La guía definitiva sobre la protección solar: ¿hay cremas que son mejores que otras?, ¿cómo elegir la más adecuada para nuestra piel?

Cinthya Martínez Lorenzo
Cinthya Martínez LA VOZ DE LA SALUD

VIDA SALUDABLE

La Voz de la Salud

Manchas, fotoenvejecimiento e incluso la aparición de un melanoma son algunos de los daños en nuestra piel que se pueden evitar con el simple hecho de aplicarse protector | Tan solo hacen falta de 15 a 30 minutos de exposición solar para sufrir la aparición de una quemadura

29 jun 2023 . Actualizado a las 14:31 h.

Llega un fin de semana de buen tiempo en toda España y como no, los planes para disfrutar del sol. Ya sea la práctica de deporte al aire libre, comidas en el exterior o una buena jornada de playa. Todas tienen un enemigo común: la radiación solar. El daño más inmediato lo hemos conocido la mayor parte de la población, las quemaduras, pero estas son solo la base de una alta pirámide de lesiones que a medio y largo plazo, sufrirá nuestra piel. ¿La buena noticia? Que todas son evitables con una acción tan fácil como echarse protector solar. Pero, ¿hay unas cremas mejores que otras?, ¿cómo elegirla?, ¿cuánta debemos aplicarnos?, ¿cuándo se recomienda aplicársela a los niños pequeños?, ¿en qué consisten los nuevos protectores en formato cápsula?

Empecemos por el principio: todas las cremas solares que se encuentran en un supermercado, farmacia, parafarmacia o perfumería, han pasado los controles de seguridad y calidad correspondiente. Es decir, todas son seguras. No obstante, a todos nos surgen dudas de si hay algunas mejores que otras. Existen varios organismos u empresas a través de aplicaciones móviles (por ejemplo, Yuka) que analizan protectores solares disponibles en el mercado. Sin embargo, los criterios son diversos, y en ningún caso esto quiere decir que la «mejor» o «peor» crema de sus clasificaciones sean las más deficientes del mercado.

La Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) saca todos los años un estudio comparativo de diferentes cremas solares con diferente factor de protección. En concreto en el informe de este año, analiza 40 disponibles en farmacia, parafarmacia, supermercados y perfumerías. Para la comparación y valoración de cada producto, se tienen en cuenta aspectos como la facilidad de aplicación, rapidez de absorción, su textura, el formato, precio o el nivel de protección que ofrece. Todos estos criterios son los que han llevado a reconocer el protector solar Biotherm Waterlover Sun Milk SPF30 como el más completo de todos los productos analizados, considerado como de «muy buena calidad». En cambio, la Hawaiin Tropic Satin Protection con un factor de protección 30, ha recibido la peor valoración catalogándola como «media».

¿Quiere decir esto que estas serían la mejor y la peor alternativa del mercado? No, simplemente que teniendo en cuenta los criterios de la OCU, esas fueron las puntuaciones. «Todos las cremas solares han pasado su control de calidad, han estado testadas. El factor de protección que ponen tiene que ser lo que marcan. Hay algunas cremas que pueden ser más deficientes al tener ingredientes que pueden ser más irritantes, que tengan peor calidad- precio, que la composición sea un poquito menos cosmética o que de más problemas porque hay alguna partícula que fácilmente nosotros relacionamos con reacciones alérgicas. Es decir, partículas que si las aplica la gente, pueden dar más reacción alérgica. Pero todas son seguras», explica la doctora Nuria Blázquez, miembro del Grupo Español de Dermatología Estética y Terapéutica de la Academia Española de Dermatología y Venereología (AEDV). 

¿Cómo elegir un buen protector solar?

El factor de protección solar (más conocido por las siglas FPS o SPF) indica el número de veces por el que se multiplica el tiempo que se puede permanecer al sol sin que nuestra piel se queme. Es importante recalcar que se queme o no, nuestra piel sufre igualmente a la exposición solar y que incluso las cremas que ofrecen un índice de protección solar más elevado, más de 50, no bloquean el paso de las radiaciones ultravioletas y por lo tanto, no protegen al 100 %. 

«Lo primero para elegir una crema solar es conocer nuestro tipo de piel, nuestro fototipo, que es la capacidad que tiene nuestra piel de ponerse al sol y no quemarse. Hay gente más clara, de fototipos más bajos, uno y dos, que van a necesitar un factor de protección más alto, por encima de 50, mientras que la gente que tenga una piel más morena puede tener un factor del 50 o del 30», explica la dermatóloga. 

