Cueva de Ceza, una mina para la ciencia en la sierra de O Courel

Francisco Albo
francisco albo QUIROGA / LA VOZ

LEMOS

ECDC

La exploración sistemática de la conocida gruta empezó hace 33 años

11 feb 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

El Espeleo Club de Descenso de Cañoñes (ECDC) difundió en fechas recientes un estudio sobre la cueva de Ceza -cerca de Noceda, en O Courel- en la que se plantea la posibilidad de que esta caverna tuviese en tiempos una entrada diferente de la única que se conoce actualmente, que pudo quedar cerrada por derrumbes naturales hace miles de años. Este trabajo supone el paso más reciente en la investigación de esta cavidad natural, que empezó a ser estudiada a comienzos de los años ochenta del siglo pasado. Desde entonces, la cueva se ha convertido en un referente principal en la espeleología gallega y ha proporcionado importantes hallazgos científicos.

Las primeras exploraciones sistemáticas de la gruta se llevaron a cabo en 1982, dentro de un plan de estudio de las poblaciones gallegas de murciélagos promovido por la Federación Galega de Espeleoloxía y biólogos de la Universidade de Santiago. El trabajo de campo fue realizado por miembros del grupo espeleolóxico coruñés Ártabros. Entre ese año y el siguiente se trazaron los primeros planos topográficos de la cavidad, que incluyeron la llamada Sala da Ilusión, una de las mayores de Galicia. En esa época se registró también la existencia dentro de la cueva de un lago subterráneo que lleva el nombre de Gesa, por las siglas del grupo Ártabros.

Más adelante, en 1994, el grupo espeleológico Arcoia realizó tareas de desobstrucción en cavidades secundarias unidas a la Sala da Ilusión. Entre 1995 y 1996, miembros de varios clubes de espeleología llevaron a cabo las primeras inmersiones en el lago, cuyas dimensiones exactas se desconocen todavía. En el otoño del 2010, espeleobuceadores de la Asociación Xuvenil para o Estudo da Natureza exploraron de nuevo esta masa de agua y alcanzaron una profundidad de trece metros, sin llegar a divisar el fondo. En estas incursiones no se detectó actividad biológica en el lago, aunque no se descarta que pueda albergar organismos microscópicos. En los años siguientes, diversos grupos espeleológicos efectuaron nuevos estudios topográficos que han ayudado a concer mejor la compleja estructura de la gruta.