Antonio Ferrández, sexólogo médico: «Es un mito que la disfunción eréctil es una parte inevitable del envejecimiento»
VIDA SALUDABLE
El experto explica cómo influyen los aspectos psicológicos y sociales en la disfunción eréctil y repasa algunas opciones de tratamiento que se pueden encontrar en la farmacia sin receta médica
18 nov 2024 . Actualizado a las 11:32 h.A pesar de su elevada prevalencia, la disfunción eréctil sigue siendo, a día de hoy, un tabú. Este problema afecta a uno de cada cinco hombres de entre 25 y 70 años e impacta no solo en la autoestima y la calidad de vida de la persona, sino incluso en su salud física, dado que es, en muchos casos, un síntoma de otras patologías. El doctor Antonio Ferrández Infante, especializado en sexología médica, repasa las mejores opciones de tratamiento para la disfunción eréctil y asegura que no debemos subestimarla, ya que en la mayoría de los casos es posible llegar a una solución. Abordamos junto a él los mitos, los avances médicos y la importancia de una comunicación abierta en torno a esta condición que afecta tanto a jóvenes como a adultos mayores.
—¿Qué causas suelen estar detrás de una disfunción eréctil?
—La disfunción eréctil puede ser de origen psicológico, orgánico o mixto. Las causas físicas suelen estar relacionadas con afecciones como la diabetes, hipertensión arterial, enfermedades cardiovasculares o hipertrofia benigna de próstata, entre otras. A menudo la disfunción de origen físico va acompañada de una ansiedad de ejecución, que es el temor o preocupación excesiva sobre el desempeño sexual, por lo que es un trastorno mixto que requiere un abordaje integral mediante farmacoterapia y terapia sexológica.
—¿Qué elementos a nivel psicológico influyen en la respuesta sexual?
—Factores como el estrés, la ansiedad, la depresión, los problemas de pareja y la ansiedad de ejecución por sí misma pueden ocasionar una disfunción eréctil puramente psicológica. En estos casos también debe realizarse un estudio médico del paciente para descartar la presencia de uno o varios factores físicos, porque se ha demostrado que la disfunción eréctil es un síntoma centinela de otras enfermedades, sobre todo cardiovasculares.
—¿Cómo se relaciona la disfunción eréctil con estas enfermedades?
—Está fuertemente asociada a condiciones como la diabetes, la hipertensión y el estrés crónico. Estas tres afecciones afectan directamente al flujo sanguíneo del pene mediante diversos mecanismos fisiopatológicos. Por otro lado, se ha demostrado que un buen control de la diabetes se relaciona con una mejor función eréctil y que la hipertensión arterial no sólo se asocia con la disfunción en sí misma, sino que algunos de los fármacos que se emplean perjudican la erección. En relación con el estrés, es importante tratarlo con técnicas de relajación y terapia sexual para regular el sistema nervioso autónomo de estos pacientes, que tienden a una hiperactividad del sistema simpático que inhibe la erección.
—¿Cuál es el perfil de edad en un paciente con disfunción eréctil?
—La disfunción eréctil se asocia con la edad. Su incidencia va aumentando con el paso de las décadas, sobre todo a partir de los 50 años. Sin embargo, hay una elevada proporción de jóvenes que también experimentan esta afección, que en estos casos suele ser de origen psicógeno, aunque en estos pacientes jóvenes también es necesario un estudio clínico que descarte la presencia de factores cardiovasculares. En cualquier caso, e independientemente de la edad, siempre es recomendable una valoración médica si se padecen problemas de erección.
—¿Cómo se diagnostica la disfunción eréctil?
—Se realiza mediante una historia clínica detallada y se utilizan cuestionarios como el Índice de Función Eréctil (IIEF), que evalúan aspectos clave de la salud sexual, incluyendo la función eréctil, el deseo sexual y la satisfacción general en las relaciones. Además, podemos considerar otros factores de salud o emocionales que pudieran estar influyendo, con el fin de clasificar el trastorno y ofrecer un enfoque de tratamiento adecuado.
—¿Cómo es la escalera de opciones en cuanto a tratamientos?
—Clásicamente, se describen tres escalones de tratamiento. El primer escalón corresponde a los dispositivos de erección por vacío, el alprostadilo tópico o intrauretral y fármacos orales inhibidores de la fosfodiesterasa tipo 5, que es el tratamiento más usado desde principios del siglo XXI. El segundo escalón corresponde a la inyección de alprostadilo vía intracavernosa, y el tercer escalón corresponde a la colocación de una prótesis de pene. También hay tratamientos específicos en función de la causa del trastorno eréctil, por ejemplo, el tratamiento hormonal sustitutorio en pacientes con déficit de testosterona, o la terapia con ondas de choque que se utiliza para ciertos problemas de origen vascular. Recientemente, ha surgido Eroxon, un innovador tratamiento tópico de venta libre que ha demostrado capacidad para facilitar una erección en solo 10 minutos, ofreciendo una alternativa práctica y sin necesidad de planificación anticipada ni prescripción médica, lo que podría mejorar la espontaneidad en las relaciones sexuales y ampliar las opciones disponibles para los hombres que sufren disfunción eréctil.
