Tinder en la Villa Olímpica y Raya para tener citas con famosos: la psicología detrás de la (no tan nueva) forma de ligar

Sofía Berardi / L.B. LA VOZ DE LA SALUD

VIDA SALUDABLE

Tinder brindó una opción para los deportistas olímpicos en París 2024.
Tinder brindó una opción para los deportistas olímpicos en París 2024. La Voz de la SaludI Stock

«Que los perfiles sean de gente con éxito y dinero puede resultar ser un gran reclamo para aquellos que se dejan llevar por la erótica del poder y la fama», explica la sexóloga y psicopedagoga Belén Bueno Simón

09 ago 2024 . Actualizado a las 05:00 h.

Al igual que en Tinder, Bumble o Grindr, esta «nueva» aplicación de citas llamada Raya, muestra al usuario perfiles de potenciales parejas, de forma que puede ver varias fotos de una persona tras otra y leer su breve descripción, así como saber su edad y la distancia a la que se encuentra. ¿Cuál es la novedad? Además de que esta Raya es totalmente de pago, el usuario debe obtener su pase para ingresar en la aplicación. 

Solamente pueden registrarse las personas aceptadas por un algoritmo y un «comité de expertos». Si bien el resto de apps ofrecen funciones premium que permiten más opciones como conocer quién ha visualizado tu perfil o tener súper likes, en Raya es necesario enviar una solicitud (nombre completo, fecha y lugar de nacimiento, cuenta oficial de Instagram y miembros de Raya que conozcas).

Esta aplicación fue concebida en el 2015 por el emprendedor californiano Daniel Gendelman con la intención de crear una comunidad entre artistas, cantantes, deportistas e influencers. «¿Por qué querer ir a una fiesta en la que se admite cualquier persona cuando puedes ir a una fiesta en la que solo van ricos y famosos?», señaló Gendelman en aquel entonces en una entrevista con el New York Times. En ese momento Raya tenía una lista de espera que superaba las 100.000 personas y costaba menos de 6 euros, ahora el pase asciende a 23.

¿Qué hay detrás de estas ganas de codearse con el éxito? Belén Bueno Simón, sexóloga y psicopedagoga de la Asociación de Especialistas en Sexología (AES), nos brinda una explicación: «El hecho de que los perfiles sean de gente famosa o con éxito y dinero puede resultar ser un gran reclamo para aquellas personas que se dejan llevar por la erótica del poder y la fama, algo que está de plena actualidad en una sociedad de consumo como la nuestra». 

Bueno agrega que la cultura del esfuerzo y los refuerzos a largo plazo «no pesan tanto como la obtención de refuerzos inmediatos y con el mínimo esfuerzo que te da la fama». Aunque, añade que «por suerte, no todo el mundo piensa así y se deja obnubilar por el famoseo, ni necesitan codearse con un “igual", o gente de ese mundo de lujos y glamour».

Teniendo en cuenta todo esto, no sorprende que se haya convertido en la aplicación de famosos como Rauw Alejandro, Risto Mejide, Rebel Wilson, Ben Affleck, Channing Tatum, y muchos otros.

¿Los opuestos se atraen?

Mientras individuos no tan de la élite consiguen su pase a Raya (cada vez es más fácil ingresar a través de usuarios amigos), Tinder ha dado que hablar en los Juegos Olímpicos de 2024, la élite del deporte. 

El revuelo comenzó cuando la remadora estadounidense Emily Delleman comentó en su TikTok que la aplicación de citas le sugería «hacer match con deportistas profesionales usando nuestra nueva función». 

@happydelly

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Al activar esta función la app detecta la geolocalización dentro de Villa Olímpica y solo permite hablar con personas en un rango de 1.5 kilómetros. Esto evita que los deportistas hablen con personas fuera de los límites de la Villa y brinda mayor privacidad. Medidas similares se tomaron este año con Grindr: el Comité Olímpico acordó una versión que limita la geolocalización, exploración, e incluso las fotos de perfil. 

Consultada sobre ello, Bueno opina que la unión deportista-deportiva «es algo que tiene sentido si pensamos en la cantidad de cosas que tienen en común. Está más que demostrado que la frase lapidaria de que "los polos opuestos se atraen" es del todo falsa. No es de extrañar que deportistas de élite que tienen unas vidas muy sacrificadas y llenas de rutinas muy específicas, sientan mayor conexión con personas afines que tienen los mismos valores». En esta misma línea, la sexóloga desarrolla cuatro pilares fundamentales por los que podría funcionar una relación de este tipo: una escala de valores similar, un proyecto de vida en común, la compatibilidad de caracteres y un buen acompañamiento sexual. 

