El viaje a Ourense atravesando la N-VI por Lugo, la N-547 hasta Guntín, la N-540 hasta Cambeo y la N-525 hasta la ciudad de las Burgas es un batiburrillo de lo que suponen en el 2015 las carreteras nacionales en Galicia. Trazados construidos en los años setenta y ochenta sobre viejos viales llenos de curvas y que con el paso de los años han sido remendados -si hubo suerte- con parches. La siniestralidad que fue en aumento en estas nacionales obligó a instalar las señales de limitación de velocidad, dejando el viaje a Santiago a 70 por hora y este de Ourense en 80 en la gran mayoría del trayecto. En los casi 99 kilómetros solo hay un radar fijo, en la N-525 en el kilómetro 242, en Coles, donde por cierto hay ¡un doble carril de adelantamiento a 70 por hora durante 10 kilómetros!