¿Qué es el fototipo y qué tipos hay? Según la AEDV el fototipo es la capacidad de la piel para asimilar la radiación solar. Su clasificación oscila entre entre el I y el V. 

Fuente: Academia Española de Dermatología y Venereología (AEDV). Gráficos: La Voz de la Salud
Fuente: Academia Española de Dermatología y Venereología (AEDV). Gráficos: La Voz de la Salud La Voz de la Salud

Teniendo en cuenta el fototipo de la piel, se puede saber el tiempo de exposición que soporta cada tipo de piel hasta la aparición de la quemadura: 

  • Una persona con un fototipo I puede sufrir una quemadura a los 10 minutos de exponerse al sol. 
  • Una persona con un fototipo II puede sufrir una quemadura a los 15-20 minutos de exponerse al sol. 
  • Una persona con un fototipo III puede sufrir una quemadura a los 30 minutos de exponerse al sol. 
  • Una persona con un fototipo IV puede sufrir una quemadura a los 30-45 minutos de exponerse al sol. 
  • Una persona con un fototipo V puede sufrir una quemadura a la hora de exponerse al sol. 

En Europa se utiliza la clasificación COLIPA, que actualmente agrupa la fotoprotección en baja (2, 4, 6), media (8, 10, 12), alta (15, 20, 25), muy alta (30, 40, 50) y ultra (50+). Sea cual sea el tipo de piel, como mínimo se debe optar por un factor de protección 15, pero lo mejor siempre es que sea superior. ¿Por qué? Porque según apuntan desde la misma AEDV, una crema con un factor 30 puede absorber más del 92% de la radiación UVB (que es la que produce quemaduras) y otra con factor 50 protege hasta un 97 %. 

Sin embargo, además del FPS, a la hora de comprar una crema solar también tenemos que tener en cuenta nuestro tipo de piel. «No es la misma elección si se trata de una piel pigmentada, fragilizada, sensible o con patología cutánea previa. Además, también se deben tener en cuenta los gustos, ya que va a ser un producto que te va a acompañar durante todo el año», asegura Estefanía Blanco, farmacéutica especializada en dermocosmética. «A parte de que las fórmulas están cambiando mucho, porque antes la palabra fotoprotector era sinónimo de 'pegote'. Ahora son texturas mucho más agradables y hay más variedad para todo tipo de pieles. Hay que elegir uno que te guste para que lo termines poniendo, porque sino, no hay adherencia a él», precisa Yaiza Bouzas, farmacéutica especializada en dermocosmética.  

Sabiendo nuestro fototipo y qué tipo de piel tenemos, el tercer paso es mirar bien las etiquetas del producto. «Intentar que la gente se fije un poco en la diferencia entre un filtro de amplio espectro y otro de simple. Es mucho más potente un fotoprotector que nos proteja frente a varios espectros de la luz, como puede ser luz ultravioleta A (UVA) o ultravioleta B (UVB). Ya que por ejemplo la radiación A incide más sobre las manchas, la B es la que más produce quemaduras, y luego los infrarrojos o la luz azul que son filtros invisibles de la luz. Uno de amplio espectro nos suele proteger de todos estos tipos de radiación. Por eso el precio, a veces, también es muy diferente. No significa que no valgan o que sean mejores o peores, sino que se tiene que tener en cuenta posibles patologías o a qué busques protegerte», explica Bouzas.

A la hora de comprar un fotoprotector presta atención a:

