Cata de aguas: ¿es cierto que la de Cristiano Ronaldo quita más la sed?
VIDA SALUDABLE
El lanzamiento de Ursu 9 y las declaraciones de Georgina Rodríguez sobre su capacidad refrescante empañan un debate mucho más profundo que involucra a profesionales de la nutrición
18 ago 2023 . Actualizado a las 18:02 h.«A mí me encanta el agua. Me da muchísima salud estar hidratada. Con este agua, os sentiréis más hidratados y que os calma más la sed», argumentaba la influencer Georgina Rodíguez ante la prensa cuando le preguntaron por la implicación de su pareja, Cristiano Ronaldo, en un nuevo proyecto de una marca de agua envasada. Un influencer, por definición, influye; crea opinión. Por eso, en La Voz de la Salud, quisimos cerciorarnos de si existe alguna métrica con la que objetivar la capacidad refrescante del agua o si existen productos que calman más la sed que otros. Quisimos someter a Georgina a un factchecking hídrico o, lo que es lo mismo, saber si nos estaba vendiendo una moto.
Tendemos a olvidar que si hay un alimento consumido por toda la población mundial, ese es el agua, sin embargo ¿se dan cuenta de haber escuchado hablar alguna vez a un nutricionista sobre el agua? «Es que la gente prefiere hablar del vino, del jamón serrano o del aceite de oliva antes que hablar del agua», dice, entre el lamento y la broma, Francisco de Paula Maraver Eyzaguirre, profesor titular de la Facultad de Medicina en la Universidad Complutense de Madrid en el departamento de Radiología, Rehabilitación y Fisioterapia y muy vinculado a las llamadas aguas mineromedicinales —una nomenclatura adaptada, por otra parte, en el siglo XIX— a través de la Sociedad Española de Hidrología Médica e Hidroterapia, adscrita al centro universitario madrileño. Fundada en el año 1877, mantiene ese 'Médica' en su nombre, pero desde la Asociación Española de Urología nos recuerdan que «no hay ningún agua que tenga un valor medicinal». Francisco de Paula Maraver se lamenta de la falta de lo que llama 'cultura de agua' en España. ¿Sabrían ustedes interpretar mínimamente una etiqueta de una botella de agua embotellada? No se fustiguen, en la redacción también sabíamos más bien poco.
¿Tiene razón Georgina cuando habla de que hay aguas más hidratantes y refrescantes que otras?
Si tuviesen que elegir tres adjetivos que acompañasen a la palabra agua seguramente lo tendrían claro. El agua es inodora, incolora e insípida. Aceptamos esta definición universal, pero si alguna vez han estado cerca de algún manantial de aguas medicinales habrán podido constatar qué olor tiene para rato. Teniendo en cuenta esto, y por echarle un cable a Georgina a la que siempre se le miran con lupa sus declaraciones, no sería una locura preguntarse si hay aguas más hidratantes que otras o si, dependiendo del producto, nuestra sed será más o menos calmada gracias a Ursu 9 —que así se llama el agua del grupo Outerinho por la que se ha involucrado Cristiano Ronaldo—.
Decía Georgina que esta agua le hace estar más hidratada, pero lo cierto es que no hay ningún agua que hidrate más que otra. «Lo de hidratante ojo cuidado, porque ya nos estamos metiendo en el terreno de la salud, en el terreno de la fisiología. No hay ningún agua que hidrate más que otra. Podría discutirse si un agua calma más la sed que otra, pero esa sensación de refresco tendría que darla un panel de cata de aguas», explica el nutricionista Juan Revenga.
Es cierto que no todas son iguales. «Esto es como todo, para hidratarse sirve cualquier agua: del grifo o mineral. Pero esto es como decir que cualquier vino es bueno para emborracharse. Pues sí, pero no todos los vinos son iguales», adelanta el profesor del centro madrileño. Pero los beneficios a nivel orgánico son harina de otro costal. Un jardín complicado que ha levantado ampollas. Para empezar. Veamos los detalles que nos aporta el etiquetado del agua Ursu 9.
