Robert Waldinger, psiquiatra: «Antes la felicidad era que la vida tuviera propósito, ahora la pensamos en un sentido más hedonístico»

Laura Inés Miyara
Laura Miyara LA VOZ DE LA SALUD

VIDA SALUDABLE

Robert Waldinger es Director del Estudio Harvard del Desarrollo en Adultos, la mayor investigación mundial sobre la felicidad.
Robert Waldinger es Director del Estudio Harvard del Desarrollo en Adultos, la mayor investigación mundial sobre la felicidad.

El director del Estudio Harvard sobre el Desarrollo en Adultos expone los resultados de esta investigación de más de ocho décadas

13 abr 2023 . Actualizado a las 18:21 h.

Robert Waldinger es psiquiatra, psicólogo y monje zen. Así y en ese orden lo presenta su página de Wikipedia, aunque en realidad, esta descripción no le hace justicia a su carrera. Graduado con honores de la Universidad de Harvard en la década del 70, tiene una larga trayectoria estudiando el comportamiento y el universo emocional de los humanos. Actualmente, dirige el Estudio Harvard del Desarrollo en Adultos, la investigación más extensa a nivel mundial acerca de la felicidad. Un proyecto que comenzó en el año 1938 y ha analizado a tres generaciones de participantes.

Con todos esos datos, y junto a su colega el psicólogo Marc Schulz, que codirige el estudio, Waldinger acaba de publicar Una buena vida (Planeta, 2023), el libro que recoge los hallazgos de estos 84 años de trabajo. Es la versión traducida al castellano del original, pero Waldinger, que habla castellano y disfruta los desafíos, ha aprovechado la ocasión para viajar a España a presentarlo. En La Voz de la Salud hemos tenido la oportunidad de entrevistarlo y nos hemos quedado con las claves para construir una buena vida.

Felicidad y salud

Ante todo, tenemos que entender que la felicidad y la satisfacción forman parte integral de nuestra salud. Estos conceptos no son solo ideales o aspiraciones abstractas: se traducen en cómo y cuánto podemos cuidarnos. «Es una relación bidireccional. La salud predice que uno vaya a ser más feliz y, al revés, la felicidad ayuda a mantener la salud física. Es importante, porque cuando no tenemos salud, cuando estamos enfermos, tenemos menos energía para conectar con otras personas y hacer cosas que nos hacen felices. Pero cuando estamos felices, tenemos la energía que necesitamos para cuidar nuestra salud», explica Waldinger.

La familia, modelo y núcleo

La vida familiar tiene un rol fundamental en la salud mental de niños y adolescentes. Así lo muestran todas las investigaciones y lo señalan los expertos en bullying. Pero ¿qué pasa cuando llegamos a la edad adulta? «La familia es la influencia más importante en la niñez. Es un modelo de cómo vivir, de las relaciones con otras personas. La familia nos enseña cómo ser amigo, cómo ser pareja. Eso es muy importante. Pero también podemos aprender otros modos de relacionarnos con personas. Las amistades que hacemos como adultos, por ejemplo. Y podemos cambiar las relaciones familiares cuando crecemos. Claro que las relaciones cambian. Y estos modelos originales son muy poderosos, pero podemos cambiarlos», sostiene el experto.

Felicidad en los genes

Cuando hablamos de felicidad, es frecuente caer en la idea de que ser feliz tiene que ver con una decisión. Esto, según los últimos estudios, no es exactamente así. «Se estima que un 50 % de nuestra felicidad tiene que ver con el temperamento, con factores genéticos. Otro 10 % tiene que ver con las circunstancias inmediatas de la vida en las que nos encontramos. Y el otro 40 % es en lo que podemos influir. Es mucho, yo creo, pero no lo es todo. Todos conocemos personas que están tristes todo el tiempo y otras que son felices a pesar de las tragedias. Esos temperamentos son cosas con las que nacemos. Yo tengo dos hijos y tienen temperamentos muy distintos, a pesar de criarse en el mismo hogar», señala Waldinger.

Robert Waldinger es director del Estudio Harvard sobre el Desarrollo en Adultos.
Robert Waldinger es director del Estudio Harvard sobre el Desarrollo en Adultos.

Antes y ahora

El Estudio Harvard es tan largo que permite hacer comparaciones en el tiempo para entender cómo ha cambiado nuestra visión de la felicidad a lo largo de los últimos 80 años. ¿A qué conclusiones se ha llegado? «Felicidad quiere decir cosas distintas en distintas épocas. En la primera generación de nuestro estudio, que es la generación de la Segunda Guerra Mundial, la felicidad era el sentido de la vida: vivir una vida buena. Ahora pensamos en la felicidad en un sentido más hedonístico. Queremos tener fiestas magníficas a las que ir, vacaciones de lujo... Hay imágenes de ese hedonismo en las redes sociales. Y estas imágenes son mucho más comunes hoy y los jóvenes valoran esas imágenes mucho, y creen que eso es lo que es importante en la vida. Porque recibimos esas imágenes por todas partes. La generación de la Segunda Guerra Mundial era muy distinta. Se preocupaban mucho más por vivir una vida con sentido, con propósito. Claro que muchas personas ahora quieren vidas con propósito, pero el énfasis de la cultura popular está puesto en algo distinto que antes», observa Waldinger.