  • Etiquetas como «potenciador del bronceado» o «acelerador del bronceado»: Todas las profesionales consultadas concuerdan en que no existe ningún tipo de inconveniente en comprar un fotoprotector que contenga unas partículas que «aceleren» ese bronceado, el problema recae en que este tipo de productos no siempre nos protegen frente a la radiación. «Existen ciertos ingredientes como la riboflavina capaces de estimular la síntesis de melanina, por lo que siempre y cuando la piel no manifieste hiperpigmentaciones no son perjudiciales. Lo que sí es nocivo es el concepto de «acelerar el bronceado», ya que sabemos que no existe un bronceado saludable. No es más que una respuesta de defensa frente a un daño producido por la radiación solar. Cuando hay bronceado, hay daño», advierte Blanco. Por su parte, Bouzas explica que «hay un tipo de productos que son aceleradores del bronceado y no llevan protector solar. Son diferentes a los autobronceadores, ya que necesitan radiación solar para acelerar ese proceso de bronceado y hay que tener cuidado porque se debe utilizar factor solar previamente para no quemarnos». 
  • Fotoprotectores orales: son una de las nuevas incorporaciones del mercado, sin embargo, su uso siempre debe complementarse con un protector solar en crema. «Son una mezcla de vitaminas y de sustancias antioxidantes que se toman en pastillas y que también facilitan la función del protector para que así tengamos el umbral más alto y no nos quememos tan fácilmente. Son nuevos productos que llevan a cabo los laboratorios para satisfacer la demanda del mercado. Pero son un complemento, no van a sustituir nunca la aplicación de crema solar», apunta la dermatóloga. 
  • ¿Cuál es la diferencia entre un protector solar y un bloqueador?: Los protectores solares poseen productos orgánicos que brindan protección contra la exposición a la radiación ultravioleta B, mientras que los bloqueadores incorporan sustancias inorgánicas. Estos últimos, también conocidos como filtros físicos, son impermeables a la radiación solar y reflejan la luz. Podría decirse que actúan a modo pantalla. No obstante, son poco cosméticos porque dan aspecto de máscara. Es decir, las cremas solares que solemos comprar en un supermercado son productos orgánicos o químicos, que actúan absorbiendo la radiación solar ultravioleta captando la energía y transformándola en una longitud de onda distinta que es inocua para la piel.

Las indicaciones también podrían tenerse en cuenta para la elección de un protector solar para el cuerpo.
Las indicaciones también podrían tenerse en cuenta para la elección de un protector solar para el cuerpo. La Voz de la Salud

¿Cuánta cantidad utilizar?, ¿Cada cuánto debemos reaplicar la crema?

Lo primero es echarse crema antes de la exposición solar. Muchas veces, con las prisas, esta no se aplica hasta el momento de llegar a la playa, y es un grave error. «Se recomienda siempre aplicarlo quince o veinte minutos antes de exponerse. ¿Por qué? Porque los protectores que son químicos y que hacen efecto desde dentro de nuestra piel necesitan un tiempo de absorción. Si nos lo echamos en la playa, hay que esperar esos veinte minutos a que el protector se absorba y haga efecto. Si lo echamos en casa y luego vamos a la playa, esos 20 minutos en realidad ya están consumidos», apunta Blázquez.

Una vez en la playa, o si es el caso, en la montaña, debemos volver a aplicar la crema. Y aquí viene otro de los grandes errores, porque no siempre lo hacemos. «El factor de protección es el tiempo que nos va a proteger en función de si nuestra piel es más o menos clara. Pero ninguna solar protege más de dos horas o dos horas y media», advierte Blázquez. Durante el tiempo que nos exponemos al sol, sudamos, nos bañamos o nos secamos con la toalla. Todas estas acciones van eliminado poco a poco la crema de nuestro cuerpo. «Se debe aplicar bien sobre todas las zonas porque hay muchas que se nos olvidan, como el cuello o las orejas. Y hacerlo en cantidad generosa. Una mano llena de crema es lo que deberíamos utilizar para todo el cuerpo», asegura la dermatóloga. 

¿Debe ser diferente el fotoprotector de la cara que el del cuerpo?, ¿y si me aplico una crema con color?

Optar por un fotoprotector diferente para la cara dependerá un poco del tipo que nos echemos en el cuerpo. «Normalmente sí que recomendamos una específica para el rostro, pero por el simple hecho de que las texturas son diferentes y nuestras necesidades en cada parte del cuerpo, también lo son. Por ejemplo, si en el rostro tenemos una piel grasa y estamos utilizando aceite para el cuerpo, es mejor no usarlo», recomienda Bouzas. Algo con lo que concuerda Blanco: «Se ha generado la necesidad de utilizar protectores solares faciales distintos a los corporales porque los productos específicos para la cara añaden ingredientes antiedad o incluso despigmentantes (que corrigen algunas hiperpigmentaciones cutáneas, manchas, que aparecen en la piel). Sin embargo, en mi opinión lo que más diferencia un corporal de un facial es la textura, porque las faciales son más sutiles y delicadas para la zona del rostro». 

