Cómo preparar tu piel para el sol en cuatro pasos

Laura Inés Miyara
Laura Miyara LA VOZ DE LA SALUD

VIDA SALUDABLE

Protegerse del sol es fundamental para evitar el envejecimiento prematuro de la piel.
Protegerse del sol es fundamental para evitar el envejecimiento prematuro de la piel. La Voz de la Salud | iStock

Resolvemos todas tus dudas y te explicamos cómo evitar el envejecimiento prematuro por exposición solar

27 may 2022 . Actualizado a las 17:50 h.

El verano y las ansiadas vacaciones estivales están a la vuelta de la esquina, mientras lo esperamos con ganas, el sol y el calor ya hacen acto de presencia, por eso, ahora más que en ninguna otra época (aunque ya sabéis que la piel hay que cuidarla todo el año) es importante evitar que los rayos del sol nos hagan daño. Hoy, te contamos todo lo que necesitas saber para que tu piel no sufra esta temporada.

Aunque lo necesitamos para sintetizar la tan esencial vitamina D, la radiación que emite el sol durante estos meses es intensa y exponernos sin el cuidado adecuado puede ponernos en riesgo de desarrollar cáncer de piel, además de ser causa de envejecimiento cutáneo prematuro. Por esta razón, es aconsejable evitar exponerse al sol sin protección solar.

¿Cómo preparar la piel para el verano?

«Si lo que buscamos es conseguir un bronceado bonito, uniforme y estar protegidos, sí hay que preparar la piel y para ello hay cuatro pasos infalibles. Exfoliación, hidratación, nutricosmética y por supuesto, la protección solar», sostiene Miriam Pérez, farmacéutica especializada en dermofarmacia. Seguir las indicaciones en ese orden es asimismo importante, porque nos asegura que los productos que deben absorberse lo hagan adecuadamente y que logren cumplir su función.

«El primer paso es la exfoliación. Con ella, eliminamos las células muertas que se acumulan en la piel y no solo conseguiremos un bronceado uniforme sino que este durará más. Utiliza un exfoliante específico para el cuerpo y aplícalo sobre la piel húmeda masajeando en círculos suavemente. Ojo, hay que insistir en ciertas zonas como los codos o las rodillas, donde, además de células muertas, se acumula melanina y son zonas que se quedan oscurecidas. Realizar este primer paso al menos una vez a la semana te asegurará de tener un bronceado uniforme», indica Pérez.

«El segundo paso es la hidratación. Una piel hidratada es más resistente para hacer frente a los daños producidos por los rayos solares y una piel hidratada es más suave, elástica y se broncea de forma más uniforme. El tercer paso es la nutricosmética, son complementos alimenticios que preparan la piel para la exposición solar, la protegen desde dentro. Con ellas podemos conseguir evitar las alergias solares o sensibilidad al sol, evitar la aparición y el oscurecimiento de manchas o también potenciar el bronceado. El uso de estos complementos no exime del uso de la protección solar», detalla la farmacéutica.

Al mismo tiempo, es aconsejable hacer una «exposición progresiva para que nuestra piel se vaya adaptando poco a poco» a los rayos del sol y sus efectos, señala la doctora Yolanda Gilaberte, dermatóloga del Grupo Español de Dermatología Estética y Terapéutica (GEDET) de la Academia Española de Dermatología y Venereología. En cuanto a la protección, «conviene añadir sombrero o gorra y gafas de sol. Luego, las personas con piel clara o sensible, o con alergias al sol se ven beneficiadas del fotoprotector oral, que aumenta las defensas naturales de la piel», apunta.

Para reforzar los efectos antiedad, Gilaberte recomienda sumar a la rutina «antioxidantes tópicos por la mañana, como la vitamina C, y para hidratar, el ácido hialurónico».

Hidratación al 100 %

Cuando hablamos de hidratación, nunca hay demasiada. «Necesitamos más hidratación, y para eso aplicamos emolientes, así como antioxidantes para combatir los radicales libres que genera la radiación solar. Y dado que la radiación es más intensa, hay que cuidar aún más la fotoprotección para evitar en última instancia el cáncer de piel», señala Gilaberte.