En esto, Internet tiene un rol determinante y la posibilidad de acceder a la web desde dispositivos móviles ha transformado nuestras vidas de forma innegable. «Conectar en Zoom es mejor que no conectar, pero reunirse en persona es magnífico. De todos modos, poder conectar por Internet es una ventaja. Sobre todo para personas aisladas que no pueden salir, a causa de enfermedades, por ejemplo. Hay personas con enfermedades raras que no tienen a nadie en su ciudad con quién compartirlo, pero sí las hay en otras partes del mundo. Eso es muy importante para ellos. Pero también entendemos que es muy difícil prestarnos la misma atención que antes. Podemos sentarnos juntos en grupo en un restaurante y todos estamos en nuestras pantallas, no nos miramos, no hablamos. Ese software está creado para capturar nuestra atención y es muy difícil dejar las pantallas y darnos atención plena. El camino del menor esfuerzo es seguir en las pantallas. Ese es el problema», señala.

La tecnología se presenta hoy como el arma de doble filo capaz de amenazar a nuestra felicidad y, al mismo tiempo, facilitarla. En este sentido, es clave la alfabetización digital. «Hay grupos grandes de la sociedad que se sienten fuera de la cultura, porque no saben usar la tecnología. En Estados Unidos hay mucha gente que se siente apartada por ello. Y por otro lado, Internet y las redes sociales nos dividen. Vivimos en nuestras burbujas de opinión. Nunca encontramos otros puntos de vista. Esto es peligroso. Por eso el aislamiento social es mucho más común y la sensación de que el mundo es un lugar peligroso está aumentando. Hay datos que dicen que el mundo no es tan peligroso actualmente como antes, pero lo experimentamos como si lo fuera, por la tecnología, porque al exponernos a ella sentimos que hay enemigos en todas partes», explica Waldinger.

¿Cómo combatir esa sensación? El experto sugiere que «hay que mantener la curiosidad sobre otros puntos de vista. En Estados Unidos, mucha gente no quiere hablar con personas de partidos políticos diferentes. Es más común ahora decirle a un hijo: "No te cases con alguien del otro partido político", que con alguien de otra religión. Es peligroso. Mantener la curiosidad y la apertura a otros puntos de vista es importante, porque es la única vía para reunirnos con otras personas».

Soledad y salud

Hoy por hoy, sabemos que la soledad tiene consecuencias devastadoras para la salud. El mecanismo exacto que lleva a que esto suceda no se conoce, pero, como señala Waldinger, «hay muchas hipótesis. La mejor que tenemos a partir de muchas investigaciones es la del estrés. Sabemos que la soledad es un estresor. Somos seres sociales y sabemos que, cuando tenemos un desafío durante el día, el cuerpo cambia. Hay mucha actividad del sistema cardiovascular, por ejemplo. Hay niveles más altos de hormonas de estrés. Hay más inflamación. Y cuando termina ese desafío, el cuerpo necesita restablecer el equilibrio. Es normal. Pero creemos que, cuando uno está muy solo y no tiene nadie en quien pueda confiar, con quien poder quejarse de un problema, no puede restablecer ese equilibrio. Cuando yo me quejo de un problema, siento mi cuerpo restablecerse. Y sabemos que estar demasiado solo es un problema, porque el cuerpo se mantiene en estado de lucha o huida. Este estado, de manera crónica, es el problema. Porque hay niveles más altos de inflamación y esto daña muchos sistemas del cuerpo: las articulaciones, el corazón y los sistemas hormonales».

Cartas a un joven

Cuando Robert Waldinger piensa en el mensaje que a un joven de hoy le vendría bien escuchar, ese mensaje tiene que ver con esto que ya  hemos comentado. Con las relaciones. Con la familia, la comunidad, la pareja, los amigos, los compañeros. «Claro que es importante ganar suficiente dinero para encontrar seguridad económica, encontrar un trabajo que tenga sentido, que a uno le guste. Pero lo que ignoramos muchas veces es la importancia de las relaciones. Las relaciones no se mantienen sin esfuerzo. Y el aviso que yo doy es que es importante ser activo en mantener las relaciones, establecer y mantener el contacto con las personas importantes de nuestra vida con frecuencia. Priorizamos el empleo, el dinero, el reconocimiento, y es muy importante no ignorar las relaciones, que son una inversión muy buena en la vida. Conseguimos muchas cosas importantes a través de ellas. Por ejemplo, puede que consigamos nuestro próximo empleo a través de nuestras relaciones sociales no solo cercanas, sino periféricas. Hay investigaciones sobre cómo esas relaciones periféricas son tan importantes. Por eso, hay que invertir en relaciones cercanas y periféricas», asegura.