¿Quiere decir esto que debemos elegir una crema solar con ingredientes específicos de tratamiento, como efecto antiedad o antimanchas? No precisamente. «Si realmente tenemos una buena rutina cosmética, no necesitamos que nuestro protector solar lleve ingredientes específicos de tratamiento, solo necesitamos que nos proteja correctamente. Que no es poco», afirma Blanco. 

Eso sí, en la cara no existe ningún tipo de alternativa: si no queremos que aparezcan los signos del fotoenvejecimiento, «hay que utilizar una protección diaria, y por encima de 30», recalca Blázquez. La protección facial diaria es necesaria no solo por la radiación solar, que está presente todo el año (aunque en los meses de invierno no la apreciemos tanto a simple vista), sino también porque la luz azul de las pantallas también daña nuestra piel. La exposición al móvil, la pantalla del ordenador o la tablet, se ha relacionado con oxidación en nuestra piel. Sin embargo, es un tema que aún se está estudiando. «Las pantallas tienen una luz azul que todavía no se ha relacionado directamente con el cáncer de piel, pero es una de las partes del espectro solar. Si bien el hecho de que no se haya descubierto no quiere decir que no nos hagan daño. Por eso se recomienda utilizar un protector solar porque conviene protegerse en la medida que se pueda», considera Blázquez. 

Consejos de aplicación de crema solar: 

  • En el cuerpo, aplicar una mano llena de crema, en abundancia. Volver a aplicar cada dos horas, dos horas y media. 
  • En la cara, la mejor medida son dos dedos. En el caso de encontrarse fuera de casa, la reaplicación puede ser con otro tipo de formato, como en bruma, que puede aplicarse incluso por encima del maquillaje. También servirían otros como en polvo o en stick, que también se encuentran disponibles en el mercado. 
  • Si se suele aplicar fotoprotector con color, se recomienda utilizar primero factor solar blanco y después aplicar el que contenga maquillaje. «Porque muchas veces, para aplicarse la cantidad suficiente de crema solar con color, es difícil que nos quede bonito en la piel. Esto significa que no nos aplicamos la cantidad suficiente y que por lo tanto, nos podemos quemar», explica Bouzas.

Además del fotoprotector, no hay que olvidarse de la protección física de nuestro cuerpo con la utilización de gorros, gafas de sol y sombrilla.

Los pequeños, mejor a la sombra

«Lo primero y más importante: los niños menores de 6 meses, se recomienda la fotoevitación. Es decir, no exponerlos al sol», afirma Blanco. A partir de esa edad, se debe seguir limitando la exposición y por supuesto, elegir las horas de menor intensidad solar. «Hasta que la piel del bebé no esté madura, hasta el año o así, se recomienda protección física. Es decir, sombra, gorro, gafas y ropa. A partir del año se pueden ir exponiendo, pero no deben dejar de utilizar este tipo de protección física», añade Blázquez. 

¿Qué crema es mejor para ellos? «En cuanto al producto de elección, lo más importante es asegurarse de que sean productos de índices altos, un factor de protección 50 mínimo, y aplicarlos correctamente. En cuanto a la elección de la naturaleza del filtro, se recomienda utilizar filtros minerales en niños menores de un año», señala Blanco. Los protectores pediátricos o dirigidos a niños son los mejores para su piel ya que «sus componentes físicos no penetran en la piel del bebé y eso nos da la seguridad de que no les de una reacción alérgica», apunta Blázquez. 

Bouzas explica que los fotoprotectores dirigidos a los pequeños de la casa «se diferencian en que tienen un control dermatológico mucho más estricto, no tienen perfumes y suelen ser más resistentes al agua, porque la piel de ellos es mucho más sensible y todo lo que el sol les de desde edades tempranas les va a afectar cuando sean mayores». La farmacéutica añade que en el caso de comprar una crema solar para toda la familia, es mejor que los adultos se apliquen la que está dirigida a niños. 

¿Qué diferencia hay entre water resistant o waterproof

Se puede considerar que un fotoprotector es water resistant cuando no pierde capacidad protectora después de 40 minutos de permanencia dentro del agua. Según la AEDV, para evaluarlo se prueba sobre la espalda de bañistas que nadan durante períodos de 20 minutos. Por su parte, un fotoprotector es waterproof cuando actúa durante más de 80 minutos después de entrar en contacto con el agua.