Composición analítica del agua mineral Ursu 9
- Residuo Seco (a 180º C): 292
- Bicarbonato: 193
- Cloruro: 35,1
- Sodio: 107
- Alcalinidad: 168
- pH: 9
El agua embotellada bajo la etiqueta Ursu 9 procede de un manantial de la cuenca del río Duero ubicado en un municipio llamado Fuente del Oso —de ahí lo de Ursu—, en la provincia de Ávila. ¿Tiene este manantial más propiedades hidratantes que otros manantiales de España? Toca consultar el etiquetado. Se trata de un agua que tiene una mineralización débil, de algo más de 250 mg/L (292) y es predominante en bicarbonato (193 mg/L) y en sodio (107 mg/L). No parece haber una base científica para decir que refresca más o menos que otras 90 opciones similares que hay en el mercado. Tampoco que sea más hidratante.
Por su parte, Alberto Budía, Jefe de Servicio de Urología del Hospital Universitario de la Fe de Valencia, tampoco ve posible respaldar científicamente la apasionada defensa de esta agua de Georgina Rodríguez. «Lo que refresca del agua es la temperatura que tiene, por encima de cualquier otra cosa», dice, tratando de reinterpretar un poco el errado mensaje de la influencer española: «Probablemente diga que es refrescante porque en su composición sí que tiene un componente de carbonato cálcico muy alto. Quizás se refiere a eso, pero el agua refrescante depende de la temperatura o de si tiene burbujas. Puede que la argumentación de Georgina vaya por ahí, intentando vender que como tiene una mayor cantidad de carbonato cálcico sea más refrescante. Pero es que el carbonato cálcico lo que hace es, a cantidades altas en el agua, producir burbujas».
El agua de Cristiano y Georgina genera un agrio debate entre nutricionistas
Es cierto que las preguntas frecuentes a los nutricionistas no giran sobre el agua y sus supuestas cualidades. Pero la irrupción de Cristiano en la cada vez más poblada industria del agua embotellada ha generado una polémica mucho más profunda en el sector de la nutrición. El dedo —las declaraciones de Georgina— ocultaban la luna.
En la presentación del agua, sentado junto a Cristiano Ronaldo, un dietista-nutricionista español, muy célebre en los círculos profesionales de la profesión, dio soporte técnico a las supuestas propiedades del agua de Cristiano Ronaldo, que promete tener efectos antioxidativos y alcalinizantes. La alcalinidad de las aguas —su capacidad para neutralizar los ácidos— se mide mediante el pH y, aunque se hable de que la alcalinidad puede ser beneficiosa, no hay evidencia que sustente esta afirmación. «Ningún agua de las que consumimos tiene un valor medicinal. Y eso del pH alcalino y de los efectos antioxidantes, antienvejecimiento y demás... Realmente, el pH del líquido que estás bebiendo puede tener un efecto local, como un colutorio, pero a nivel orgánico, que bebas aun agua alcalina o básica no va a cambiar nada porque no tiene las cantidades suficientes para modificar el pH del cuerpo ni va a modificar la acidez, porque la acidez se corrige con grandes cantitades de bicarbonato, dulcitato u otras sustancias, pero con un agua es imposible corregir un pH sanguíneo. Entiendo que lo venda así, pero no hay ningún agua con valor medicinal», afirma el urólogo.
Su capacidad antioxidante la descarta el también nutricionista Juan Revenga, que a raíz de esta polémica armó un texto en su página web (se puede consultar en este enlace) para desmontar las afirmaciones de la marca y de su colega de profesión. Su escrito produjo un gran revuelo en el mundillo, pero la pregunta de La Voz de la Salud era otra: ¿un agua embotellada que en su composición analítica presente más, por ejemplo, calcio que su vecina de estantería nos puede aportar algún tipo de beneficio nutricional?, ¿si tengo una anemia ferropénica —por falta de hierro— servirá para algo que opte por un agua ferruginosa? Su respuesta es contundente: «Es ridículo. Es como intentar derribar un tanque a balonazos. ¿Está entrando más calcio? Sí, pero no es clínicamente relevante».
