Un testigo de la vida en la sierra de O Courel tras la Edad de Hielo

Francisco Albo
francisco albo QUIROGA / LA VOZ

LEMOS

CEDIDA

Hace cuatro años apareció en la zona el único fósil gallego del Mesolítico

15 mar 2014 . Actualizado a las 07:05 h.

En marzo del 2010 se dio a conocer el descubrimiento -por parte de investigadores el instituto geológico Isidro Parga Pondal- de un conjunto de restos humanos prehistóricos en la Cova do Uro, en el límite de los municipios de Folgoso do Courel y Pedrafita do Cebreiro. La datación con carbono 14 asignó a estos huesos una edad de entre 8.000 y 9.000 años. Durante un tiempo, este fue el fósil humano más antiguo conocido en Galicia. El récord le fue arrebatado el año pasado por un diente infantil de 17.000 años descubierto en la cueva de Valdavara (Becerreá), pero el hombre de la Cova do Uro sigue ofreciendo un valor científico excepcional.

Al cabo de cuatro años, el fósil de O Courel continúa siendo el único resto humano hallado en Galicia del periodo conocido como Mesolítico, una etapa de gran interés en la que se produjo el tránsito de las sociedades de cazadores-recolectores del Paleolítico a las de agricultores y pastores del Neolítico. El hombre de Cova do Uro es por ahora el representante más occidental de ese periodo prehistórico en el norte de la Península. Otros fósiles humanos de esa época se localizaron en yacimientos de León, Asturias, Cantabria, el País Vasco y Navarra.

Según explica el geólogo Juan Ramón Vidal Romaní, director del instituto Parga Pondal, en los tiempos en que vivió el hombre de Cova do Uro el paisaje de las montañas de O Courel guardaba mucho parecido con el actual, pero también era bastante diferente. Aunque el clima era algo más frío que ahora, hacía ya unos 5.000 años que se habían fundido los glaciares que existieron en las partes más altas de la sierra durante la última Edad de Hielo. La vegetación, que desapareció casi por completo en las etapas de frío más extremo, había vuelto a colonizar el territorio y -según indica el registro de pólenes fósiles- ya existían importantes masas boscosas formadas por abedules, avellanos y otras especies.

Osos, jabalíes y ciervos

La fauna, prácticamente ausente durante la glaciación, también había vuelto a ocupar la sierra y los fósiles hallados en las cuevas de la zona indican que entre las especies de mayor tamaño estaban los osos pardos, los ciervos y los jabalíes. El gran oso de las cavernas, que vivió en la zona en épocas anteriores, ya estaba extinguido por entonces.

Los investigadores creen por otra parte que en la sierra apenas había habitantes humanos en esa época. «Todo indica que la zona estaba despoblada y que los grupos humanos eran poco numerosos y se concentraban en los valles y las tierras bajas, donde la presión demográfica sería muy escasa», explica Vidal Romaní. «En esos territorios la caza seguramente era abundante y no habría mucha necesidad de ir a buscar otros recursos en las tierras altas», añade. El hombre de Cova do Uro fue posiblemente un individuo aislado que murió de forma accidental cuando recorría una zona que en aquellos tiempos debía de estar totalmente deshabitada y que quizá se internó en esas tierras solitarias en busca de piezas de caza.