Trabajar es la única salida: el ejemplo Ipisa

LEMOS

18 ene 2011 . Actualizado a las 06:00 h.

Acaba de publicarse una gran noticia, de esas que sirven para recuperar un poco de esperanza ante la crisis. Los ex trabajadores de la empresa pizarrera Ipisa, cuya sede principal cerró en O Barco de Valdeorras, constituirán una cooperativa para intentar quedarse con la firma e incluso hacerse con las canteras cuando salgan a concurso. Entre esas canteras está la de Pol, cuya pizarra verde crea edificios mágicos y emblemáticos como las Domus de A Coruña o Tokio, y que es como una mina de oro, que va a dar trabajo y dinero en abundancia a quien la explote en el futuro.

Pero para que esta buena noticia se produjese, para que los trabajadores quieran crear una cooperativa y asumir riesgos, ha tenido que ocurrir lo peor: el cierre de la empresa, la pérdida de los puestos de trabajo y tres millones de sueldos sin cobrar. Y la historia se repite, tras el cierre, el empresario y el sindicalista se sacuden las manos y a otra cosa mariposa, pero el trabajador no tiene otra cosa más que una familia desesperada.

Y en esos momentos, la realidad enseña que el trabajador tiene el know-how, (la técnica, la información secreta, la teoría e incluso los datos de clientes), y que además tiene capital, en forma de salarios que le adeudan y que alguien tendrá que pagar si quiere llevarse la empresa. Y ese es el gran momento de asumir riesgos, de formar un equipo de trabajo dejando personalismos para sacar adelante un proyecto a base de sudor. Porque no hay otra salida. Ni políticos, ni sindicalistas, ni predicadores. Solo el duro trabajo nos salvará de esta crisis. Como a Ipisa.