Uno de los agentes imputados tenía una relación muy estrecha con el presunto cabecilla de la operación, José Manuel García Adán, responsable de los clubes Queens y Colina. Tanto es así que los investigadores descubrieron, a través de escuchas telefónicas, que el guardia llegó a pedirle dinero prestado al presunto proxeneta.
Este agente coincidió en ocasiones de copas con Adán. En sus clubes supuestamente no pagaba las consumiciones y también le atribuyen relaciones sexuales gratuitas.
Entre los numerosos testimonios recogidos a lo largo de la macro investigación salió a relucir también que uno de los guardias involucrados hacía frecuentemente ostentaciones de su arma reglamentaria.
También apareció en la investigación un ex guardia civil que estuvo destinado en el puesto de Castroverde y que acabó destinado en el aeropuerto Reina Sofía de Tenerife. Acabó perdiendo su condición de guardia civil por su participación en un delito relacionado con tráfico de drogas.
En el informe policial, los autores del mismo sitúan a Adán como un «comprador» de las relaciones con agentes de la guardia civil y también con policías. Así conseguía un ambiente de impunidad y podía hacer lo que realmente le diera la gana. Parece que no tenía problemas para resolver asuntos en la Guardia Civil y también en el Cuerpo Nacional de Policía. Uno de los departamentos clave en este caso, el de extranjería, también estaría bajo su control, con lo cual podía evitar expulsiones o conseguir regularizaciones fraudulentas. Estos hechos siguen siendo investigados por la jueza del caso.