La historia peculiar y casi desconocida del castillo de Carbedo

Francisco Albo
francisco albo QUIROGA / LA VOZ

LEMOS

ALBERTO LÓPEZ

Hace veinte años apareció un estudio sobre el edificio histórico que no ha tenido mucha difusión

09 mar 2016 . Actualizado a las 13:12 h.

Hace ahora veinte años apareció el único libro dedicado al castillo de Carbedo -uno de los monumentos más emblemáticos de la sierra de O Courel-, que fue editado por el servicio de publicaciones de la Diputación lucense. La obra, titulada El castillo de O Courel y la arquitectura militar de la Orden de Santiago en Galicia y escrita por el historiador Julio Vázquez Castro, ha tenido una difusión limitada, aunque aparece citada en alguna página web y en el libro O Courel, de Mercedes Vázquez Saavedra. En consecuencia, la historia de esta fortaleza sigue muy poco conocida a nivel popular y no se aprovecha de cara al turismo. Si bien hoy es difícil encontrar ejemplares impresos de la obra, es posible consultarla en su integridad en el portal digital Academia.edu, donde la editó el propio autor.

El estudio no indica la fecha exacta de la construcción de la fortaleza, pero señala que la mención histórica más antigua que se conoce sobre ella es una carta de donación datada el 25 de marzo de 1181 en la localidad zamorana de Villalpando. Mediante este documento, un hidalgo llamado Nuño Peláez y su mujer Alda cedieron un coto que comprendía este castillo a la orden monástico-militar de Santiago, fundada solo once años antes. Vázquez apunta a este respeto que Carbedo fue «la primera posesión realmente fortificada» con la que contó esta orden en Galicia.

Confiscado por Alfonso IX

Pocos años después de la donación, entre 1198 y 1199, el rey Alfonso IX confiscó el castillo y su coto por motivos que se desconocen, pero la Orden de Santiago lo recuperó hacia 1220. Entre los siglos XIV y XV, Carbedo y las demás fortalezas que tenía esta congregación en Galicia pasaron a depender de la encomienda de A Barra, situada en el actual municipio ourensano de Coles. La orden poseyó también los castillos de Guitiriz, Rocha de Narla-en Friol-, Tronceda -en Castro Caldelas- y Oímbra.

La fortaleza de Carbedo y las milicias armadas que residían en ella estuvieron al mando de alcaides que representaban a la Orden de Santiago. En documentos de los siglos XV y XVI se conservan los nombres de algunos de ellos, como Juan de Montalvo, Pedro Vidal, Nuño de Moseyro, Alonso López, Maçia de Monseiro, Álvaro Pérez y Pedro Guillén.

El autor del estudio apunta que además de ofrecer protección militar al coto de la Orden de Santiago en O Courel y a sus habitantes, el castillo de Carbedo permitía controlar una ruta comercial que pasaba por las cuencas de los ríos Lor y Selmo, uniendo el oriente de la actual provincia de Lugo y la zona sudoccidental de León. Debido al valor estratégico de su posición, Vázquez opina que no sería raro que este lugar hubiese sido utilizado como atalaya antes del siglo XII, incluso en la época romana.

En el el siglo XV, después de la guerra irmandiña, la fortaleza de Carbedo despertó la codicia del conde de Lemos Pedro Álvarez Osorio, que la ocupó durante un tiempo y cobró los tributos del coto. Las quejas que dirigieron por este motivo a la autoridad real la Orden de Santiago y los vecinos quedaron recogidas en una cédula redactada en 1480.

Un baluarte similar a los de Os Ancares que cayó en la ruina a finales del siglo XVI

Una de las fuentes de información en que se basa el estudio de Julio Vázquez consiste en una serie de documentos del siglo XVI redactados por los llamados «visitadores» de la encomienda de A Barra. La misión de estos funcionarios era visitar regularmente los edificios y propiedades de la Orden de Santiago, examinar su estado y comprobar si necesitaban obras de reparación. Gracias a estos informes -el más antiguo es de 1501- se puede saber con gran exactitud cuál era el aspecto de la fortaleza de Carbedo cuando todavía estaba habitada.

En los informes de los visitadores se destacaba especialmente la calidad de la construcción de la puerta principal, superior a la del resto del edificio, fabricado con bloques de pizarra y cal. Al cruzar esta puerta se entraba en un patio de armas donde había un aljibe en el que se almacenaba el agua. En este espacio se hallaba además una construcción sencilla -probablemente de madera- que servía de caballeriza.

Estancias interiores

Desde el patio de armas se accedía a las diferentes dependencias del castillo, como la cocina, el horno, la capilla y una habitación en la que residía el alcaide. La torre del homenaje -no muy alta pero sí muy fuerte- era de planta cuadrada y tenía dos pisos de madera. Entre 1508 y 1515 se le añadió a la fortaleza un torreón circular de tres pisos. En el más bajo había una mazmorra y en los otros, unos aposentos para dormir hechos de madera y barro. En los informes se mencionan algunas de las armas que había en el castillo, como ballestas y un cañón de tipo falconete.

Las últimas obras que se hicieron en Carbedo fueron poco antes de 1558. En 1582 el baluarte ya llevaba un año abandonado y cayendo en la ruina. Los vecinos de la zona, según los documentos, aprovecharon piedras, ventanas y muebles del castillo para arreglar sus propias viviendas.

A juicio del historiador, cuando estaba íntegro, el castillo debía de ofrecer un aspecto muy similar al de las fortalezas de Os Ancares -Doiras, Doncos y Torés- y a las del Bierzo, como las de Corullón, Cornatel y Sarracín.

Una época en la que en la sierra de O Courel hubo dos fortalezas muy próximas entre sí

El estudio de Julio Vázquez indica que, según los testimonios históricos, todo indica que en el siglo XIV hubo dos fortalezas diferentes en la sierra de O Courel. Un documento datado el 7 de abril de 1326 indica que el hidalgo García Rodríguez de Valcárcel había levantado en esa época un baluarte en las cercanías de Esperante desde el que llegó a controlar una buena parte de las posesiones de la Orden de Santiago en O Courel. Más tarde accedió a devolver sus bienes a la congregación y derribar la fortaleza que había construido.

En opinión del historiador, «todo hace sospechar que, aunque se trataría de una construcción situada en un importante punto estratégico, habría sido edificado de un modo rápido y sin pretensiones de ser una gran obra, sino más bien de conseguir un punto fuerte desde el que hostigar y presionar las posesiones usurpadas».

Posibles ubicaciones

El autor del estudio considera que en el entorno de Carbedo y Esperante puede haber dos ubicaciones para la desaparecida fortificación que hizo levantar García Rodríguez de Valcárcel. Una de ellas sería el castro de Torre Cabreira o del monte Cido, en una cota más alta que el castillo de Carbedo. La otra sería el castro de la Devesa do Rei. Vázquez precisa que «en ambos lugares hay restos de edificaciones cuadrangulares de gran tamaño».