Así funciona la cirugía bariátrica: «Reduces el estómago a un espacio donde cabe un café con leche»
VIDA SALUDABLE
La intervención quirúrgica sigue una opción viable de tratamiento para los casos de obesidad severa y resistente a otras medidas como los fármacos
17 dic 2024 . Actualizado a las 18:26 h.El tratamiento de la obesidad no se entiende sin un enfoque integral y multidisciplinar, necesario en una enfermedad con múltiples causas. En la actualidad, los fármacos agonistas del receptor GLP-1 han revolucionado el abordaje, suponiendo una pérdida de peso que oscila entre el 13 y el 20 %, en función del principio activo al que se mire. Ahora bien, estos nuevos medicamentos no son la solución para todos. Existe un grupo de pacientes para los que la cirugía sigue suponiendo la opción más eficaz.
Las posibilidades se dividen en una pirámide, por la cual el especialista y su paciente pueden ir avanzando. En la base, se encuentra el cambio de hábitos y estilo de vida, con una dieta saludable y personalizada, a la par que la práctica de actividad física, el cuidado del sueño, del estrés y de la salud mental. «El problema es que hay pacientes que llevan años probando falsas dietas milagrosas, y cuando las abandonan, recuperan más peso del que tenían», explica el doctor Josep Merlo, coordinador del grupo en endoscopia bariátrica y metabólica de la Sociedad Española de Obesidad (Seedo) y director de la clínica Servidigest, que añade: «A estos se les puede plantear el segundo escalón, la administración de fármacos, con muy buenos resultados».
Eso sí, eficacia que, según el experto, no está exenta de riesgos, efectos no deseados o, incluso, un mal resultado. «Los fármacos también tienen efectos secundarios a largo plazo, hay pacientes que los toleran peor a nivel gastrointestinal o que no pueden mantener la dosis necesaria en el tiempo», plantea.
Técnicas endoscópicas flexibles
Precisamente, para aquellos en esta situación, existe un tercer y cuarto escalón. En el primero, se sitúa la endoscopia bariátrica y metabólica. Este tipo de procedimientos son menos invasivos, reversibles en muchos casos y suponen un menor coste en comparación a la cirugía.
Según la Guía Española Giro, de la Seedo, esta alternativa se considera en tres situaciones: cuando el paciente, con obesidad leve o moderada, no ha alcanzado los objetivos con medidas de estilo de vida y farmacológicas; cuando el paciente ha recuperado el peso después de una cirugía o no ha perdido lo suficiente; y en caso de obesidad extrema. Eso sí, no está financiado por el Sistema Nacional de Salud, salvo excepciones que dependen de políticas regionales, del centro hospitalario y de la evaluación de cada paciente.
«La endoscopia bariátrica o metabólica se hace por vía oral, es decir, por orificio natural», cuenta el doctor Merlo. En este contexto, existen dos técnicas que se llevan la gran parte del pastel. Por un lado, el balón intragástrico: «Se introduce por vía endoscópica en el estómago y se rellena con unos 500 o 700 mililitros de solución salina y azul de metileno», cuenta el especialista. Este color permite detectar, en orina, si hubiese algún tipo de pérdida y proceder a su extracción. Se trata de una medida temporal: «En función del caso, se puede mantener seis o doce meses, según el paciente necesite», explica.
Como no podía ser de otra forma, el cuerpo extraño en el estómago reduce su capacidad para ingerir alimentos, «aumenta la sensación de plenitud, retrasa el vaciamiento gástrico, y todo esto facilita la reeducación alimentaria y modificación de hábitos», señala el doctor. Esta técnica permitiría volver a colocar, si fuese necesario, otros balón en el futuro.
El segundo conjunto de técnicas son las gastroplastias endoscópicas, distintas formas de sutura que se realizan a través de la boca. En la actualidad, los especialistas cuentan con cuatro tipos, aunque son dos las que predominan. Por un lado, está el método Apollo, también conocido como Endo sleeve o gastroplastia endoscópica en manga. Consiste en aplicar una serie de puntos de sutura en el interior del estómago, lo cual reduce su tamaño y le da una forma de tubo o manga.
Por otro lado, el método POSE 2. «El primero es una sutura más continua y triangular, mientras que esta permite suturas individuales, complicaturas de pliegues», señala el responsable del grupo de trabajo de la Seedo. Tanto una como la otra han avanzado en el tiempo a medida que han aparecido nuevas herramientas.
Más allá de las diferencias técnicas, «en ambas el objetivo es que el estómago reduzca su tamaño, lo que disminuye su capacidad, produce un vaciamiento más lento, consigue una saciedad precoz y retrasa la sensación de hambre», resume el experto.
La pérdida de peso obtenida con la endoscopia se valora positivamente. En controles posteriores a la intervención con balón gástrico, donde se analiza tanto el porcentaje de pérdida de exceso de peso como del total, a los tres meses, se observó una disminución media del 50 % en exceso, y un 12 % del total; mientras que a los seis meses, se alcanza hasta un 16 % del total, y un 65 % del exceso. «La pérdida de peso es progresiva si se hacen las cosas bien», destaca. Con la gastroplastia en manga, los resultados también superan el porcentaje mínimo del 25 % del exceso de peso. Esto los convierte en tratamientos primarios para las sociedades médicas.
