La historia del órgano redescubierto una y otra vez: expertos mundiales analizan lo que se sabe a día de hoy de este órgano

Laura Inés Miyara
laura miyara LA VOZ DE LA SALUD

VIDA SALUDABLE

El clítoris es mucho más extenso que su parte visible.
El clítoris es mucho más extenso que su parte visible. La Voz de la Salud | iStock

«La insistencia en la idea de que el clítoris es como un pene inmaduro es fascinante», aseguran

01 feb 2024 . Actualizado a las 13:46 h.

Mucho se habla de él en la cultura popular, desde los chistes que lamentan la dificultad para encontrarlo hasta el auge de juguetes sexuales diseñados específicamente para su estimulación. Pero lo cierto es que el clítoris, ese órgano sexual que está presente en la mitad de la población mundial, sigue siendo, en gran medida, un misterio. La falta de información acerca de él hace que muchas personas que experimentan síntomas en esa parte del cuerpo tarden demasiado tiempo en encontrar una respuesta a sus problemas. En muchos casos, los médicos consideran al clítoris como un órgano clínicamente irrelevante, ya que no se conoce que tenga ningún rol en la reproducción o ninguna función vital más allá de la estimulación sexual y el placer. Pero, poco a poco, el manto de niebla que rodea al clítoris está empezando a despejarse. Lo que se empieza a cuestionar es una visión histórica del placer de las mujeres como algo secundario, accesorio. Sin embargo, la historia del clítoris en la medicina no es una de progreso lineal.

Qué es el clítoris (y cómo encontrarlo)

El clítoris es un órgano del aparato genital femenino que no solo existe en el ser humano, sino en mamíferos, avestruces y otros animales. En las personas, su sección visible se halla en la parte superior de la vulva, encima de la apertura de la uretra y en la intersección de los labios menores. A nivel anatómico, su parte externa está compuesta por un glande (la parte sensible), su recubrimiento, llamado capuchón o prepucio, y una estructura que está dentro del cuerpo.

El clítoris es una zona erógena altamente sensible que tiene la capacidad de incitar a la excitación sexual con la estimulación. Cuando esto ocurre, los tejidos eréctiles del clítoris se llenan de sangre y este se inflama y adquiere un color rojo. Los músculos de la zona se contraen y comprimen la vena dorsal del clítoris, y la sangre llena los espacios venosos hasta que se tensan. Este mecanismo es el que lleva a la erección del clítoris. Cabe señalar que, en muchas personas, la estimulación directa sobre el glande, al ser tan sensible, no es placentera, y esta erección se consigue estimulando por encima del prepucio.

Lo que comúnmente entendemos por clítoris, esa parte visible, es solo la punta del iceberg. En realidad, el clítoris «es un órgano grande que, en su mayor parte, es interno, y llega hasta la columna. Está formado por un tejido llamado cuerpo cavernoso. Es un músculo eréctil que puede crecer como el pene. También está formado por otro tejido que se llama cuerpo esponjoso, equivalente al tejido que rodea la uretra en el pene. Y básicamente es un músculo que puede aumentar su tamaño al llenarse de sangre y está inervado. Los nervios son los que le dicen al músculo qué hacer, son los que permiten que haya sensación, permiten relajar, aumentar el músculo, todo esto dsencadena el orgasmo», explica la uróloga estadounidense Rachel Rubin, especialista en medicina sexual de la International Society for the Study of Women's Sexual Health (ISSWSH) y editora de la revista científica Sexual Medicine Reviews.

A grandes rasgos, podemos considerar al clítoris como un homólogo del pene en términos anatómicos. «Hay una etapa embrionaria en la que hay unos genitales indeterminados y a raíz de un ambiente, por causas genéticas, se empiezan a seleccionar las hormonas que se van a segregar y estos genitales se van a diferenciar hacia mujer o hacia hombre. El clítoris viene del mismo origen embriológico que el pene», explica el doctor Pere N. Barri Soldevila, cirujano especializado en reconstrucción de clítoris y miembro del Grupo Nacional de Expertos en Endoscopia Ginecológica y la European Society for Gynaecological Endoscopy. «Los órganos sexuales son lo que en medicina llamamos un homólogo. Todas las partes son exactamente iguales, solo están localizadas en sitios diferentes y tienen distintos tamaños. Pero la cabeza del clítoris es igual a la cabeza del pene. El escroto es el equivalente de los labios mayores», señala Rubin.

El clítoris y el pene son órganos homólogos.
El clítoris y el pene son órganos homólogos. La Voz de la Salud | iStock

¿Para qué sirve el clítoris?

«El clítoris es importante por la función que tiene. Es un órgano que tiene una vascularización que hace que sea el centro de estimulación sexual de la mujer. La función física es ese impulso, ese estímulo sexual. Además, desde un punto de vista psicológico, se potencia una cosa con la otra», apunta Barri. Es decir que se puede alcanzar placer estimulando el clítoris pero también ocurre lo contrario: una fantasía, una imagen o una conversación puede hacer que el tejido reaccione como si estuviera siendo estimulado.

