Si tomo la píldora anticonceptiva y me expongo al sol, ¿me pueden salir manchas en la cara?

Cinthya Martínez Lorenzo
Cinthya Martínez LA VOZ DE LA SALUD

VIDA SALUDABLE

La Voz de la Salud

Los estrógenos son uno de los factores más frecuentemente implicados en la aparición de una hiperpigmentación conocida como melasma o cloasma

20 ago 2022 . Actualizado a las 11:36 h.

La píldora es uno de los métodos anticonceptivos más usados por las mujeres. Contienen una serie de hormonas, las más comunes combinan estrógenos y progesterona, que impiden la ovulación y por lo tanto, el embarazo. No obstante, también pueden recetarse para el alivio de otro tipo de signos que pueden estar presentes en las mujeres, como el acné, que mejora mucho con su ingesta. Pero como en cualquier otro fármaco, no hay un ying sin su yang, y pueden producir efectos secundarios. También en la piel. Con más probabilidad, cuando esta se expone al sol. 

¿Qué es la fotosensibilidad y cómo se puede presentar en la piel?

Empecemos por el principio. ¿Qué es la fotosensibilidad? «Es una reacción que aparece en la piel de tipo inflamatorio, inducida por la luz pero mediada por algún tipo de sustancia externa o interna en la piel, que produce rojez —eritema—, picor, ardor, quemazón e incluso dolor de quemadura. Porque sí, llega a ser una quemadura en mayor o menor grado. Incluso se pueden ver ampollas, vesículas o costras», explica el doctor Emilio del Río, miembro del Grupo Español de Dermatología Estética y Terapéutica de la Academia de Dermatología. 

Así, entre las múltiples presentaciones en las que se puede presentar la fotosensibilidad en la piel nos encontramos la urticaria solar, la fotosensibilización o las hiperpigmentaciones. Estas últimas, son apariciones de zonas en la piel con una coloración más oscura en relación a un aumento de producción de melanina, el pigmento que da color a nuestra piel. 

Entonces, ¿producen los anticonceptivos fotosensibilidad? Sí, pero con matices. Una mujer que los esté tomando no va a sufrir quemaduras si se expone al sol. Pero también que es cierto que aumentan sus posibilidades de sufrir un tipo de hiperpigmentación cutánea. «Los anticonceptivos con el sol producen un tipo de mancha que se denomina melasma o cloasma. Es como el paño de las embarazadas —una mancha que aparece típicamente durante la gestación—. Aparece en zonas como el centro de la frente, las mejillas o el labio superior. De ahí deriva esa idea de que los anticonceptivos tienen fotosensibilidad. No la tienen para nada. Lo que pasa es que sí tienen un efecto sumativo añadido al sol del verano que puede producir manchas en la cara. Pero son de estímulo hormonal. Exactamente las mismas que estar embarazada y que tienen esa mitad de componentes: mitad hormonal y mitad estímulo solar», señala el dermatólogo. 

Isabel Viña, que actualmente trabaja en el servicio de Endocrinología y Nutrición en el Hospital Fundación Jiménez Díaz de Madrid, comenta que «dentro de los múltiples fármacos que pueden provocar esta fotosensibilidad tipo hiperpigmentación están los anticonceptivos hormonales a base de estrógenos como la píldora anticonceptiva y el anillo anticonceptivo. Por lo que podemos confirmar que si estamos bajo el tratamiento con alguno de estos tratamientos anticonceptivos y sobre todo, no nos protegemos del sol, tenemos un alto riesgo de sufrir reacciones de fotosensibilidad en general, e hiperpigmentación en particular».

¿Qué es el melasma y por qué puede aparecer tomando la píldora?

«El melasma es una hiperpigmentación anómala de la piel que es multifactorial. Es decir, en su desarrollo intervienen muchos factores. Los estrógenos, tanto los endógenos —los propios—, como los exógenos —anticonceptivos hormonales o terapia hormonal sustitutiva—, son uno de los factores más frecuentemente implicados. Suceden más cuando son mayores los niveles de estrógenos que tengamos circulando en sangre. Algo que ocurre en los casos de toma de estrógenos exógenos», argumenta Viña.

