Fiestas bajo el sol y bajo el fuego

Francisco Albo
francisco albo MONFORTE / LA VOZ

LEMOS

Miles de vecinos de Taboada, Chantada, Sober y Quiroga asistieron a las populares romerías del 8 de septiembre

09 sep 2015 . Actualizado a las 21:26 h.

Como cada año por estas fechas, miles de vecinos del sur lucense participaron ayer en algunos de los festejos más populares que se celebran en la zona a lo largo del año. Los más madrugadores, como de costumbre, fueron los de la parroquia taboadesa de Castelo, donde el lunes por la noche se renovó la espectacular tradición de la Queima das Fachas. Las grandes antorchas confeccionadas con agucios -tallos secos de abrótega o asfódelo- ardieron en lo alto del castro de la localidad bajo la vigilancia de los operarios de los servicios de extinción de incendios. La noche, despejada y tibia, se mostró muy propicia para esta singular celebración

De las romerías que se celebraron ayer, como es habitual, la más populosa fue la de Nosa Señora do Faro, en el célebre santuario que corona el monte. El buen tiempo y el hecho de que ayer fuese fiesta local en Chantada ayudaron a que la afluencia de romeros -entre los que hubo muchos procedentes de la vecina comarca del Deza- fuese si cabe mayor de lo habitual. A primera hora de la mañana, la zona de estacionamiento situada cerca del templo ya estaba abarrotada y los coches tenían que disputarse los sitios en las cunetas. No faltaron los fieles que recorrieron de rodillas el último tramo de camino .

Festejos de los Remedios

En los municipios de Sober y Quiroga lo que se celebró ayer fue la festividad de los Remedios. En el primero de ellos, el santuario de Cadeiras se llenó de romeros que asistieron a los oficios religiosos y disfrutaron de una comida al aire libre y de bailes populares al mediodía y por la tarde. La fiesta vivirá hoy su segunda jornada.

En la parroquia quiroguesa de A Ermida, los peculiares personajes del Meco y las Pampórnigas -de origen inmemorial- desfilaron por las calles antes de la misa grande que se celebró a la una de la tarde. En el atrio de la iglesia, el diabólico Meco atacó durante largo tiempo a los fieles con una escoba de tojos, recogió por el suelo las monedas que le arrojaron y se llevó los manotazos de rigor en el cogote, protegido por una gruesa almohadilla. Al igual que en Cadeiras, esta romería también tendrá continuidad hoy, aunque la afluencia de participantes -como suele ocurrir todos los años- tal vez sea algo menos numerosa que la de ayer.