La protección solar es clave

«La fotoprotección es un elemento fundamental a incluir en nuestra rutina diaria y no solo cuando vayamos a la playa o a la piscina, sino también en nuestro día a día, cuando vayamos en el coche, cuando realicemos deporte al aire libre. Está demostrado que a lo largo de nuestra vida nos da más sol en el día a día, por ejemplo, al caminar por la calle o en el coche, en zonas de fotoexposición como pueden ser rostro y brazos, de media, que el que podamos recibir en la playa o en la piscina. Un gesto fácil de adquirir en este sentido es utilizar una crema con fotoprotección a diario y será la mejor medida de protección de nuestra piel frente al sol», aconseja Pérez.

También está recomendada la fotoprotección por vía oral. «La recomendamos muchísimo en la farmacia, se toma una cápsula al día y lo que tienen es un conjunto de activos que aumentan la capacidad de defensa de nuestra piel frente al sol. Esos efectos negativos que provoca el sol en nuestra piel, como pueden ser manchas, arrugas, alteración del ADN, irritación, urticaria, quemaduras, todos estos efectos se ven disminuidos si tomamos un complemento que aumente la capacidad de defensa de nuestra piel frente al sol. Se recomienda empezar en períodos de mayor exposición al sol, desde mayo a septiembre más o menos», explica Pérez.

¿Qué protectores usar?

Si bien hay muchos tipos de protectores solares en el mercado, no todos son iguales ni están indicados para todo el mundo. «La textura del fotoprotector debe ser aquella que se adapte a nuestro tipo de piel, gustos y estilo de vida», indica Gilaberte.

«El mejor protector solar es el que usas, esta es una frase clave. Entonces, lo que tenemos que hacer es buscar una textura que nos guste, que se adapte a nuestro estilo de vida o a la actividad que vamos a realizar. Hoy en día tenemos a disposición muchísimas texturas y productos para encontrar el protector solar ideal. No vale lo mismo para todo el mundo, es decir, si eres un deportista, buscarás una textura fluida que puedas usar sobre la piel húmeda o que no pique en los ojos, que su reposición sea fácil e inmediata. En el caso de los niños, que sea de alta resistencia al agua y al roce, se absorba rápidamente y siempre con un factor de protección alto», dice Pérez.

«Aquí me gustaría señalar que no vale el mismo fotoprotector para toda la familia. En todo caso, un adulto puede usar el de niños, pero ellos no deben usar el de los adultos. Se recomienda además, hablando de niños, que a los menores de 6 meses no se les lleve a la playa ni se les aplique protección solar. Para los menores de 3 años, los más recomendados son los filtros minerales y los mayores de 3 años ya pueden usar los denominados pediátricos, resistentes al agua», añade Pérez.

Cómo aplicar el protector solar

«Siempre hay que aplicarlo de forma abundante y no dejar ninguna zona sin cubrir, y como no solemos aplicar la cantidad necesaria, un truco sería hacerlo antes de salir de casa y luego nuevamente al llegar al lugar de la exposición. Hay que reaplicarlo cada dos horas y cada vez que salgamos del agua, sobre todo si hacemos deportes acuáticos, y tener en cuenta que un fotoprotector nunca va a sustituir a una prenda de ropa a la hora de proteger», indica Gilaberte.

«Los filtros solares de los protectores son inestables, digamos que llega un momento que el filtro deja de ejercer su acción protectora frente al sol. Normalmente, si te pones un protector SPF 50 aguanta estable aproximadamente dos horas. Por lo que hay que reaplicar la protección solar cada dos horas, después de un baño, de sudar o después de secarnos con la toalla, como mínimo», explica Pérez.

¿Cuánta cantidad es suficiente? 2 miligramos por cada centímetro cuadrado de piel. Esta es la medida que el laboratorio usa para determinar el SPF de los productos. Pero existen dos reglas más sencillas que podemos aplicar:

  • La regla de las cucharas de café. Son 9 cucharaditas de café para repartir por todo el cuerpo.
  • La regla de los dos dedos. Consiste en poner la cantidad que nos cabe en el dedo índice y corazón. Dos dedos para el rostro, dos dedos para cada brazo, cuatro dedos para la espalda, cuatro para el torso y dos dedos para cada pierna.

Y ojo con reutilizar el protector del verano pasado. «Una vez abierto del año pasado, hay que consultar la etiqueta. Lo habitual es que una vez abierto solo agunte 12 meses, y por tanto no podría reutilizarse. El riesgo es que algunos de los ingredientes pierdan su eficacia», señala Gilaberte. «Una vez abierto el envase, los filtros solares pierden eficacia por la exposición al sol, el calor del coche, restos de arena de la playa... Todo esto lo puedes comprobar al notar cambio de olor, color y textura. Si no abriste el envase, sí que lo puedes usar», aclara Pérez.

