Madrid-Lugo: 7 horas con «paradas turísticas» a velocidades de peregrino

DIEGO PARDO / M.C. LUGO / LA VOZ

LEMOS

OSCAR CELA

La única alegría de viajar en Renfe es cobrar el reintegro por 20 minutos de retraso

29 sep 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

Hace justo una semana, el pasado martes, me aventuré a volver a Lugo, procedente de Madrid, en Renfe. Arriesgué. Si ya es difícil llegar a plantearse viajar en tren con salida o destino a una Galicia sin AVE, mejor quedarse en el simple amago de llegar a calificar el actual servicio ferroviario a Lugo. Disfruté de un viaje de siete horas, con retraso, cambios de sentido de la marcha y paradas de 20 minutos sin aparente lógica para el viajero, en lo que el Ministerio de Fomento definiría como una experiencia propia de aquella campaña publicitaria, bajo el nombre «acortando distancias, acercando personas».

Apearme en Lugo, es justo decir que me estacionó, pero después de siete largas horas, que ni el peor servicio de autobuses tarda en unir las dos capitales, es difícil entender la primera parte del lema. El «acortar distancias» no llega ni a proyecto de metáfora para los lucenses.

Mi única alegría: llegamos tarde. Sí, resulta extraño, mas cuando un viajero habitualmente busca que su viaje sea puntual. Pero la verdad, en un viaje tedioso de siete horas, poco supone esperar los afortunados 20 minutos del retraso en la hora de llegada a Lugo y que dan derecho a una indemnización del 25%. 5,25 euros que ya tengo de nuevo en mi humilde tarjeta de plástico tras abonar 21 euros por un billete en clase Preferente, en oferta y comprado dos semanas antes.

Las salidas, por aquello de que son el comienzo, suelen ser puntuales. En hora, a las 12.10, partimos de la estación Madrid-Chamartín en un Alvia Serie 730. Según Renfe, puede alcanzar velocidades punta entre los 180 y los 220 kilómetros a la hora.

No mienten. A una velocidad cercana a la máxima, hicimos los cien primeros kilómetros a Segovia en apenas 20 minutos. A la hora estábamos en Medina del Campo. Paisaje más seco que el espléndido verde gallego, pero emocionado por las altas velocidades que alcanzan los ferrocarriles españoles.

Paradas ficticias

Todavía quedaban seis horas de trayecto y el entusiasmo se acabó en Medina. A dos kilómetros del pueblo castellano, viví la primera de las paradas de cerca de 20 minutos en medio de la nada y que se repiten durante todo el trayecto. Las enumero en un proyecto de clase de geografía alternativa: Medina, un lugar indeterminado de Castilla, Carbajales de Alba (Zamora) y en Baños de Molgas (Ourense). A 15 minutos de media por parada, los viajeros perdemos, como estaba previsto al comprar el billete, cerca de una hora quietos, sin movernos, parados.

Cambios de sentido

En Medina, también, los viajeros que pagaran más dinero por elegir asiento pensando en ir viendo el paisaje en el sentido de la marcha, se les acabó el chollo. Para salir de la estación y retomar el camino, el tren tiene que dar marcha atrás unos metros en sentido contrario pero que los viajeros padecen hasta Ourense, donde se retoma de nuevo el sentido inicial en otra operación marcha atrás para salir del andén. El lado bueno, vemos la ciudad hermanada por el Miño dos veces, del derecho y del revés.

Alvia no alivia distancias

Que Galicia está lejos de Madrid es algo asumido por todos, pero llamar Alvia al servicio, con las velocidades que implica, es una broma. Salvo el tramo inicial hasta Segovia, en ningún momento pasa de los 120 kilómetros por hora de un turismo. Ya en la prometida Galicia, la media baja a unos tristes 60 kilómetros, capaces de duplicar las distancias en el imaginario del sufrido viajero.

en directo curiosidades del viaje en tren alvia, incluida una devolución de 5 euros

Solos hay dos trenes que bajan a la capital del país: el Alvia de las 10.57 horas y el Trenhotel de las 22.52 horas. El primero tarda en llegar a destino cerca de 7 horas y el segundo supera las 9 horas.

De nuevo, solo dos trenes llegan a la ciudad amurallada: el Alvia de las 12.10 horas y el Trenhotel de las 22.30 horas. Para el primer caso, el viaje dura cerca de 7 horas y respecto al segundo, no llega a las 9 horas.

Independientemente del sentido, en el caso del Alvia, el tren para en: Sarria, Monforte, Ourense, A Gudiña, Puebla de Sanabria, Zamora, Medina del Campo y Segovia.