Una procesión de tacones y alpargatas

LEMOS

16 sep 2011 . Actualizado a las 06:00 h.

1 La parroquia de Rubián, en Bóveda, celebra estos días sus fiestas en honor al Ecce Homo. Ayer fue el día grande de esta antigua romería con más de trescientos años de historia. A lo largo de toda la mañana se sucedieron los actos religiosos y a la una del mediodía comenzó la misa principal. Casi una hora después salió de la capilla la procesión en la que se sacan todas las imágenes del templo y en la que llamaba poderosamente la atención la importante participación de gente joven que daba lugar a curiosos contrastes entre las jóvenes vestidas de fiesta que portaban alguna de las imágenes y los que acuden con alpargatas y cubiertos con las túnicas de color púrpura que se suelen utilizar en esta procesión. La charanga Madialeva de Sarria fue la encargada de poner la música -solemne, eso sí- al recorrido. Los encargados de ponérsela a la sesión vermú fueron los integrantes de la orquesta Abanico que por la noche, junto a la orquesta Olympus, animaron la verbena.

Ayuda mutua

2 Ya tocaba la orquesta Abanico cuando el vicepresidente de la Diputación, Antonio Veiga, y el delegado de Cultura, Mario Outeiro, se reunían en el Pazo de Tor con representantes de asociaciones culturales y deportivas de la zona sur para, por un lado darles a conocer a los colectivos asistentes las propuestas de trabajo y las líneas de actuación desde las áreas de Cultura y Deporte de la Diputación y para, a su vez, recoger propuestas y preocupaciones de la asociaciones para, como mínimo, intentar darles solución. Veiga explicó que «é a nosa vontade elaborar uns orzamentos que respondan ao que se dan en chamar como orzamentos participativos, polo que o proceso de elaboración dos orzamentos destas áreas vanse facer en contacto permanente cos colectivos sociais, coa sociedade organizada e cos concellos»

Apuesta de peso

3 Tras unos análisis Emilio de Callás, un vecino de Sarria, llegó a la conclusión de que tenía que bajar de peso. Esta circunstancia lo llevó a formalizar una apuesta con su amigo Pepe, propietario del restaurante Roma. Los dos amigos, que superaban ampliamente los cien kilos, se retaron el pasado mes de abril a ver quién perdía más peso antes del 8 de septiembre, día en el que en Sarria se celebra la festividad de Os Remedios. La apuesta consistió en una cena de esas que hacen historia y una copa a mayores por cada kilo de diferencia. La báscula dictó sentencia y dictaminó que Pepe con sus 106 kilos y 500 gramos era el ganador. No sabemos cuánto perdieron cada uno de ellos, pero sí que los apostantes tiraron por tierra parte de sus esfuerzos -consistentes en algo de dieta y largas caminatas diarias- con la opípara cena que le tocó pagar a Emilio.