En este sentido, las relaciones laborales, que muchas veces subestimamos en cuanto a su importancia, son en realidad cruciales. Ya no como fuente de satisfacción en sí mismas, sino como medio para alcanzar los objetivos que tenemos. «Hay investigaciones de escuelas de negocios que muestran que la gente que tiene amigos en el trabajo no solo es más feliz sino también más productiva, son mejores trabajadores y salen de sus puestos con menor frecuencia que los trabajadores que no tienen amigos en el trabajo. Una encuesta de Gallop analizó a 15 millones de trabajadores y solo el 30 % tenían un mejor amigo en el trabajo. Pero este 30 % eran más felices, trabajaban mejor, trataban mejor a los clientes. Es mejor crear una cultura en las empresas que valore las conexiones personales. Porque cuando yo tengo un amigo en el trabajo, alguien con quien puedo hablar de mi vida, voy a estar más comprometido. Los líderes, jefes y CEOs necesitan establecer esa cultura. Es imposible sin su apoyo», dice Waldinger.

Consejos para el día a día

  1. Adopta la práctica de la gratitud. Se trata de un ejercicio que tiene una lógica detrás y una evidencia científica que lo respalda. «Todos tenemos un sesgo, estamos programados para prestarle más atención a la información negativa. Hay una ventaja evolutiva en poder prepararnos para esas cosas, pero es demasiado fácil olvidarnos de las cosas que no son problemas. La gratitud es la práctica de recordar lo que no nos da problemas. Por ejemplo: tengo comida, tengo casa, mis hijos no están enfermos, tengo una pareja, no estoy solo. Es increíble, pero muchos días no agradezco por esas cosas, porque se quedan en el fondo y las doy por sentadas. Pero cuando somos proactivos en recordar lo bueno que tenemos en la vida, eso nos hace más felices», explica Waldinger en su faceta más zen.
  2. Deja que la vida te sorprenda. Si algo han demostrado 84 años de análisis de más de 1.300 casos, es que la vida siempre nos guarda sorpresas. «Hay gente que piensa que nunca va a tener relaciones buenas o nunca va a encontrar nuevos amigos. Y entonces los encuentran, tenemos muchas historias de personas que encuentran amigos y encuentran el amor cuando no esperan hacerlo. Por eso, diría que es importante buscar relaciones a cualquier edad. Vale la pena hacer el esfuerzo. Siempre hay sorpresas en la vida», asegura el experto.
  3. No creas el mito de que tu vida tiene que ser de cierta manera. Muchas personas, sobre todo los jóvenes, planifican su vida pensando que para cierta edad, van a tener una pareja, una familia o una casa. Pero las cosas no siempre salen de esa manera. «Hay muchos mitos sobre la vida, sobre lo que tiene que suceder. Ahora hay mucha más variación en los senderos de la vida. Por ejemplo, hay mujeres que crían hijos y después a la edad de 45 empiezan una carrera o un empleo. Hay hombres que pueden ser amos de casa con mucha mayor frecuencia que antes. Estamos encontrando senderos más variables en esta generación de nuestro estudio, que en la de la Segunda Guerra Mundial. Esta apertura es muy buena, porque esa idea de la vida estereotípica no existe como tal», dice Waldinger.

Laura Inés Miyara
Laura Inés Miyara
Laura Inés Miyara

Redactora de La Voz de La Salud, periodista y escritora de Rosario, Argentina. Estudié Licenciatura en Comunicación Social en la Universidad Nacional de Rosario y en el 2019 me trasladé a España gracias a una beca para realizar el Máster en Produción Xornalística e Audiovisual de La Voz de Galicia. Mi misión es difundir y promover la salud mental, luchando contra la estigmatización de los trastornos y la psicoterapia, y creando recursos de fácil acceso para aliviar a las personas en momentos difíciles.

Redactora de La Voz de La Salud, periodista y escritora de Rosario, Argentina. Estudié Licenciatura en Comunicación Social en la Universidad Nacional de Rosario y en el 2019 me trasladé a España gracias a una beca para realizar el Máster en Produción Xornalística e Audiovisual de La Voz de Galicia. Mi misión es difundir y promover la salud mental, luchando contra la estigmatización de los trastornos y la psicoterapia, y creando recursos de fácil acceso para aliviar a las personas en momentos difíciles.