«Con esto no quiero decir que una persona deportista no pueda enamorarse de alguien sedentario y con rutinas diferentes, pero cuánto más sólidos son esos cuatro pilares y más afinidad existe entre dos personas, más fuerte y duradero será el vínculo entre ambos», expresa. 

Hoy en día ya no nos parece extraño que algunas de las parejas que nos rodean se hayan conocido a través de Tinder, pero aún así hay cierta desconfianza y estigma hacia relaciones con este tipo de inicio. La sexóloga sostiene que esto responde a que normalmente la gente asocia el uso de estas aplicaciones con la búsqueda de sexo sin compromiso. 

 La psicología detrás de la (no tan nueva) forma de ligar 

«Se piensa que la mayoría de las personas que hay detrás de esos perfiles solo desean una relación líquida donde no haya ningún tipo de afectividad ni vínculo. Pero hasta en este tipo de relaciones, donde la gente queda para acostarse, hay afecto, cuidado y responsabilidad. No somos máquinas carentes de emociones», señala la sexóloga, y propone dejar de generalizar y estigmatizar a aquellos que las usan. 

«Si es para tener sexo, genial», dice, aunque matiza que «siempre que se juegue limpio con el otro y ambos deseen ese tipo de vinculación. Entendamos que también hay gente que busca pareja estable y crear un proyecto de vida en común con aquella persona que vio por primera vez en un perfil de Tinder».  

La disyuntiva con estas aplicaciones es que no todas las personas están preparadas para ser deslizadas hacia la derecha o no obtener respuestas tras un match. Hay muchas opciones y si no gusta uno o una, habrá otro u otra (para bien y para mal). «A la hora de hacer uso de este tipo de aplicaciones debemos tener una sana y sólida autoestima, pues el hecho de no gustar o que nos hagan ghosting a la primera de cambio puede hacer mella en nuestra salud mental», asegura Bueno. 

La psicopedagoga aconseja que si la otra persona desaparece, aunque puedes sentirte muy mal, no debes pensar que el problema está en ti. «Esto ocurre si alimentamos nuestra autoestima con la validación externa y las opiniones y el trato de los demás. Pero si llegara a pasarte algo parecido y un crush te hace ghosting, fue esa persona la que tuvo el fallo por no ser honesta ni responsable contigo», asegura Bueno. 

El llamado «ghosting» (que, traducido del inglés, sería algo parecido a hacerse fantasma) es la práctica de cesar toda comunicación y contacto con una pareja sin advertencia previa y sin justificación aparente, ignorando todo intento de acercamiento por parte de la otra persona.

Vínculos digitales antes que personales

Según la sexóloga, el éxito de estas aplicaciones, en parte, se genera al poder confeccionar un perfil muy atractivo con tus mejores y cuidadas fotos, dando sólo aquella información que al usuario le interesa compartir. «Es un modo de "romper el hielo" muy distinto al de nuestros padres en los guateques escuchando música rock con un cubata en la mano. Ahora nos preocupamos mucho de la imagen que proyectamos en los demás y alimentamos nuestro ego con la validación externa de aquellos que se interesan por nuestro perfil», dice Bueno. 

La facilidad de conexión y la inmediatez es lo que nos inunda de dopamina, la hormona de la motivación. «Aquello que nos resulta novedoso nos engancha y libera en nosotros un torrente de sensaciones placenteras. No es difícil generar un vínculo amoroso o sexual con alguien que conozcas a través de estos medios, pues la cantidad de perfiles que son candidatos para ello es ingente. En cuanto que alguien "te cuadra", ¡zas!, inicias el contacto y quedas para conocerle. De ahí puede salir desde un 'polvo de una noche' (o varios) hasta una relación de pareja estable», sostiene. 

Bueno no duda de que se trate de un cambio generacional, impulsado por la tecnología y la necesidad de mostrar lo que desayunamos esta mañana en las historias de Instagram. «Con algo tan simple como un like o comentario en una de tus fotos, ya se puede iniciar una conversación con un desconocido que te sigue; de ahí a quedar y enrollarse apenas hay distancia. Muchísima gente se conoce ahora así, no sólo en app de citas. La sobreexposición de nuestras vidas y la facilidad de contacto con gente de todas partes hace muy fácil que se dé el siguiente paso: conocerse en vivo y en directo, sin stories ni reels de por medio».