¿Cuándo se acelera el envejecimiento?: «Hay cambios drásticos en dos momentos clave, a los 44 y a los 60 años»

Cinthya Martínez Lorenzo
Cinthya Martínez LA VOZ DE LA SALUD

VIDA SALUDABLE

De confirmarse por completo la existencia de dos o tres declives, los expertos consultados indican que el fin es encontrar fármacos antienvejecimiento.
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Aunque en las mujeres se conocía la existencia de un declive en la cuarentena, la comunidad científica se muestra sorprendida de que también suceda en los hombres

12 nov 2024 . Actualizado a las 11:46 h.

El envejecimiento sigue siendo muy desconocido para la comunidad científica. Un proceso complejo y multifactorial de cambios fisiológicos. «En los últimos tiempos hemos desarrollado bastantes biomarcadores que nos pueden permitir analizar bien a qué ritmo y cómo lo hacemos, pero aún estamos intentando dar respuesta a muchas preguntas», indica Manuel Collado, jefe del Laboratorio de Envejecimiento, Cáncer y Células Madre en el Instituto de Investigación Sanitaria de Santiago (Idis). Él mismo se encarga de mencionar algunas: «¿Lo hacemos a partir de una edad o en todo momento? ¿Envejecemos a distintos ritmos? ¿Cada órgano de nuestro cuerpo envejece de una forma diferente? Para todas estas cuestiones, las respuestas que tenemos es a través de la experiencia». Hasta ahora, el foco recaía en la curación de las enfermedades asociadas al envejecimiento, pero pronto lo será la prevención, conociendo cada uno de nuestros factores de riesgo individuales. 

Edades críticas: 44 y 60 años

Un equipo de investigadores de la Universidad de Stanford ha publicado en la revista Nature un estudio que apunta que el envejecimiento no es progresivo ni lineal, después de analizar moléculas y microbioma de cien personas a lo largo de varios años, en una cohorte humana de 108 participantes de entre 25 y 75 años, notaron cambios drásticos en dos momentos clave: a los 44 y a los 60 años.

Al llegar a la cuarentena, a los participantes del estudio les cambiaba el metabolismo del alcohol, la cafeína y las grasas; aparecían enfermedades cardiovasculares y envejecían la piel y los músculos. Por otra parte, en el segundo declive se pudo apreciar un empeoramiento del sistema inmunitario, un aumento de los problemas renales y neurodegenerativos. 

Los cambios a los 44, una «sorpresa» en los hombres

«Que el envejecimiento no es homogéneo ni lineal es una teoría aceptada porque hace tiempo que se sospechaba, pero quizás este es el primer estudio que se ha propuesto cuantificarlo y ver en qué puntos puede ser más rápido», señala Salvador Macip, catedrático de biología molecular de la Universidad de Leicester (Reino Unido).

El experto añade que los resultados de esta investigación «se asemeja bastante a las teorías que tenemos y, hasta cierto punto, no nos sorprende». Pero reconoce que sí presenta novedades sobre la mesa: «El pico de los 40 a 50 años, cuadra bastante con la etapa de la menopausia en las mujer, que ya sabíamos que acelera el envejecimiento. Si bien resulta sorprendente que el hombre también lo sufra». 

Los 60 y la aparición de enfermedades asociadas al envejecimiento

El segundo declive se da alrededor de los 60 años. Una etapa en la que empiezan a aparecer las enfermedades asociadas al envejecimiento. «De media, la población suele aguantar hasta los 62 o 64 años sin patologías crónicas. Pero a partir de ahí, la incidencia de las mismas aumenta», explica Daniel Muñoz-Espín, biólogo e investigador principal en el marco del programa de detección temprana del cáncer del Cambridge Cancer Centre. Así, «si antes vivías 70 años, coexistías con ella diez; pero ahora si vives 85, te quedan 25. Por eso, el objetivo que tenemos ahora mismo no es que podamos vivir más de 100 años, sino hacerlo sin enfermedades»». 

Una de las vías que se están estudiando para conseguirlo es eliminar la senescencia celular, uno de los sellos distintivos del envejecimiento. En el ámbito de la biología, así es como se denomina el proceso por el cual las células dejan de dividirse, pero tampoco se mueren. Pasado un tiempo, se acumulan en los tejidos del cuerpo, liberando sustancias dañinas que producen inflamación y lesiones en las células vecinas.

Así explica el proceso Muñoz-Espín: «Estamos expuestos a múltiples fuentes de daño y, a medida que vamos envejeciendo, recibimos más. Las células tienen mecanismos de reparación y, a veces, son capaces de llevarlo a cabo, pero otras no. En este último caso, existen dos caminos: inducir su propia muerte o la senescencia. Se les llama células zombi porque deberían de estar muertas, pero no lo están». Dependiendo del tejido donde se acumulen, se presentarán unas u otras enfermedades. «Por ejemplo, si lo hacen en el cerebro, pueden favorecer el párkinson o el alzhéimer. Si lo hacen en el páncreas, diabetes; en el pulmón, fibrosis; etcétera», enumera Espín.

