La sombra de Ruíz Mateos planeó en Lugo sobre Pascual y Carmiñalaboral Un despedido del Gran Hotel, demanda internet Habrá ADSL en Barreiros y Trabada Tribunales Juzgado por agredir a su pareja en As Nogais Condenado por agredir a dos personas en un pub lugués

dolores cela Lugo / la voz LUGO / LA VOZ

LEMOS

Ninguna de las negociaciones llegó a puerto para alivio del personal

03 mar 2011 . Actualizado a las 06:00 h.

El empresario jerezano José María Ruiz Mateos, que se encuentra de nuevo en el ojo del huracán, veintitrés años después de la expropiación forzosa del grupo Rumasa, puso sus ojos en dos empresas de Lugo: Chocolates Carmiña y la planta de Pascual en Outeiro de Rei. Ambas negociaciones, si es que en algún momento las hubo en el segundo caso, no llegaron a buen puerto, para satisfacción al menos de los actuales empleados de la planta de Alimentos Lácteos Admiten que si se hubiera consolidado la operación, sus circunstancias actuales serían muy similares a la de los 160 trabajadores de la planta de Clesa, en Caldas.

Ruíz Mateos primero se interesó por Chocolates Carmiña. Fue en el año 2003, cuando negoció con su entonces propietario Mauricio Posada Veiga, fallecido recientemente, y que se iba a jubilar por aquel entonces, la compra de su fábrica de la calle Concepción Arenal para incorporarla a una de las empresas de su grupo, Trapa. Finalmente las partes no consiguieron llegar a un acuerdo y Trapa no absorbió a Carmiña. La marca, que tampoco quiso asumir la plantilla, a quien se la ofreció el empresario, acabó en Villafranca del Bierzo, donde estuvo unos años, de la mano del empresario del sector del vino José Dapena. Retornó a Lugo con Suguimar años después.

La abeja entra en acción

El interés por Pascual fue más reciente. El holding de Ruiz Mateos entró en escena a mediados del 2009 cuando el comité de empresa negociaba con el grupo burgalés el expediente de regulación temporal de empleo previo a la venta de la planta de Outeiro a Alimentos Lácteos, que no se consolidó hasta el año siguiente. Fue el propio comité el que desveló que el empresario jerezano había entrado en escena a petición de los representantes de los trabajadores con interés en hacerse con la fábrica.

El hijo habló con el personal

José María Ruiz Mateos Rivero, hijo mayor del presidente del holding, volvió a ponerse en contacto con los representantes de los trabajadores para transmitirles que si finalmente la oferta elegida por Pascual -parece ser que nunca llegó a presentarla formalmente, ni siquiera a hablar de precio- era la suya, se haría cargo de toda la plantilla.

En ese momento el primogénito del empresario jerezano regaló el oído de los trabajadores, que estaban muy preocupados por su futuro y creían ver un rayo de luz al final del túnel. Actualmente, alguno de los antiguos operarios de Pascual, que continúan en la actualidad con Alimentos Lácteos, confesó que estaba aliviado de que la operación no se hubiera formalizado. «Estaríamos de novo montando o campamento», señaló en referencia a la carpa instalada durante varias semanas en las inmediaciones de la N-VI, cerca de la planta, para llamar la atención de sus problemas, Se hallaban en pleno conflicto y todos los miembros de la plantilla se fueron turnando para que siempre hubiera alguien allí.

Fuentes de la familia Ruíz Mateos aseguraron por aquellas fechas que el empresario jerezano barajaba la planta de Pascual en Outeiro de Rei para su expansión por el Norte de España, y como complemento de la que ya tenía en funcionamiento en Caldas. Ésta es en la que estuvo interesado el empresario Jesús Lence, para ampliar su negocio a nuevas líneas de postres lácteos, que en la actualidad no elabora. Leite Río desistió de su plan inicial al recibir un informe sobre la situación económica de la fábrica, encargada a una consultoría.

Supuesto apoyo de la Xunta

La oferta de Ruíz Mateos, posiblemente más de cara a la galería que formal, para la planta de Pascual no fue tomada en serio por el grupo burgalés, pese a que en algunos círculos se llegó a comentar que contaba con el apoyo de la Xunta y que el empresario había mantenido contactos con el conselleiro de Medio Rural, Samuel Juárez.

El grupo burgalés tampoco tuvo en consideración otras propuestas para la compra de la planta de Outeiro, como la de un grupo de inversores de Lugo y optó por el grupo de cooperativas que se descolgó de Feiraco, que había presentado una de las ofertas con posibilidades de salir adelante.

Una trabajadora del Gran Hotel, despedida junto con otros doce compañeros días pasados, presentó demanda contra la empresa en desacuerdo con la antigüedad que le reconoce la empresa. El resto de sus compañeros aceptó el despido improcedente por parte del Gran Hotel, lo que supone indemnizaciones de 45 días de salarios por año trabajado. La conciliación será el próximo día 14, a las nueve menos diez.

Ayer concluyó en Lugo un juicio a J.O.R.P., acusado de agredir y amenazar a su pareja con la que mantuvo una relación durante seis años. El fiscal pidió que le fuese impuesta una pena total de tres años de cárcel. Según el acusador, el imputado agarraba fuertemente por el brazo a la mujer y le ocasionaba moratones cuando se percataba de que miraba a algún hombre. En una ocasión, llegó a pisarle los pies cuando iba a atender a unos clientes en el restaurante que regentaba en As Nogais.

El director territorial de Telefónica en Galicia y Asturias, Ignacio Aller, anunció ayer que la compañía desplegará ADSL en los ayuntamientos de Barreiros y de Trabada. La capacidad será de hasta 20 Mb y permitirá el acceso al sistema Imagenio. Verán mejorada su cobertura Rilleira y San Miguel de Reinante, en Barreiros; y Fornia, en Trabada. Estas mejoras de acceso a Internet se podrán llevar a cabo a lo largo de la primavera.

Seis meses de cárcel fue la pena que aceptó el lugués J.M.V.L. como autor de un delito de lesiones que le imputó el fiscal. Además, tendrá que pagar una indemnización de 800 euros a cada uno de los afectados.

El incidente sucedió en la madrugada del 25 de octubre de 2009 en un pub de la calle Mariña Española. El acusado les dio un puñetazo a dos personas que acabaron lesionadas y precisaron asistencia facultativa.

El fiscal inicialmente calificó los hechos como dos delitos de lesiones y reclamaba un año y seis meses de prisión, sin embargo ayer, en los prolegómenos del juicio, acordó modificar su acusación y suprimir el año que reclamaba.