Alimentación

«En verano se recomienda aumentar la ingesta de agua, ya que por la exposición al sol, nuestro organismo la está perdiendo constantemente. Además de una dieta equilibrada y rica en frutas y verduras, no hay alimentos milagro. Pero es cierto que algunos alimentos como las zanahorias o los tomates son ricos en betacarotenos y vitamina A, que reducen los efectos negativos del sol. Las verduras de hoja verde son ricas en antioxidantes, el pescado azul es fuente de vitamina D, esencial para el buen funcionamiento no solo de nuestros huesos sino también de nuestros sistema inmune para ejercer esa correcta defensa frente al sol», dice Pérez.

«Hay algún estudio con el té verde y algún chocolate en concreto, ambos por la cantidad de antioxidantes que contienen, que podrían mejorar las defensas frente al sol», señala asimismo Gilaberte.

Medicamentos y sensibilidad al sol

«Muchos tratamientos que tomamos durante todo el año de forma habitual, prescritos por nuestro médico, o que tomamos de forma esporádica o puntual pueden ser sensibles frente al sol. Por ejemplo, imagínate que vas al dentista y te saca una muela y tienes que tomarte antibióticos o antiinflamatorios. Pues muchos de estos medicamentos son fotosensibilizantes, esto quiere decir que disminuyen la capacidad de defensa de tu piel frente al sol y pueden desencadenar reacciones fotoalérgicas o fototóxicas. Mientras estemos tomando este tipo de medicamentos, debemos prestar especial atención al sol, protegernos adecuadamente e incluso evitar el sol en la medida de los posible. Lo mejor es acudir a tu farmacia de confianza y preguntar al farmacéutico por la medicación que tomas y si hay que prestar especial atención, ya que muchos medicamentos muy utilizados son fotosensibilizantes como pueden ser antiinflamatorios, ibuprofeno o naproxeno, inhibidores de la bomba de protones como el omeprazol o antibióticos como la azitromicina», advierte Pérez.

Verano y acné: ¿Es cierto que el sol seca los granos?

«Hay una bacteria sensible a la luz llamada P. Acné que, al haber más radiación solar en verano, se inactiva en parte, pero es un efecto temporal. Lo que hay que hacer es buscar fotoprotectores específicos para el acné y texturas más ligeras y fluidas», explica Gilabertes.

«El sol tiene un efecto antiseborreico, antiinflamatorio y limita el crecimiento bacteriano. Pero en el momento en el que dejamos de tomar el sol se produce un efecto rebote, este efecto rebote no es más que un nuevo brote de acné. Uno de los motivos principales de este efecto es que al notar la mejoría, la gran mayoría de los pacientes abandonan el tratamiento y dejan de cuidar su piel en verano. Para evitar este efecto rebote, sigue con tu tratamiento habitual, si tienes dudas acude a consulta con tu médico o pregunta a tu farmacéutico si la rutina es adecuada para el verano y escoge un fotoprotector con un índice de protección elevado y adecuado a tu piel con tendencia acneica», aconseja Pérez.

Laura Inés Miyara
Laura Inés Miyara
Laura Inés Miyara

Redactora de La Voz de La Salud, periodista y escritora de Rosario, Argentina. Estudié Licenciatura en Comunicación Social en la Universidad Nacional de Rosario y en el 2019 me trasladé a España gracias a una beca para realizar el Máster en Produción Xornalística e Audiovisual de La Voz de Galicia. Mi misión es difundir y promover la salud mental, luchando contra la estigmatización de los trastornos y la psicoterapia, y creando recursos de fácil acceso para aliviar a las personas en momentos difíciles.

Redactora de La Voz de La Salud, periodista y escritora de Rosario, Argentina. Estudié Licenciatura en Comunicación Social en la Universidad Nacional de Rosario y en el 2019 me trasladé a España gracias a una beca para realizar el Máster en Produción Xornalística e Audiovisual de La Voz de Galicia. Mi misión es difundir y promover la salud mental, luchando contra la estigmatización de los trastornos y la psicoterapia, y creando recursos de fácil acceso para aliviar a las personas en momentos difíciles.