El maestro Pituruxelo, barbero y profesor de música

Rodrigo Fernández
roi fernández MONFORTE / LA VOZ

LEMOS

Instrumentista sin formación académica, falleció en el 2003 después de una vida dedicada a la docencia de la música

06 dic 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

Guitarra, bandurria y laúd. Eran los tres instrumentos que enseñaba a tocar Jesús García Novoa. Barbero de oficio y e instrumentista de vocación, aprendió música de forma autodidacta. Cuando en el 2003 falleció a los 85 años, por las clases que impartía en su casa del antiguo Campo da Feira

habían pasado varias generaciones de chantadinos.

Los alumnos siempre acudían a clase en grupos de diez, porque el espacio del aula no daba para más. Se trataba de una habitación con galería en el segundo piso de una casa del antiguo Campo da Feira de Chantada. No son pocos los chantadinos que aún recuerdan el repertorio y tienen memorizadas las letras. Sonaba el «la-la-tón la-la-tón», el primer ejercicio práctico para todo alumno que se iniciaba en las clases de O Pituruxelo, el apodo con el que era conocido el maestro Jesús García. Una vez dominado este ritmo básico que combinaba cuerdas y trastes y se acoplaba la letra. Ya solo quedaba contar y tocar, empezando por «Yo vendo unos ojos negros, quien me los quiere comprar», para pasar después al Pájaro Chogüí y La Jota de la uva.

El orden era siempre el mismo y después del período de iniciación se iban añadiendo piezas, siempre en función de la destreza del pupilo. El árabe, Pasodoble Carrascosa, Maribel, A balada dos sete mariñeiros, San Bernardino, Fantasmas a gogó, y un amplísimo repertorio de la tuna compostelana. Una vez bien ensayado, daba licencia para tocar en el santuario de San Xirxo de Asma el día de la festividad de Fátima con una rondalla que tuvo dos nombres: Reiseñores do Faro y Arboriños do Asma. «Ía de balde, nunca cobrou un can» apunta su viuda, Lucía García López, la mujer que ponía orden en la clase mientras Jesús llegaba de la barbería.

Pero no solamente era Fátima el lugar donde el público escuchaba las guitarras en Chantada. A veces, O Pituruxelo era contratado con sus mejores alumnos para tocar en comuniones, y en las fiestas de San Pedro de Líncora en tiempos del cura Benjamín. Os Faros fue el nombre de un trío de cuerda y acordeón anterior a las rondallas, del que formaron parte José Juan Balboa, el profesor Jesús García Novoa y Manuel Ángel Méndez Blanco.