«Mi bisabuelo empezó haciendo zapatos en la guerra de Cuba»

Francisco Albo
francisco albo MONFORTE / LA VOZ

LEMOS

ALBERTO LÓPEZ

La empresa de calzado Industrias Losal será homenajeada por su trayectoria histórica iniciada a finales del siglo XIX

10 feb 2013 . Actualizado a las 07:00 h.

La empresa de calzado Industrias Losal, regentada actualmente por Gonzalo López Losal, recibirá un homenaje del Centro Comercial Urbano de Monforte por ser el negocio más antiguo de la ciudad. La tienda fue abierta en 1957, pero la fábrica asociada a ella -ambas siguen en activo- data de 1899. Durante todo este tiempo, la empresa ha funcionado de forma ininterrumpida y siempre al mando de la misma familia.

-¿Cómo se fundó la empresa?

-La fábrica la creó mi bisabuelo, José López Rodríguez, cuando regresó de Cuba. Él marchó allí siendo muy joven, con 17 ó 18 años, y empezó en el oficio haciendo zapatos para los mandos militares españoles durante la guerra de independencia cubana. La primera fábrica que abrió en Monforte estuvo en la zona del Malecón y más tarde se trasladó al barrio de Carude. Después pasó a la calle Roberto Baamonde -donde seguimos teniendo hoy la tienda y el almacén- y entre 1975 y 1976 se trasladó a calle Miguel de Cervantes, donde sigue hoy.

-Antes de abrir la tienda, ¿cómo se comercializaba la producción de la fábrica?

-En tiempos los compradores, que eran sobre todo tiendas de calzado de las capitales de provincia, venían directamente a buscar la mercancía a la fábrica. Y durante muchos años, además, la familia iba a vender zapatos a las ferias. Mi abuelo aún las frecuentó mucho, sobre todo en la época en la que se construyeron los embalses del Sil y del Miño. Por entonces había mucha gente trabajando en esas obras y la demanda de calzado era muy alta.

-¿Y dónde están localizados sus mercados actualmente?

-El grueso siempre estuvo en Galicia, pero ya hace mucho tiempo nos empezamos a expandir también por Asturias y otras zonas del norte de España y a partir de los sesenta empezamos a vender en Castilla. A comienzos de los años ochenta iniciamos otra etapa y empezamos a participar en ferias especializadas en Madrid y Cataluña. También hemos hecho algunos pinitos en el extranjero, en ferias de Alemania e Italia. Nos gustaría salir más a los mercados exteriores, pero con la situación económica actual esto no resulta muy fácil.

-¿Qué es lo que más ha caracterizado a sus productos en todo este tiempo?

-Siempre hemos diseñado nuestros propios modelos y seguimos haciéndolo hoy en día. Y también apostamos por un proceso de fabricación, el doble cosido o técnica Goodyear, con el que se producen unos zapatos de gran calidad, resistentes y confortables. Es una técnica laboriosa y también costosa, por lo que nuestros zapatos son algo más caros que otros, pero creemos que es importante mantener esta apuesta por los productos de calidad. Hoy no creo que haya más de medio centenar de empresas en todo el mundo que sigan utilizando esta técnica y esto es algo que nos distingue.

-¿Cuántos modelos diferentes de zapatos habrán salido de la fábrica a lo largo de su historia?

-Es difícil decirlo. Quizá hayamos tenido unos seis mil o siete mil modelos distintos. Actualmente, cada año ponemos a la venta unos doscientos modelos. Como es normal, en cada estación del año la oferta es diferente y la nuestra es algo más variada en las temporadas de otoño e invierno.

-¿Cómo se está llevando la crisis en el sector del calzado?

-Pues un poco como en todos, es decir, que la situación está algo retraída. Con tanta gente en el paro, lógicamente, las ventas no pueden ser como las de antes. Yo calculo que tardaremos una década en volver a los niveles de hace cinco o seis años. Pero en fin, hay que resistir y nosotros intentaremos hacerlo a nuesto modo, apostando por la calidad y los modelos de diseño exclusivo.

-Con la suya son cuatro generaciones en este negocio. ¿Habrá continuidad en el futuro?

-Yo escogí seguir en esto sin que nadie de mi familia me forzase y quiero que con la siguiente generación sea igual. Si alguno de los hijos o sobrinos se anima un día a tomar el relevo, pues muy bien. Pero tienen que ser ellos quienes decidan.

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