Cambios metabólicos, lo más relevante
Sin embargo, la eficacia de estas técnicas no solo importan por ver cómo baja el número en la báscula, sino también por el beneficio en las comorbilidades de la obesidad. «Es muy importante la mejora de otros problemas y enfermedades, como la diabetes, la dislipemia (alteraciones de los lípidos), la hipertensión o la apnea obstructiva del sueño», recuerda el experto. A su vez, reducir un exceso de peso trae consigo un menor riesgo de enfermedad cardiovascular, de patología cerebrovascular y de cáncer.
Cirugía bariátrica, menos invasiva que en el pasado
Por último, y en el cuarto escalón, se encuentra la cirugía bariátrica o metabólica, una estrategia con más de cuarenta años de historia que, precisamente, nació para dar respuesta a los pacientes que veían imposible una pérdida de peso con medidas higiénico sanitarias. Según la Guía Española Giro, este tipo de intervención, combinada con medidas conductuales e, incluso, tratamiento farmacológico, «es una opción de tratamiento efectiva para lograr una pérdida de peso duradera, controlar enfermedad crónicas asociadas al exceso de grasa y contribuir al aumento de la calidad de vida y la supervivencia», destaca el documento.
Esta posibilidad ha avanzado a grandes pasos con el tiempo. Ahora, por ejemplo, se realiza por lo que se denomina un acceso mínimamente invasivo, es decir, mediante una laparoscopia o cirugía completamente robótica. «Al principio, se tenía que hacer con cirugía abierta. Era una gran operación porque había que abrir el abdomen de estas personas con obesidad, que podrían llegar a tener entre ocho y diez centímetros de grosor», recuerda Eduardo Targarona, cirujano bariátrico y metabólico. En la actualidad, esto no es necesario: «Se hacen cuatro o cinco incisiones pequeñas, y vamos controlándolo con un monitor», añade.
De igual forma, los especialistas cuentan con varias técnicas para abordar el problema, aunque dos son las mayoritarias: la gastrectomía vertical en manga y el baipás gástrico en Y de Roux. «En la primera, se extirpa entre el 85 y el 90 % del estómago, lo que significa pasar de que tener un litro y medio de capacidad a unos 100 centímetros cúbicos. Por eso se llama tubular o en manga, porque lo conviertes, de alguna manera, en un espacio donde cabe un café con leche», resume el cirujano. Esta es una técnica restrictiva pura, cuenta con un mayor porcentaje éxito, precisa de menos controles endocrinológicos posteriores y es fácil y segura.
El baipás, por su parte, «también implica cortar el estómago, haces una bolsa, dejando una capacidad que oscila entre los 50 y 70 centímetros cúbicos, y lo conectas a otra parte del intestino, lo que lleva a dejar una zona sin funcionar», señala el experto. En otras palabras, los cirujanos derivan los alimentos a otra porción del intestino delgado y se evita su paso por el tubo duodeno, donde hay una mayor absorción. Esta intervención es mixta, porque tiene un componente restrictivo y otro malabsortivo. Precisamente por esto, «los pacientes necesitan más control posterior, porque pueden ser anémicos o precisar B12, pues al final existe una malabsorción», cuenta Targarona.
¿Y después?
El pre y posoperatorio implica, en ambos casos, el trabajo con un equipo multidisciplinar, que incluye desde nutricionistas y endocrinólogos, hasta psicólogos, que puedan evaluar el estado mental de cada paciente. Con todo, el cirujano recuerda que ninguna opción es la panacea: «Esto es una ayuda, pero la persona tiene que seguir una dieta saludable, con menor cantidad de comida, y tener una rutina de ejercicio», precisa Targarona.
Eso sí, el experto destaca la efectividad de la cirugía, que ahora se conoce como metabólica. «Cuando haces un baipás a una persona que tiene diabetes, la diabetes se cura. Por el simple hecho de perder peso, los niveles de azúcar ya mejoran», indica. Es más, este tipo de intervenciones pueden interesar por el rápido efecto que tiene sobre la fisiología del paciente.
El tercer y cuarto escalón están separados, también, por el tiempo de recuperación. «La colocación del balón por vía endoscópica se hace de forma ambulatoria, y una vez recuperada de la sedación profunda, la persona vuelve a su domicilio», precisa el doctor Merlo. Con la gastroplastia se recomiendan 24 horas de ingreso, «porque al haber suturaciones puede haber algún sangrado».
En cambio, al pasar a la cirugía, y pese al avance de esta mediante laparoscopia, la recuperación es más lenta. «En unos cuatro días el paciente está en casa y a los 15 puede estar haciendo vida normal», añade Targarona.
En los dos supuestos, es necesario que la persona deje tiempo a su estómago para habituarse. «En los primeros días se sigue una dieta líquida, después se va progresando a una dieta blanda, y posteriormente se amplía a una más sólida», recomienda Merlo. Si bien pueden aparecer molestias gastrointestinales, lo más habitual es que el paciente tolere el cambio.