—¿Cuándo se recomienda la psicoterapia?
—Se precisa de un asesoramiento o terapia psicosexual en todos los casos, incluso en los problemas puramente orgánicos. El asesoramiento psicosexual se dirige a reducir la ansiedad relacionada con la intimidad sexual, mejorar la confianza y la comunicación con la pareja, y a adquirir habilidades que potencien una respuesta sexual apropiada. Se ha demostrado que la terapia sexual complementa los enfoques médicos y aumenta las probabilidades de éxito.
—¿Cómo afectan al tratamiento las expectativas y las creencias personales de los pacientes sobre la sexualidad?
—Las ideas sobre el rendimiento sexual tienen un impacto profundo en el pronóstico. Es común que surjan sentimientos de frustración y vergüenza, que pueden intensificarse si la persona asocia su identidad o valor personal con su desempeño sexual. En muchos casos, la disfunción eréctil no tratada puede provocar ansiedad y depresión, creando un ciclo de estrés que perjudica tanto la salud mental como las relaciones de pareja. Trabajar estas creencias con un terapeuta permite desafiar ideas poco realistas y desarrollar una visión más equilibrada y positiva sobre la sexualidad, lo que, a su vez, mejora la respuesta al tratamiento y la satisfacción en las relaciones.
—¿La pornografía y las redes sociales tienen influencia en las expectativas sobre la función sexual y la disfunción eréctil?
—La pornografía y las redes sociales han elevado de manera significativa las expectativas sobre el desempeño y la frecuencia sexual, fomentando una imagen idealizada e irreal de la sexualidad. Esto puede afectar a cómo muchas personas perciben su propia suficiencia, generando comparaciones poco realistas que minan la autoconfianza y aumentan la presión. Con el tiempo, esta influencia contribuye a incrementar la ansiedad relacionada con la actividad sexual y puede agravar problemas como la disfunción eréctil.
—¿Cuáles son los mitos más comunes en torno a la disfunción eréctil?
—Entre los mitos más comunes sobre la disfunción eréctil está la creencia de que es una parte inevitable del envejecimiento: si bien la incidencia puede aumentar con la edad, no todos los hombres mayores experimentan este problema. Además, hay tratamientos efectivos disponibles para quienes lo necesitan, independientemente de la edad. Otro mito extendido es que la disfunción siempre indica falta de deseo sexual, lo que puede confundir a la pareja, cuando puede deberse a una variedad de causas físicas o psicológicas. Estos malentendidos pueden hacer que los hombres se sientan avergonzados a la hora de buscar ayuda, retrasando el diagnóstico y un tratamiento que podría mejorar su calidad de vida.
—¿En qué casos sería necesaria una intervención quirúrgica?
—Las técnicas quirúrgicas correctoras se reservan para casos donde existen causas físicas específicas, como malformaciones anatómicas o daño grave en los vasos sanguíneos secundarios a un traumatismo. La cirugía incluye la colocación de prótesis de pene, que sólo está indicada en pacientes que no son aptos para otras terapias, o no responden a las mismas, o bien requieren un tratamiento definitivo. La mayoría de los hombres que reciben una prótesis de pene tienen una causa orgánica de disfunción eréctil, como enfermedad vascular, diabetes, o trauma pélvico.
—¿Qué puede hacer la pareja para apoyar al paciente durante el tratamiento?
—El apoyo de la pareja es crucial en el tratamiento de la disfunción eréctil y puede mejorar significativamente el pronóstico. La comunicación abierta y sincera permite que ambos afronten la situación como un equipo, facilitando la adaptación y disminuyendo el estrés asociado a la disfunción eréctil.
—¿Qué hábitos de vida ayudan a prevenir la disfunción eréctil?
—Adoptar hábitos de vida saludables es fundamental. Mantener una dieta equilibrada, realizar actividad física de forma regular, evitar el consumo excesivo de alcohol y no fumar son prácticas que contribuyen una mejor sexualidad, favoreciendo la función eréctil. Además, el ejercicio y una alimentación adecuada ayudan a controlar el peso y reducir el estrés, factores que también influyen positivamente en la salud sexual. Estos cambios de estilo de vida no solo previenen la disfunción eréctil, sino que también mejoran el bienestar general y la calidad de vida.
—¿Cree que la sociedad aún estigmatiza la disfunción eréctil?
—La disfunción eréctil continúa siendo un tema tabú, rodeado de estigmas que dificultan que muchos hombres se atrevan a hablar al respecto o a buscar ayuda profesional. Este estigma genera sentimientos de vergüenza y aislamiento, aumentando el estrés y afectando la salud emocional de quienes la experimentan. Sin el debido apoyo, muchos hombres pueden desarrollar problemas de autoestima y ansiedad, lo cual a su vez agrava la disfunción eréctil. Es esencial romper estos prejuicios y promover un diálogo abierto sobre el tema, para que más personas busquen soluciones efectivas y mejoren su calidad de vida.