 

Un posible tercer punto a los 70 años 

Macip asegura que existen otras investigaciones en las que se señala otro tercer punto clave en el proceso de envejecimiento alrededor de los 70 años. «La investigación que se ha publicado en Nature no ha llegado tan lejos, pero sí es posible que exista este tercer pico de envejecimiento antes de la última etapa, que sería nuestra muerte». Con todo, remarca: «La existencia de estos dos o tres puntos tiene sentido por las experiencias que hemos tenido hasta ahora, pero necesitaremos más estudios para saber si ha sido así o no». 

De confirmarse por completo la existencia de esos dos o tres declives, los expertos consultados indican que el fin es encontrar fármacos antienvejecimiento. «Va a ser difícil porque no contamos aún con buenos marcadores, pero la idea sería esa: medir el envejecimiento y cuando veamos que empiece, intentar poner en marcha algún tratamiento que lo frene. La combinación de detectar y tratar, puede llevarnos a un envejecimiento saludable, que es el objetivo», explica el investigador de Leicester. 

Ni todos envejecemos igual, ni todos nuestros sistemas lo hacen a la misma velocidad

«Sabemos que no todos envejecemos al mismo tiempo, que hay ciertas edades críticas en las que experimentamos unos cambios más profundos de lo que sucede de manera rutinaria y, del mismo modo, la experiencia nos dice que no todos nuestros órganos o tejidos lo hacen al mismo ritmo», desvela Collado. Sobre esta última cuestión, menciona otra investigación de la Universidad de Stanford en la que, después de analizar las proteínas de la sangre, pudieron estudiar el envejecimiento de los diferentes órganos y predecir el riesgo de enfermedades de una persona. De confirmarse estos hallazgos, esta prueba podría ayudar a tratar patologías antes de empezasen los síntomas.

Según publican en el mismo, uno de cada cinco adultos de 50 años o más tiene, al menos, un órgano que envejece a un ritmo muy acelerado. «Analizaron la sangre de miles de personas para poder conocer la presencia de proteínas de envejecimiento. Por ejemplo, si un individuo presentaba una mayor cantidad de las derivadas del hígado, eso parecía indicar que este estaba envejeciendo de una forma más rápida que el resto de los órganos. Como se trataba de muestras de sangre antiguas, después pudieron acceder al historial médico de estas personas. Y la mayoría de las que mostraban un envejecimiento más acelerado en un órgano, al cabo de unos años desarrollaban enfermedades relacionadas con él».

En este sentido, Muñoz-Espín pone el foco en los pulmones de una persona fumadora. «Es muy probable que estén más envejecidos que otras partes de su cuerpo. Se acumulan células senescentes a consecuencia de ese daño, que van a generar inflamación, resultando en un riesgo mayor de desarrollar una patología en él, ya sea cáncer, fibrosis, EPOC o asma». El experto asegura que todas incrementan el riesgo de morir. «Por eso, si algún día llegamos a eliminar estas células senescentes, podremos favorecer que nuestro organismo esté en equilibrio y envejecer de una forma sana. Porque es imposible evitarlo, pero sí que podemos retrasarlo».

Sin embargo, tanto la eliminación de células senescentes como el posible análisis de sangre que nos permitiría conocer qué órganos de nuestro cuerpo están envejeciendo de una forma más rápida no son una realidad tangible para la sociedad. Por lo tanto, la pregunta es cuándo llegarán a serlo. «A la comunidad científica no nos gusta hablar de plazos concretos porque siempre hay un hueco importante entre la investigación y la aplicación real a la población que se escapa de nuestro control», responde Collado. Si bien, añade que «existe un gran interés y un desarrollo cada vez mayor, por lo que diría que pronto».

El investigador del Idis lamenta «la mala prensa» que suscitan estos avances. «Se suele relacionar con el típico deseo que tienen millonarios para vivir más, pero es un tema serio. Avanzamos hacia una población cada vez más envejecida y queremos llegar a la vejez de forma saludable. Todo esto va a desencadenar beneficios globales y, como no, también individuales», concluye.

Cinthya Martínez Lorenzo
Cinthya Martínez Lorenzo
Cinthya Martínez Lorenzo

De Noia, A Coruña (1997). Graduada en Periodismo por la Universidad de Santiago de Compostela, me especialicé en nuevas narrativas en el MPXA. Después de trabajar en la edición local de La Voz de Galicia en Santiago, me embarco en esta nueva aventura para escribir sobre nuestro bien más preciado: la salud.

De Noia, A Coruña (1997). Graduada en Periodismo por la Universidad de Santiago de Compostela, me especialicé en nuevas narrativas en el MPXA. Después de trabajar en la edición local de La Voz de Galicia en Santiago, me embarco en esta nueva aventura para escribir sobre nuestro bien más preciado: la salud.