Un vecino de Saviñao acusado de violación dijo en el juicio que le pagó a la víctima

La Voz LUGO/LA VOZ.

LEMOS

21 dic 2010 . Actualizado a las 02:00 h.

El fiscal aseguró que fue una agresión sexual en toda regla, sin embargo el acusado declaró que pagó a la víctima por mantener sexo. J.L.R.G., de 56 años, se enfrenta a una petición de diez años de cárcel y al pago de una indemnización a la víctima de 20.000 euros por una violación que le atribuye el ministerio público y que, presuntamente, sucedió el 19 de mayo de 2008 en una aldea de O Saviñao. El imputado tiene en su haber varias condenas por tráfico de drogas, desobediencia y robo con fuerza.

El fiscal sostuvo, en la vista celebrada ayer en la Audiencia Provincial de Lugo, que el procesado, sobre las tres de la mañana del día ya reseñado, se dirigió al domicilio de una mujer con la finalidad de mantener relaciones sexuales. Llamó al timbre y la presunta víctima le preguntó qué era o que quería a aquellas horas tan intempestivas. El acusado, que la conocía por haberle comprado vino en algunas ocasiones, le contestó que quería hablar con ella porque había decidido que desde ese momento «era su mujer» y que le daba igual que ella quisiese o no.

De acuerdo con la acusación pública, la víctima le respondió que no quería estar con él. Este rechazo parece que disuadió al acusado, pero solo temporalmente porque volvió a la casa veinte minutos más tarde. Al regresar tocoó al timbre y le dijo a la mujer que había tenido un accidente con el coche y que necesitaba ayuda. La vecina le explicó que llamase por teléfono a algún amigo, pero le dijo que no tenía móvil. la respuesta de J.L.R.G fue que si no abría tiraría la puerta de una patada.

«O hace el amor o muere»

Según la acusación, la mujer le ofreció el móvil para llamar y optó por abrir la puerta ante el temor de que pudiera cumplir sus amenazas. Una vez que el procesado estaba dentro de la casa, guiado con ánimo libidinoso, le dijo a la víctima que había decidido que no iba para ningún lado y que se quedaría allí. Con una navaja en la mano le manifestó que quería tener sexo y le advirtió: «La mujer en la que yo me fijo, o hace el amor y trabaja o muere; más de una ha muerto».

Ante las amenazas, según el fiscal, la mujer accedió, en contra de su voluntad, a mantener relaciones sexuales durante las cuales el acusado se mostró muy violento con la víctima a la que agarró por los pelos y la apretó muy fuerte. Como consecuencia de los hechos, sufrió un estrés postraumático.

El acusado declaró ayer en la Audiencia que la noche en la que ocurrieron los hechos fue dos veces a la casa de la mujer. Como tuvo un accidente con el coche regresó para pedirle si podía dormir en su domicilio a lo que la presunta víctima respondió afirmativa. Con posterioridad hicieron el amor y J.L.R.G, explicó que por ello pagaba entre 20 y 30 euros.

«Lo sabe toda la parroquia»

Explicó al tribunal que esa noche habían discutido por las deudas que tenía contraídas con la mujer por cuestión de las veces que se habían acostado juntos. Al presunto violador le recordaron que en sus declaraciones iniciales tras la detención no había hablado para nada de que la mujer cobraba por el sexo. Su respuesta fue que le daba apuro decir que pagaba por mantener relaciones sexuales.

«No se puede acreditar que ella se dedicara a la prostitución», le recordó la fiscal. «Pues lo sabe absolutamente toda la parroquia», apuntó el acusado.

J.L.R. explicó que todo cuanto dice la acusación pública es mentira: no efectuó ningún tipo de amenazas, no sacó ninguna navaja ni tampoco, según él, se planteó tirar la puerta de entrada a patadas.

Otra cuestión clave. Si la relación fue pagada o consentida, ¿Cómo es que el acusado fue denunciado? Esa pregunta se la trasladaron a él en la vista. «Tomó represalias porque yo no le pagaba y le estaba debiendo unos 60 euros», dijo. Después aclaró que si no satisfacía su deuda era porque no tenía medios ya que tiene a su cargo su madre y también un hijo enfermo.