Temor en A Barrela a los arrastres de tierra desde las explanadas de la A-56

Carlos Cortés
Carlos Cortés CHANTADA/LA VOZ.

LEMOS

14 oct 2010 . Actualizado a las 02:00 h.

Las obras de la autovía A-56 en Carballedo llevan tres meses completamente paradas y nadie sabe cuándo volverán a empezar. La noticia de que ese tramo iba a ser el único en obras en toda Galicia que caería bajo el insólito recorte de gasto del Ministerio de Fomento, las empresas adjudicatarias ya habían movido toneladas de tierra para marcar sobre el terreno el trazado de la autovía de Ourense a Lugo. Ahora, en vísperas del invierno, en Carballedo temen que las lluvias provoquen problemas en la zona de desmontes, que ha quedado con la tierra completamente al aire y sin sujección vegetal alguna. En el Ayuntamiento auguran un invierno complicado para la traída de aguas.

«Todos os ríos do municipio son susceptibles de recibir arrastres de terra procedentes da área de traballo da autovía», advierte el alcalde de Carballedo, Julio Yebra. La red municipal de aguas se nutre del Búbal, un río que pasa lo suficientemente cerca de las obras como para sufrir los arrastres de barro en cuanto se produzcan. El problema también afecta al Bubaíño, el Fontao y el Fondós (que desemboca en el Miño en la conocida como Fervenza do Graúllo). Se trata en todos los casos de ríos de caudal relativamente escaso, especialmente vulnerables por lo tanto a un arrastre de tierra como el que se puede producir, vistas las dimensiones de los desmontes y de la zona de obras.

Bastó con que hiciese viento

De hecho, los operarios municipales ya tuvieron que hacer frente recientemente a un problema técnico en la traída de aguas derivado del estado en que quedaron las obras. Un día que sopló un viento considerable en A Barrela, tuvieron que acudir a la depuradora para limpiar los filtros, que se habían quedado tupidos por la entrada da grandes cantidades de tierra en los conductos. Y ni siquiera hizo falta que lloviese.

Las empresas que trabajaban en la construcción de la autovía cuando el Ministerio de Fomento desveló a qué proyectos iba a afectar el tijeretazo al gasto en inversiones dejaron el trabajo al instante. El mismo día que se supo la noticia, la adjudicataria principal y sus subcontratas empezaron a trasladar personal y maquinaria a otras obras y en menos de una semana todo quedó completamente abandonado todo el tramo, el primero en el que se había empezado a trabajar de toda esta autovía. Desde aquel momento, no se ha hecho ninguna obra suplementaria en la zona. Las explanaciones están como quedaron cuando llegó el parón, con la tierra a la vista y sin compactar en prácticamente ningún tramo y sin rastro de capa vegetal que pueda contener la capacidad erosionadora de la lluvia.

El alcalde de Carballedo cree que el problema podría ser menor si al menos hubiese quedado una capa superior de zahorra o de cualquier otro material mínimamente compactado. «Pero tal como está vai haber arrastres de terra seguro», augura Julio Yebra.