida servir como tal, porque todos os visitantes comen na propia adega ademais de participar na recollida da uva», apunta la gerente. La comida que se les sirve son platos caseros y de preparación rápida, como los que se consumen habitualmente en las vendimias. También deben disponer de una persona que se encargue de atender a los visitantes, guiarlos en la recogida y explicar las características de la zona. De esta tarea se suele ocupar el enólogo de cada bodega. Por otro lado, el viñedo debe estar en una zona de fácil acceso y no muy abrupta.

Para el año próximo, dice Seara, se intentará que entren más bodegas en la oferta. Pero añade que la planificación no es sencilla, ya que depende mucho de las condiciones meteorológicas y el proceso de maduración de la uva.