¿Podemos notar las diferencias? Un ejercicio divertido sin ningún tipo de validez
Evidentemente, en la redacción de La Voz de la Salud no hay ni un solo catador profesional de aguas. Sin embargo, quisimos hacer un ejercicio de cata de aguas amateur para ver si notábamos algún tipo de diferencias entre una y otra. Fue divertido, pero claramente nuestro resultado no puede ser tomado en serio ya que, insistimos, no tenemos ni idea y, durante el ejercicio, abundaron los lugares comunes y los clichés. Frases como «esta es muy plana» o «tiene las burbujas más grandes» dan una idea de nuestra completa ignorancia sobre el asunto.
Como no queremos ser cancelados, queremos pedir perdón a los profesionales de la cata en general. Para resaltar su importancia, debemos recordar que la calificación 'extra' que se le da al aceite de oliva virgen depende de un panel de expertos formado por siete profesionales que acreditan que es producto tiene cero defectos entre la lista de trece posibles. «No todas las cualidades sensoriales u organolépticas que pueden tener los alimentos se miden con máquinas. Pero hay algunas que solo son medibles por las personas. Se trata de criterios objetivos, pero todo lo objetivos que puede llegar a ser. Es todo lo objetivable que se puede objetivar», puntualiza Revenga
La legislación de las aguas
Es importante remarcar que el agua que nos encontramos embotellada como mineral natural, es estable en su composición. Es decir, tal cual sale del manantial, se embotella y su composición química no cambia. Con ligeras diferencias entre una y otra marca, lo que nos encontraremos en la composición analítica de un agua embotellada será muy similar al estar legislado de manera estricta. En el caso español, como miembro de la UE, se cumple una directiva comunitaria que clasifica las aguas según el residuo seco, el contenido, la composición de iones disueltos. Según los componentes mineralizantes principales, se le pone nombre y apellidos.
¿Qué es el residuo seco?
El residuo seco de un agua se mide hirviendo el líquido al baño maría a una temperatura de 180 ºC. Una vez evaporada, los residuos sobrantes serán pesados con una balance de precisión que resultarán en la cantidad de residuo seco que tenga en mg/L siguiendo la siguiente clasificación:
- Agua de mineralización muy débil: <50 mg/L
- Agua de mineralización débil: 51-500 mg/L
- Agua de mineralización media: 501-1.500 mg/L
- Agua de mineralización fuerte: >1.500 mg/L
Gracias a la etiqueta de todas las aguas, podemos poner 'apellido' a lo que estamos comprando. Saber interpretarla, además de darnos información sobre su residuo seco, nos aporta otros datos. «La directiva comunitaria que se recoge en España en el Real Decreto de Reglamentación Técnico Sanitaria de Aguas Envasadas, especifica que si el agua tiene más de 600 mg/L de bicarbonato se puede clasificar como bicarbonatada. Si tiene más de 200 mg de sodio, se puede hablar de agua sódica. Si tiene más de 50 mg de magnesio, se puede hablar de agua magnética. Atendiendo a la etiqueta de Ursu, no hay datos suficientes para ponerle ningún tipo de apellido», declara Francisco de Paula.
¿Es más saludable el agua embotellada que el agua del grifo?
No. El agua embotellada no es más saludable que el agua del grifo. Una cosa puede ser su sabor, que resultará más o menos agradable según cada consumidor, o incluso su turbidez. Eso es una cosa, pero lo importante por encima de todo es hidratarse. Del grifo o del agua más cara del supermercado. A partir de aquí, podemos empezar con los matices.
