¿Por qué no deberías cruzar las piernas cuando te sientas?

Cinthya Martínez Lorenzo
Cinthya Martínez LA VOZ DE LA SALUD

VIDA SALUDABLE

Cruzar las piernas es una postura habitual en la población.
Cruzar las piernas es una postura habitual en la población. iStock

Esta postura puede producir descompensación corporal, afecta a la presión sanguínea e incluso a una reducción en la producción de esperma

18 may 2023 . Actualizado a las 10:08 h.

¿Estás leyendo este artículo con las piernas cruzadas? No sería raro, teniendo en cuenta que, según un estudio realizado en Alemania, alrededor del 62 % de la población cruza la pierna derecha, el 36 % la izquierda y el 12 % restante informa que no tiene preferencia. Aunque es una posición muy común, es forzada y altera el funcionamiento de algunos aspectos de nuestro cuerpo. 

Antes de nada, cabe mencionar que la postura sentada con una pierna cruzada tiene algunos beneficios. Es posible que disminuya la fatiga muscular al reducir la actividad en los músculos abdominales oblicuos internos y externos, y puede ajustar la altura de los dos lados de la pelvis para una mejor alineación si las dos piernas del individuo presentan diferentes longitudes. Además, puede brindar estabilidad a la articulación sacroilíaca en aquellos que tienen inestabilidad en ella, al generar aducción de la articulación de la cadera. Sin embargo, cruzar una pierna mientras se está sentado también puede suponer múltiples riesgos para el cuerpo.

Según apunta Adam Taylor, profesor y director del centro de aprendizaje de anatomía clínica de la Universidad de Lancaster, en un artículo publicado en The Conversation, cuánto más frecuentemente alguien se siente con las piernas cruzadas, y cuanto más tiempo pase en esa posición, más probable es que experimente cambios a largo plazo en la longitud de sus músculos y en la disposición de los huesos de la pelvis. «Debido a la forma en la que está unido el esqueleto, cruzar las piernas también puede causar una desalineación de la columna y los hombros», asegura. 

A nivel articular: descompensación corporal e incluso desarrollo de escoliosis

Al cruzar las piernas, provocamos una descompensación corporal, es decir, causamos un desequilibrio pélvico porque ejercemos más peso sobre uno de los lados de la pelvis. Así lo demostró un estudio llevado a cabo por investigadores del departamento de fisioterapia de la Universidad Sahmyook de Corea, que tenía como propósito determinar los efectos sobre la salud del tronco y la torsión pélvica de individuos sanos que surgen al cruzar la pierna derecha —se escoge una para poder medir mejor las posibles lesiones— mientras están sentados. 

La investigación confirmó que la postura sentada con la pierna derecha cruzada condujo a una disminución de la longitud del tronco derecho con el tiempo y, en términos de torsión pélvica, aumentó la rotación posterior de la pelvis derecha en comparación con la pelvis izquierda. 

No obstante, aunque el cuerpo se desalinea, por inercia, tratará de alinearse. ¿Cómo? Intentando mantener el centro de gravedad por encima de la pelvis. En consecuencia, como si de un engranaje se tratase, la cabeza también se dispondrá de manera incorrecta, así como los hombros y el cuello. De esta forma, sentarse con las piernas cruzadas durante mucho tiempo aumenta la posibilidad de desarrollar escoliosis, es decir, una alineación anormal de la columna, y otras deformidades. 

Se pone en riesgo el nervio peroneo

El peroneo es una ramificación del nervio ciático. Suministra movimiento y sensibilidad a la parte inferior de la pierna, el pie y los dedos. Cuando una persona permanece mucho rato con las piernas cruzadas, sus extremidades se pueden acabar durmiendo. Lo que sucede es que esta postura puede poner presión sobre este nervio y, de esta forma, causar la sensación de que se duermen nuestras piernas o pies. 

Si se pasan muchas horas en esta posición, el cuadro se puede complicar, porque puede desarrollarse una parálisis del nervio. Así, en vez de un adormecimiento temporal, esta patología es más grave porque impide levantar la parte delantera del pie y de los dedos. Con todo, esto es algo que no suele ocurrir a menudo, ya que en el momento en que empezamos a sentirnos incómodos en esta postura, la cambiamos.  

Puede reducir la producción de esperma 

Taylor también asegura que existe evidencia suficiente como para afirmar que cruzar las piernas puede afectar a la producción de esperma. «Esto se debe a que la temperatura de los testículos debe estar entre 2 °C y 6 °C por debajo de la temperatura corporal estándar. Estar sentado aumenta la temperatura en 2 °C y cruzar las piernas puede aumentar hasta en 3,5 °C . Los estudios sugieren que un aumento en la temperatura del escroto o de los testículos puede reducir tanto el conteo como la calidad de los espermatozoides», explica.

Afecta a la presión sanguínea

Varios estudios han determinado que la presión sanguínea de las personas era más alta cuando cruzaban sus piernas, a diferencia de cuando las tenían en reposo. El más grande de ellos se llevó a cabo en Estambul. Los investigadores estudiaron qué sucedía en 283 personas —tanto sanas, como personas que tomaban algún tipo de medicación—, cuando cruzaban las piernas y cuando no lo hacían. Se confirmó que la presión arterial era más alta cuando los sujetos cruzaban las piernas.

Sin embargo, cabe mencionar que al medir la presión sanguínea tres minutos después de descruzar las piernas, esta volvía a los niveles anteriores. Además, se dio un mayor aumento en aquellas personas que ya estaban siendo tratadas por alteraciones en la misma. En este sentido, recalcar que no existe ninguna evidencia que demuestre que cruzar las piernas cause varices o empeore aquellas que ya han empezado a desarrollarse. Aunque sí que es cierto que otros factores pueden estar relacionados, como el sedentarismo. 

Con todo, el doctor subraya que muchos de los riesgos asociados a cruzar las piernas mientras estamos sentados también están relacionados con otros problemas subyacentes que suelen predominar en nuestra sociedad: el estilo de vida sedentario y la obesidad. «Con esto en mente, el principal consejo es no quedarse quieto en la misma posición durante mucho tiempo y mantenerse activo regularmente», concluye Taylor. 

Cinthya Martínez Lorenzo
Cinthya Martínez Lorenzo
Cinthya Martínez Lorenzo

De Noia, A Coruña (1997). Graduada en Periodismo por la Universidad de Santiago de Compostela, me especialicé en nuevas narrativas en el MPXA. Después de trabajar en la edición local de La Voz de Galicia en Santiago, me embarco en esta nueva aventura para escribir sobre nuestro bien más preciado: la salud.

De Noia, A Coruña (1997). Graduada en Periodismo por la Universidad de Santiago de Compostela, me especialicé en nuevas narrativas en el MPXA. Después de trabajar en la edición local de La Voz de Galicia en Santiago, me embarco en esta nueva aventura para escribir sobre nuestro bien más preciado: la salud.