Indignados, pero con sentido del humor. Vecinos de Sindrán, acompañados por representantes del consello comarcal del BNG, exteriorizaron ayer su malestar ante los graves problemas que les plantea la falta de agua. La nueva traída está lista desde el pasado mes de mayo, pero sigue sin entrar en funcionamiento. Y en la parroquia no dudan en ofrecer «unha merenda» al alcalde de Monforte si les soluciona el problema. En muchas casas llevan tiempo ya aplicando restricciones en el consumo de agua debido a la penosa situación de los manantiales que abastecen a la parroquia. El pasado invierno no fue pródigo en lluvias y los depósitos particulares están bajo mínimos. La llegada de agosto, mes en el que se triplica la población con la llegada de los familiares que residen en otras latitudes, agrava más si cabe una situación crítica. «Non nos vale que leven máis dun mes para solucionar uns papeis», explicaba indignada una de las participantes en el acto de protesta. Desde ayer, en el palco del campo de la fiesta y en la entrada al pueblo desde Monforte, pueden verse dos pancartas del BNG en las que se le «sin auga nin luz, o PP non cumple». El Bloque ha tomado cartas en la polémica, dice su responsable comarcal, Severino Rodríguez Díaz, «porque está canso de que o grupo de goberno prometa cousas que logo non cumple, pois parece que a calidade de vida de determinados veciños non lle preocupa moito». Más residentes En muchos hogares han tenido que encargar carrocetas de agua para poder atender las necesidades mínimas de sus hogares, a pesar de que el depósito instalado en terrenos de la parroquia para la nueva traída esta lleno desde hace tiempo y listo para abastecer a los vecinos. Según el Concello, la obra todavía esta dentro del plazo legal de entrega y el sistema de bombeo no puede entrar en funcionamiento sin que Fenosa instale los contadores. Pero a los vecinos, que presentaron un escrito de protesta en el Concello con más de ochenta firmas, representativas de todas las casas de la parroquia, no les valen excusas. «Eu vou ter seis persoas máis na casa e xa me dirán como fago sen auga». El vecindario expuso ante la prensa su lista de agravios. Las carreteras de la parroquia están llenas de baches, a tres farolas mal puestas se les llama alumbrado público y de las promesas de los políticos sobre el asfaltado del camino de Liñares nadie se acuerda. En Sindrán confían ahora en que la merienda prometida al alcalde acabe con el abandono de la parroquia. «Cando puxeros os bancos diante da igrexa, ofrecímoslla e veu», apunta con sorna uno de los vecinos.