El agua tiene una legislación como alimento muy, muy restrictiva. El agua del grifo garantiza se trata con productos químicos como el cloro y el flúor, que garantizar su uso sin problemas. A Juan Revenga, sin embargo, le chirría esa coletilla de 'productos químicos' e interrumpe cuando la conversación se adentra en el tratamiento del agua potable de la red pública. «Vamos a hablar con propiedad. El agua es un producto químico. Es monóxido de dihidrógeno. Todo es químico. Lo único que no es químico, si crees en él, es dios. Tú eres químico, la silla en la que estás sentado es química, lo que vas a comer luego es química. Puedo desglosarte una manzana en forma de nomenclatura química y se te quitarían las ganas de comértela. Los químicos son unos señores con bata blanca que han hecho la carrera de ciencias químicas. Básicamente, lo que le echan es cloro y flúor», dice, remarcando la importancia del lenguaje. Aclarado queda. El nutricionista hace una defensa del agua del grifo frente al crecimiento exponencial que está viviendo la industria del agua embotellada y su evidente impacto medioambiental en forma de residuos plásticos.
Ahora bien, ¿puede un agua cálcica ser recomendada para una persona que sufra algún problema derivada de una carencia de este micronutriente como la osteoporosis? «Hay que tener en cuenta que el calcio presente en el agua es un calcio mineral, que no está ligado a proteínas. No está en el entorno de la vitamina D ni estoy reflejando el entorno de un producto lácteo, que sí son fuentes de mucho calcio y que tienen otros elementos que favorecen su absorción. En el caso de agua, se da todo lo contrario. Por mucho calcio que puedan tener, tienen poco. Además, no disponen de elementos que ayuden a su absorción», expone Revenga, que aunque sí dice que ese calcio será asumido por nuestro organismo, su repercusión en la salud será nula: «Se absorben. Otra cosa es que esa absorción repercuta en una relevancia clínica. No es relevante. Igual que el hierro. Cuando hablamos de aguas ferruginosas, hablamos de un hierro absolutamente inorgánico, sin elementos que favorezcan su absorción. La cantidad de hierro que puede haber en un agua ferruginosa es ridícula comparada con la cantidad que encontramos en alimentos que consideramos fuente de hierro. Nadie va a combatir una anemia ferropénica con agua ferruginosa, aunque por supuesto hay quien lo propone».
En este sentido, la Asociación Española de Urología publicó un comunicado de prensa en el año 2016 bajo el título: «El agua mineral natural no conlleva un riesgo para la salud del riñón», recordando que no existen evidencias científicas «de que la mineralización del agua mineral natural conlleve un riesgo en la recurrencia de cálculos renales o que implique el deterioro de la función renal». El urólogo Alberto Budía, que también es Coordinador Nacional del grupo de Litiásis de la asociación, recuerda además que «lo importante frente a cuadros de deshidratación es reponer líquidos. La cantidad de solutos o de electrolitos ayuda, pero por las cantidades presentes en las aguas minerales no se puede decir que un agua de mineralización débil, por ejemplo, sea superior a la hora de hidratar. Hidratar, hidratan todas, otra cosa es la reposición hidroelectrolítica. Pero un agua como Ursu 9 tampoco tiene una cantidad suficiente para decir que es un agua de reposición hidroelectrolítica, es un agua de reposición hídrica».
Tenemos que hablar de la industria del agua
Basado en datos de la FDA, recogidos por la serie documental de Netflix ¡Vaya Historia!, si los envases de botellas consumidas por los estadounidenses en el año 2018 se apilasen unos sobre otros podríamos cubrir la distancia entre la Tierra y la Luna 37 veces. Es uno de los datos que recoge Juan Revenga en su defensa del agua del grifo, que acompaña con datos: «Según datos del ministerio, el 99,5 % de las aguas analizadas en España de la red de abastecimiento general son aptas para el consumo».
El nutricionista opina que se ha generado en la población una necesidad, fruto de tener nuestras necesidades más básicas cubiertas. Buscamos la excelencia y, según él, erramos el tiro. «Independientemente de las cuestiones de la salud, que nos las cogemos con papel de fumar, somos muy detallistas, y eso es síntoma de que estamos muy aburridos. ¿Sabes la pirámide de Maslow? Estamos muy lejos del suelo y nos preocupamos por muchas chorradas. El problema no es tanto elegir envasada o del grifo. El verdadero descalabro es el problema medioambiental que produce consumir agua en plástico», sentencia, dándonos a todos sobre lo que pensar.