¿Y si no me echo crema?

El daño más inmediato será una quemadura solar, que si no se cura bien, incluso puede dejar una cicatriz de por vida. Además, quemarse repetidamente es uno de los factores más importantes en el desarollo del cáncer de piel. Y otro daño a largo plazo, sería el fotoenvejecimiento. «Nos salen arrugas y manchas antes de tiempo, de manera precoz. Manchas oscuras y marrones, lentigos, cuya aparición quiere decir que la piel se queda sin pigmento. Pero la consecuencia más grave es el cáncer. Hay dos tipos: el melanoma, que se relacionan claramente con haber tenido quemaduras solares en la infancia y en la adolescencia de forma repetida, así como en la edad adulta, y luego también hay cánceres de piel que se relacionan con la exposición crónica al sol. Suele darse en trabajadores como agricultores, gente del mar o de la construcción, que están todo el día expuestos al daño solar. Sin olvidarnos de las consecuencias a nivel ocular, con la aparición de cataratas, por ejemplo», advierte Blázquez. 

De esta forma, el sol envejece nuestra piel. Tanto la de nuestro cuerpo, como en particular la de la cara, el cuello y las manos, está expuesta a este proceso. La AEDV recalca que, a pesar de que hacia los 20 años vemos una piel bronceada sana y bella, ya está empezando a sufrir de forma irreversible por la acción solar y sus rayos ultravioletas. Además, el estímulo de las radicaciones sobre los melanocitos, que es el que da el tono bronceado a la piel, hace que este pigmento se acumule en forma desordenada, formando finalmente las manchas o zonas hiperpigmentadas. ¿En qué diferencia el envejecimiento natural del fotoenvejecimiento? En que el envejecimiento natural produce arrugas, pero la piel sigue estando suave y lisa, mientras que en el deterioro ocasionado por el bronceado causa unas arrugas más marcadas, profundas y se intensifica la flacidez cutánea. 

«Cuando hablamos de los riesgos de la radiación solar debemos tener en cuenta el tipo de radiación al que nos referimos, pero a grosso modo podemos decir que la radiación solar produce un daño irreversible en la piel que puede provocar hiperpigmentaciones, sensibilidad, envejecimiento acelerado y daños en el ADN, llegando a producir algunos tipos de cáncer cutáneos», señala Blanco. «Ojalá todos los filtros solares nos protegieran al cien por cien de la radiación solar, que no lo hacen, y ojalá todos utilizamos la cantidad suficiente, que no lo hacemos, ni reponemos cuando debemos», lamenta Bouzas.

Cuidados después de la playa

Así como es importante cuidar nuestra piel cuando nos exponemos al sol, también lo es al llegar a casa. «Hay que hidratarla mucho , tanto por dentro como por fuera. A nivel facial, no pasa nada porque algún día quitemos algunos activos que estemos utilizando, como algunos ácidos, prescindir de ellos y optar por aplicar hidratación extra por la noche, que refuercen la función barrera con ácido hialurónico, ceramidas, y todas estas sustancias que nos reparan la piel de ese daño. Por ejemplo, en la semana que vamos a la playa, también utilizar mascarillas hidratantes. Porque al final destruimos mucho la primera capa de la piel, la irritamos, y la prueba es que aplicas una crema después de la exposición solar el cuerpo la absorbe muy rápido por esa falta de hidratación», aconseja Bouzas. También ingerir suficiente agua o líquidos beneficiosos para nuestro cuerpo, como infusiones frías.

Cinthya Martínez Lorenzo
Cinthya Martínez Lorenzo
Cinthya Martínez Lorenzo

De Noia, A Coruña (1997). Graduada en Periodismo por la Universidad de Santiago de Compostela, me especialicé en nuevas narrativas en el MPXA. Después de trabajar en la edición local de La Voz de Galicia en Santiago, me embarco en esta nueva aventura para escribir sobre nuestro bien más preciado: la salud.

De Noia, A Coruña (1997). Graduada en Periodismo por la Universidad de Santiago de Compostela, me especialicé en nuevas narrativas en el MPXA. Después de trabajar en la edición local de La Voz de Galicia en Santiago, me embarco en esta nueva aventura para escribir sobre nuestro bien más preciado: la salud.