Transporte pesado sobre un monumento de la minería romana

Francisco Albo
francisco albo QUIROGA / LA VOZ

LEMOS

JESÚS GÓMEZ BESTEIRO

El geólogo Juan Ramón Vidal pide limitar el tráfico en la carretera que pasa por encima del túnel de Montefurado

07 jul 2016 . Actualizado a las 22:45 h.

El director del Instituto Universitario de Xeoloxía de A Coruña, Juan Ramón Vidal Romaní, considera que sería necesario estudiar cuanto antes la adopción de medidas para regular el tráfico en la carretera que pasa justo por encima del túnel romano de Montefurado, en el municipio de Quiroga. El científico indica que por este vial pasan con cierta frecuencia camiones que transportan cargas pesadas y afirma que este tipo de tránsito, si no es controlado de alguna forma, ayudará a empeorar el estado de conservación de la construcción monumental. «Non é que haxa un un risco inminente de que o paso dun camión poida causar un derrumbe, pero é evidente que facer pasar grandes cargas por enriba do túnel contribúe ao deterioro paulatino da estrutura», puntualiza.

Vidal explica que durante una visita que realizó el pasado mayo al lugar acompañado por el también geólogo Jesús Gómez Besteiro y por dos ingenieros de minas pudo ser testigo del paso de camiones cargados de troncos por la mencionada carretera. «O mellor sería buscar unha ruta alternativa para que eses e outros vehículos pesados non circulen sobre o túnel e se non é posible pechar a estrada ao tráfico rodado, polo menos habería que limitar o peso das cargas», apunta. El geólogo señala por otra parte que el túnel de Montefurado está lejos de ser la única construcción de la época romana que sufre un tráfico para el que no fue concebido. «Non temos máis que mirar a ponte de Alcántara en Cáceres ou a ponte do Bibei na Pobra de Trives, que seguen hoxe incorporadas á rede nacional de estradas», indica a este respecto. A su parecer, «todo o mundo parecer ter un interese realmente nulo ou negativo polo futuro da obra dos romanos».

Proyecto de autovía

Por otro lado, Vidal opina que habría que considerar «que é o que pón mais en risco Montefurado, se facer unha autovía a douscentos metros de distancia -en referencia al trazado previsto para la A-76 en la zona- ou non limitar o peso das cargas que se moven por enriba do túnel». El Ayuntamiento de Quiroga presentó hace tiempo una serie de alegaciones al proyecto en las que se mencionaba como un factor negativo la proximidad del proyectado vial al túnel.

En la referida visita a Montefurado, Vidal y sus acompañantes examinaron el estado de conservación de la construcción minera y propusieron una serie de medidas para favorecer su conservación. Una de ellas consiste en la eliminación de unos árboles de gran tamaño que crecen por encima de una de las bocas del túnel, cuyas raíces -a juicio de los expertos- pueden abrir fisuras en la roca y provocar la caída de bloques. Asimismo, recomendaron reforzar la roca con anclajes y habilitar unas canalizaciones para impedir que el agua de la lluvia se acumule sobre la parte del monte situada sobre el túnel y se filtre en el subsuelo, acentuando la erosión. A todo ello se añadiría el control del tráfico pesado por el vial que pasa sobre la cavidad. Sin embargo, Vidal dice que desde que se efectuaron aquellas recomendaciones «o Concello de Quiroga non deu sinais de vida». En su opinión, los responsables municipales deberían prestar más atención a estos riesgos: «O Concello preocupouse de forma exemplar por protexer e conservar o pregamento de Campodola e debería preocuparse igualmente polo perigo que supón o paso de vehículos pesados en Montefurado».

El geólogo añade que el túnel minero «é unha construción feita con moito siso e coa intención evidente de que durase moito tempo, e grazas a iso leva aí cerca de dous mil anos, pero hai que ter en conta que non o pode soportar todo e que é preciso que tomar algunhas medidas para asegurar a súa conservación, como se fai con todos os monumentos importantes».

 

derrumbes en el pasado

El túnel de Montefurado no presenta hoy el mismo aspecto que ofreció durante siglos. En tiempos recientes sufrió un derrumbe de limitadas dimensiones en la pared de roca donde se halla la boca de salida. Pero el suceso más grave del que hay constancia se registró a principios de noviembre de 1934. Un gran desplome redujo el túnel de los cerca de 120 metros de longitud que tenía hasta entonces a los 52 que mide en la actualidad