Pero, ¿por qué los estrógenos pueden producir estas manchas? «Esto se debe a que, los estrógenos, como hormonas que son, tienen efectos a nivel sistémico, es decir, por todo el cuerpo. Pero la piel y las mucosas son una de las zonas donde mayor influencia tienen. De hecho, su déficit como ocurre en la menopausia, se asocia a pérdida de elasticidad de la piel y sequedad de mucosas. Así, concretamente hablando de la pigmentación, los estrógenos estimulan de manera directa la producción de melanina por parte de los melanocitos. Este es uno de los mecanismos que explican por qué las mujeres tenemos más riesgo de sufrir melasma que los hombres: nuestros niveles de estrógenos son más altos. Especialmente si se consumen anticonceptivos hormonales. Por lo que el efecto estimulante de los estrógenos sobre la síntesis de melanina es de mayor magnitud», precisa la endocrinóloga. 

El melasma o cloasma es un tipo de hiperpigmentación que aparece en la cara, especialmente en mejillas, puente de la nariz, frente, labio superior y en ocasiones, en otras partes del cuerpo.
El melasma o cloasma es un tipo de hiperpigmentación que aparece en la cara, especialmente en mejillas, puente de la nariz, frente, labio superior y en ocasiones, en otras partes del cuerpo. La Voz de la Salud

No obstante, el hecho de que la píldora pueda aumentar la probabilidad de padecer melasma no quiere decir que todas las mujeres que la tomen puedan llegar a desarrollar este fenómeno. «Pueden aparecer incluso en hombres que no toman la píldora. Porque recordamos que hay un componente solar y un componente hormonal», remarca Del Río. «Pero también hay una cierta base genética, ya que hay familias que madres, abuelas, tías, ya son dadas a tener melasma. Antes era muy típico solo de las embarazadas. Después se empezó a ver en mujeres que tomaban anticonceptivos, y ahora, se está viendo, quizás un poco por el cambio del sol y en parte también por el posible cambio climático, en hombres y en mujeres que nunca tomaron nada», añade. 

El papel de los estrógenos

En las mujeres, los estrógenos preparan el aparato genital femenino para la ovulación y la posible fecundación. También intervienen en el metabolismo de las grasas y el colesterol, disminuyen la tensión arterial o protegen los huesos. Junto a los andrógenos, también estimulan la libido. Por su parte, en los hombres, los estrógenos son beneficiosos para el metabolismo óseo. A nivel cardiovascular, aumentan los niveles de «colesterol bueno». Y al igual que en las mujeres —aunque en menor medida—, también pueden producir este tipo de mancha en la piel. No obstante, la endocrinóloga recalca que «el riesgo de sufrirlo es mucho menor que el de las mujeres que toman anticonceptivos». 

¿Se puede prevenir el melasma? ¿Puede desaparecer en el futuro?

Debido al componente hormonal, lo cierto es que es muy difícil prevenir su aparición, ya que existe un componente que no se puede controlar. «Ante esta realidad lo que debemos hacer es controlar lo que podemos, que es en mayor medida factores como la fotoprotección ya que los estrógenos son algo inherente a la mujer. Otra cosa es que haya causas tratables de estrógenos altos o toma de anticonceptivos hormonales», aconseja la endocrinóloga. 

Lo cierto es que el melasma también puede llegar a desaparecer por sí solo con el tiempo. Por ejemplo, en el caso de las embarazadas, suele desvanecerse cuando este termina. Y si es a causa de un medicamento hormonal, también puede eliminarse al dejar de tomarlo. Sin embargo, puede reaparecer en futuros embarazos, al volver a tomar este fármaco o sin existir una explicación subyacente. En estos casos, se podría optar por tratamientos dermatológicos: «Los hay muy efectivos que consiguen mejorar mucho la mancha», concluye el dermatólogo. 

Cinthya Martínez Lorenzo
Cinthya Martínez Lorenzo
Cinthya Martínez Lorenzo

De Noia, A Coruña (1997). Graduada en Periodismo por la Universidad de Santiago de Compostela, me especialicé en nuevas narrativas en el MPXA. Después de trabajar en la edición local de La Voz de Galicia en Santiago, me embarco en esta nueva aventura para escribir sobre nuestro bien más preciado: la salud.

De Noia, A Coruña (1997). Graduada en Periodismo por la Universidad de Santiago de Compostela, me especialicé en nuevas narrativas en el MPXA. Después de trabajar en la edición local de La Voz de Galicia en Santiago, me embarco en esta nueva aventura para escribir sobre nuestro bien más preciado: la salud.