El viveirense Antonio Rivera, «semanasantero» de corazón

María Salgado
m.s. VIVEIRO / LA VOZ

LEMOS

Con 6 ó 7 años desfiló, por primera vez, con La Piedad; reactivó El Prendimiento y continúa implicado en los actos

20 abr 2011 . Actualizado a las 06:00 h.

Antonio Rivera Fanego lleva toda una vida dedicado a la Semana Santa de Viveiro. Tiene 71 años y desde los 6 ó 7 en que por primera vez llevó una vela en La Piedad, ha estado involucrado en la Semana Santa. Es, él mismo se declara así y con orgullo, «semanasantero» de corazón. Quedamos una tarde y en un café rememoró sus comienzos y su andadura, todo su trabajo, en favor de la Semana Santa de su ciudad. Él es historia viva de la Semana Santa.

«Con 6 ó 7 años, siendo muy niño, desfilé por primera vez en La Piedad llevando una vela. Luego se fundó la Hermandad del Prendimiento y me eligieron a mí y a otros compañeros para hacer trajes, los hábitos, en la sastrería de Toñito de Purifica. Ahí me hicieron el hábito del Prendimiento. Recuerdo que llevé la borla del estandarte del Ecce-Homo de la Orden Tercera. Como dato anecdótico recuerdo también que siendo el año 1948 la productora del No-do anunció que filmaría las procesiones de la Semana Santa de Viveiro; sería la primera vez y creo que colaboró en todo el ayuntamiento; realizaron la filmación pero hasta el día de hoy nunca más se supo de aquella filmación».

Antonio Rivera tiene una memoria viva para todo lo relacionado con la Semana Santa. Una memoria prodigiosa hasta en los detalles, eso refleja sin duda su interés y su involucración en la misma. «Nosotros vivíamos en la zona del atrio de Santa María y desde chavales ayudábamos en lo que podíamos, a mover la imaginería... Entonces trabajaban por la Semana Santa gente como Paco de Xanás, Manuel Cora, los gobernantes Jesús Eiroá (que tenía una funeraria y era directivo del Rosario), los sacristanes Cora y Andrés Fernández. De ellos aprendí muchísimo, sobre todo las artes para manejar las imágenes. Participé de hecho en El Descendimiento moviendo la tramoya. Seguí ligado a La Piedad y participaba de la cofradía del Rosario».

Procesión del Prendimiento

El año 1964 fue importante y marcó un antes y un después para Antonio Rivera y la Semana Santa: «Esa era una época de cierto declive en las cofradías modernas de la Semana Santa. La del Prendimiento, de hecho, era una de las cofradías que no iba a salir ese año. Fue entonces cuando contacté con El Prendimiento, con el hermano mayor José González Rodríguez, un hombre muy válido. Y me encargué de que saliera El Prendimiento a menos de un mes para la Semana Santa. Teníamos todo menos los hábitos de los cofrades (que por aquel entonces eran propios y cada uno lo llevaba para su casa); pues fuimos casa por casa hasta que recuperamos unos 30 hábitos. Éramos cinco o seis los que trabajábamos por la cofradía: Pepe Veiga, Justo Gómez, Justo Núñez y algunos más que ahora mismo no consigo recordar.

Destaca aún una anécdota, que ocurrió en 1968: «Había salido la imagen del Prendimiento y en plena procesión vemos que se queda parada; miramos y comprobamos que la mitad de los llevadores habían desaparecido y nos vimos obligados a buscar gente, de los que estaban mirando por las calles, para que nos ayudaran a continuar el paso y llegamos con la imagen, claro, hasta San Francisco. (Los portadores entonces cobraban; quienes no lo hacían fueron los que abandonaron en mitad de la procesión, explica)».

Durante el café y la conversación, en la que tratamos de seguir un orden cronológico, Antonio Rivera va recordando circunstancias puntuales y nos retrotraemos a años atrás: «Es que me acuerdo ahora de una frase que dijo alguien desde un balcón y me gustaría que quedara reflejada. Fue cuando desfiló por primera vez La Piedad, un Jueves Santo de 1945, en el anda que tiene La Borriquita, un anda de menos porte lógicamente que el actual porque en un principio La Piedad desfilaba solo por el interior del casco de la ciudad vieja y recuerdo una frase que alguien que estaba en un balcón: «Os do Cristo da Piedad están tolos, trouxeron unha imaxe que non cabe polas calles de Viveiro».

«Llegué a estar los últimos años solo en El Prendimiento, hasta que llegó un momento en que un grupo de jóvenes colaboraron conmigo. En un primer momento había un condicionamiento económico, cobraban algo; después hubo un cierto auge con más gente interesada e involucrada y ellos siguieron igual sin cobrar. Cuando llegó el año 1997, en el 50 aniversario de la imagen, me preguntaba qué iba a hacer yo, me planteé marcharme y les dejé a ellos el testigo y así fue; desde entonces, desde el 98, llevan El Prendimiento».

«Yo colaboraba con todas las cofradías; en el año 1974 fue cuando se leyó el primer pregón. Fundamos la junta de cofradías y a partir de entonces ya todo fue llevado y coordinado por la junta. A partir de ahí surgió la renovación de las cofradías, se crearon cofradías nuevas y todo fue renovándose, aumentando y mejorando. De hecho, la junta de cofradías se encarga de eso, de la promoción y la divulgación de la Semana Santa y de la coordinación. Ahí volvió a renacer hasta hoy el espíritu de pertenecer a las cofradías, de llevar las imágenes, eso fue importante, un espíritu que se había iniciado ya en los 69-70, hay que decirlo, con gente como Solla, en el Viveiro CF, a petición del Hermano Mayor, Roque A. Barreiro, y después otros...».

Recuperar la espiritualidad

Es hora de hablar de la actualidad. De cómo ve Antonio Rivera la Semana Santa de Viveiro, su ciudad y su Semana Santa: «En los últimos 10 ó 15 años la Semana Santa experimentó un cambio importante. Con más esplendor en lo material, sin duda. En la imaginería, los estandartes, los hábitos. Por contra, bajó en espiritualidad. Hoy, a pesar de estar afortunadamente mejor en todo, al disponer de más medios económicos, las cofradías tendrían que influir en todos en eso, en recuperar más espiritualidad. No se puede dejar de lado el tríduo pascual: el Jueves Santo, el Viernes Santo y la Resurrección. El de Resurrección es precisamente el gran día, es el día más grande para un cristiano, que se tendría que celebrar con fuegos de artificio, música, etc. y con procesión, que de hecho ya se celebra. Ahí, pienso, es donde tendrían que influir ahora las cofradías.

El Museo de Arte Sacro

Y un último punto, también de actualidad. ¿Qué piensa Antonio Rivera de pedir para la Semana Santa la Declaración de Interés Turístico Internacional? «No quisiera entrar mucho a fondo en este tema porque se puede malinterpretar. Si se consigue, bienvenida sea. Se ha solicitado reiteradamente y, bueno, faltan cosas en Viveiro para ello. ¿Qué habría que hacer en realidad, qué habría que buscar o solicitar? Te lo diré: declararla Bien de Interés Cultural, porque traería consigo poder acceder a subvenciones muy importantes para restaurar el patrimonio de Viveiro, no solo la imaginería (las iglesias, los conventos). Podría suponer además algo fundamental, poder tener un lugar para instalar el Museo Sacro de la Semana Santa de Viveiro».