Una de las mayores trampas de lobos de Galicia se conserva en un monte de O Incio

F. ALBO / C. RUEDA MONFORTE

LEMOS

El «couso» de Monteagudo está formado por dos grandes muros de piedra de trescientos metros de longitud que terminan en un pozo Cerca del pueblo de Monteagudo, en el municipio de O Incio, se halla una de las mayores y mejor conservadas trampas tradicionales de lobos de Galicia. El denominado «couso», cuya antigüedad se remonta con seguridad a varios cientos de años, es una construcción formada por dos muros de piedra de más de trescientos metros de longitud y un pozo en el que antaño caían los lobos acorralados por las cuadrillas de cazadores que batían el monte. En la actualidad se encuentra casi totalmente tapada por la maleza. Pese a su considerable valor histórico y etnográfico, su existencia sólo es conocida por los vecinos de la zona.

25 ene 2002 . Actualizado a las 06:00 h.

El couso de Monteagudo pertenece al tipo tradicional de trampas de lobo que se denomina foxo en gran parte de Galicia. La construcción consta de dos muros de piedra en forma de uve, de unos trescientos metros de longitud cada uno. En la zona de máxima separación, la distancia entre ambos muros es de unos 250 metros. Las paredes, que tienen una altura de entre dos y tres metros, corren ladera abajo hasta unirse. En el punto de convergencia hay un pozo excavado en la tierra, de entre tres y cuatro metros de hondo y una anchura de ocho a diez metros. El pozo, como la mayor parte de los muros, está hoy oculto por la maleza, pero los vecinos recuerdan que en su fondo estaban hincadas varias lajas de pizarra de bordes agudos. La tradición oral de la zona conserva la memoria de esta antigua técnica de caza. Las cuadrillas de cazadores batían los montes armando todo el ruido posible y azuzaban a los lobos hasta acorralarlos entre los dos muros. El animal sólo podía huir ladera abajo hasta caer en el pozo, donde quedaba malherido al golpearse con las lajas de pizarra antes de ser rematado. Sin embargo, ningún vecino de la zona sabe cuándo fue construido el couso ni cuándo dejó de utilizarse. Los cousos o foxos, muy utilizados en la Edad Media, cayeron en desuso en el siglo XIX. Xosé Manuel González Reboredo, responsable de etnografía del Instituto de Estudios Galegos Padre Sarmiento, explica a este respecto que aún no hay un catálogo de los foxos gallegos y que la información disponible sobre los mismos es muy escasa y fragmentaria, por lo que no se conoce ni su número exacto ni las condiciones en que se conservan. Sobre el de O Incio no hay ningún estudio. El único foxo restaurado de Galicia está en el municipio coruñés de Camariñas y es bastante más pequeño que el de Monteagudo. En las rutas turísticas figura otra construcción de este tipo en el concello ourensano de A Lama. Cerca de Rao, en Navia de Suarna, hay otro foxo muy arruinado.