Además de su claro rol en el placer sexual, existen teorías que vinculan este órgano a la fecundación. En una publicación de Clinical Anatomy del 2019, el fisiólogo reproductivo Roy Levin postula que la estimulación del clítoris podría efectuar una modificación del revestimiento interno de la vagina, facilitando la concepción. Aunque aún hacen falta más estudios para confirmar estas ideas, Levin no ha sido el único en formularlas. Como señala la antropóloga Helen King, profesora en la Universidad Abierta del Reino Unido y autora de investigaciones acerca de la historia del clítoris, «algunos científicos consideran que el orgasmo femenino cambia el ángulo de la vagina en relación con el útero, o que cambia los fluidos del sistema reproductor para que sean más favorables a recibir el esperma».

Descubrimientos y redescubrimientos del clítoris

La historia del clítoris está fragmentada. El órgano se ha descubierto y redescubierto una y otra vez a lo largo de siglos. Como explica King, una de las primeras teorías acerca de él surgió en la Roma antigua, cuando se pensaba que tanto el hombre como la mujer debían aportar su «semilla» para lograr la concepción, y que estas semillas se liberaban, respectivamente, con el orgasmo de ambos. «La idea de que el placer libera la semilla implica que tenemos que entender cómo lograr el placer en las mujeres, porque, sin eso, no se produciría la semilla», señala.

Hacia el año 1500, la idea de la existencia del clítoris había sido descartada y se la consideraba un rumor. Pero en 1559, el cirujano italiano Realdo Colombo describió el clítoris en su obra como un pequeño órgano mágico que, si se frotaba, provocaba un gran placer y la salida de «semillas». Más adelante, en 1844, el anatomista alemán George Kobelt logró comprender el mecanismo eréctil del clítoris, inyectando los vasos sanguíneos que lo irrigan. Kobelt también afirmó que el clítoris tenía muchos más nervios que la vagina, aunque esto no se confirmó  hasta el 2022, gracias a una investigación que reveló que, efectivamente, el clítoris tiene más de 10.000 terminaciones nerviosas. El reciente hallazgo se apoya en los estudios de la uróloga australiana Helen O'Connell, que fue en el 2005 la primera persona en mapear el clítoris al completo a través de resonancias magnéticas.

A principios del siglo XX, la influencia de las teorías de Sigmund Freud representó otro retroceso en la comprensión del rol del clítoris en la sexualidad humana. Freud postulaba que el orgasmo alcanzado a través del clítoris era un estadio inmaduro de la sexualidad femenina, que debía trasladarse para alcanzar en la edad madura a un placer centrado en la vagina. «En este cambio de la zona erótica rectora (...) residen las principales condiciones de la proclividad de la mujer a las neurosis, en particular a la histeria», escribió.

«La insistencia en la idea de que el clítoris es como un pene inmaduro es fascinante. Está el argumento de que tiene capacidad de erección, pero es más pequeño que un pene, lo que lo hace inferior. Decir que es como un pene pequeño es relegarlo a un lugar de menor importancia, y relegar así el placer femenino respecto del placer del hombre», sostiene King.

Las ideas de Freud, aunque incorrectas, llegaron a tener tal influencia sobre la población que en la década de 1930, Marie Bonaparte, la sobrina bisnieta de Napoleón, convencida de que su placer sexual estaba en el sitio equivocado, se sometió a varias cirugías para intentar «trasladar» el glande de su clítoris a la vagina. Las operaciones, por supuesto, no fueron exitosas.

Clítoris y suelo pélvico

La relación del clítoris con el suelo pélvico no es directa, pero está documentada. «Indirectamente, cuando hay estimulación sexual, hay contractura y relajación de la musculatura del suelo pélvico, porque en esto actúan más de 30 músculos del diafragma urogenital, en todas las funciones que ocurren en esa zona, pero el clítoris es como la chispa que favorece que eso se ponga en marcha», explica el doctor Barri.

Según las investigaciones más recientes, esto podría establecer relaciones causales entre problemas en una parte del cuerpo y otra. «El clítoris está muy entrelazado con el suelo pélvico, está profundamente arraigado en él y rodeado por músculos del suelo pélvico. Muchas mujeres tienen problemas del suelo pélvico, así como se pueden tener problemas en cualquier músculo. Se puede tensar demasiado, o relajar demasiado, o tener nudos, o dolor. La pelvis hace tanto esfuerzo, que, por ejemplo, frecuentemente el dar a luz a un bebé puede traer más problemas en el suelo pélvico. Y todo lo que afecta al suelo pélvico puede afectar al clítoris y a los orgasmos. Cualquier cirugía de cadera puede afectar al clítoris y al orgasmo y al placer. Y los nervios de la columna también inervan el clítoris», sostiene Rubin.

Problemas y enfermedades

Al igual que ocurre con cualquier otra parte del cuerpo, el clítoris puede sufrir problemas de salud. «Dolor en el clítoris, pérdida de sensación, pérdida de la capacidad de alcanzar el orgasmo, orgasmos mudos, que son menos placenteros, excitación persistente, constante hormigueo del clítoris, dolor que no se va, orgasmos persistentes. Hemos visto toda clase de problemas», describe Rubin.

Uno sorprendentemente frecuente, señala Rubin, es la adhesión o adherencia labial, en la que el capuchón del clítoris puede quedar atascado en el glande. «Esto es algo que le ocurre al 22 % de las mujeres, pero está infradiagnosticado porque nadie examina el clítoris de manera rutinaria y hemos hallado que si se elimina esa adhesión, los orgasmos mejoran, mejora la excitación y la satisfacción para las mujeres», explica la uróloga.

Otros motivos frecuentes de consulta son enfermedades ginecológicas que afectan no solo al clítoris, sino a toda la vulva. «Hay enfermedades ginecológicas que afectan a la piel de la vulva, como puede ser el liquen, una enfermedad que causa atrofia y cicatrices sobre esa zona, y afecta no solo de forma estética sino funcional. También hay cánceres de la piel de la vulva que, bien por la propia enfermedad, bien por su tratamiento con radioterapia, puede influir en perder esa función de la zona del clítoris», señala Barri.

Un gran obstáculo en el tratamiento de los problemas que puede tener el clítoris es el hecho de que no se cuenta con información suficiente acerca de él. «La mayoría de los estudios se han enfocado en la reproducción, desde un punto de vista obstétrico y ginecológico: cómo funciona la fertilidad, el útero, los problemas que pueden tener los ovarios. Pero no ha habido muchos estudios focalizados en los genitales femeninos en términos de placer sexual o función sexual. Ha habido estudios acerca del daño que puede tener el clítoris por diferentes tipos de cirugías o procedimientos, o mutilaciones en contextos culturales. Pero hay mucho que aún no se sabe en términos de la neuroanatomía del clítoris. Los nervios que son responsables de la excitación, del orgasmo, ¿son diferentes de los nervios sensitivos de los que tenemos constancia desde hace milenios? Puede que no sean los únicos nervios del clítoris, teniendo en cuenta que no son los únicos nervios que tiene el pene. Entonces, queda mucho por aprender en términos del funcionamiento del clítoris», observa Rubin.

«Si no entendemos en profundidad cómo funciona, entonces tampoco podemos saber qué hacer cuando no funciona correctamente. Esto perjudica a la gente que no puede tener orgasmos, a la gente que antes podía tenerlos y pierde esa capacidad, y mucho del trabajo que hace falta tiene que ver con traducir lo que ya sabemos de funcionamiento del pene al clítoris», añade la uróloga.

Y luego está el hecho de que, en algunos lugares del mundo, incluso, señala King, en Occidente, se siguen practicando a día de hoy mutilaciones genitales femeninas por motivos culturales. El doctor Barri, director de la fundación Dexeus Mujer, es impulsor del Programa de reconstrucción genital post-ablación en el que, de forma gratuita, se dedica a atender a personas que han sido sometidas a este procedimiento y, con una técnica desarrollada en los últimos 15 años, logra hacer reconstrucciones de clítoris que devuelven a las pacientes la capacidad sensitiva. Se trata de una cirugía ambulatoria que se realiza en unos 30 minutos.

«Es una idea brillante que tuvo un urólogo francés de adaptar una técnica clásica de alargamiento del pene a este problema. Consiste en quitar lo que hay de cicatriz antigua de la ablación, identificar lo que queda de clítoris, que siempre queda algo, y seccionar un ligamento que está en la base del clítoris, que permite recolocar o reubicar el clítoris lo más externamente posible, cerca de la entrada de la vagina. De esta manera, el clítoris, que estaba enterrado, recupera su función y vuelve a estar visible y accesible», explica Barri, que realiza unas veinte operaciones de este tipo al año en España.

Laura Inés Miyara
Laura Inés Miyara
Laura Inés Miyara

Redactora de La Voz de La Salud, periodista y escritora de Rosario, Argentina. Estudié Licenciatura en Comunicación Social en la Universidad Nacional de Rosario y en el 2019 me trasladé a España gracias a una beca para realizar el Máster en Produción Xornalística e Audiovisual de La Voz de Galicia. Mi misión es difundir y promover la salud mental, luchando contra la estigmatización de los trastornos y la psicoterapia, y creando recursos de fácil acceso para aliviar a las personas en momentos difíciles.

Redactora de La Voz de La Salud, periodista y escritora de Rosario, Argentina. Estudié Licenciatura en Comunicación Social en la Universidad Nacional de Rosario y en el 2019 me trasladé a España gracias a una beca para realizar el Máster en Produción Xornalística e Audiovisual de La Voz de Galicia. Mi misión es difundir y promover la salud mental, luchando contra la estigmatización de los trastornos y la psicoterapia, y creando recursos de fácil acceso para aliviar a las personas en momentos difíciles.