Roque Devesa: «A una mujer de 28 años le sorprende que le preguntes si se plantea la maternidad»

LA TRIBU

El doctor Devesa reflexiona sobre los problemas que acarrea el retraso de la maternidad
El doctor Devesa reflexiona sobre los problemas que acarrea el retraso de la maternidad ANGEL MANSO

El especialista en reproducción asistida hace balance del Congreso Nacional de Fertilidad celebrado en A Coruña

04 jun 2024 . Actualizado a las 11:48 h.

«Lo primero que miro cuando me dicen que tengo una paciente nueva es su edad. Si leo que tiene, por ejemplo, 32 años, respiro aliviado porque sé que lo vamos a conseguir. En cambio, si son 45 lo que pienso es “a ver qué puedo hacer”», es una de las reflexiones finales de un largo café con Roque Devesa (Ferrol, 1963), uno de los mayores expertos en fertilidad de nuestro país. Solo hacen falta unos minutos de conversación con este doctor en Ginecología y especialista en reproducción asistida para comprender que le apasiona su trabajo. Cuenta con emoción que en cada test positivo y en cada primera ecografía es la tercera persona más feliz, tras los padres.

Hace unos días ejerció de presidente del Comité Organizador del Congreso Nacional de la Sociedad Española de Fertilidad (SEF) que convirtió A Coruña en la capital de una especialidad que cobra cada vez más relevancia y protagoniza grandes avances médicos. Más de un millar de especialistas en reproducción asistida, procedentes de todo el mundo, se dieron cita en la ciudad herculina donde «todo salió de maravilla», resume Devesa, que atiende en el Hospital Quirón al frente del Equipo Ron.

 —Las mujeres sabemos que, según avance la edad, más dificultades tendremos para quedarnos embarazadas. Lo sabemos, pero, ¿somos conscientes de lo que significa? 

 —En un evento previo a este Congreso, trajimos a un catedrático de sociología y me resultaron impactantes unos datos que presentó. Cuando se les preguntaba a las mujeres por debajo de los 30 años por qué no buscaban una gestación, ellas decían: «Pero si somos muy jóvenes».  Así que no es tanto «tengo que estudiar» o «tengo que buscar un trabajo o una pareja». No, la primera respuesta es que son demasiado jóvenes. Así que entre esa percepción y que buscas que tu trabajo sea más o menos estable, también esperas a encontrar una pareja adecuada... El resultado es que te plantas a una edad en la que puede que tengas problemas, has llegado tarde a buscar un embarazo.  

 —¿Qué podemos hacer frente a esto?

 —Primero, hay que informar claramente. Segundo, incentivar. A una mujer de 28 años le sorprende que le preguntes si se plantea la maternidad. Toda la vida hemos estado haciendo campañas de anticoncepción, de evitar los embarazos no deseados, pero no hay campañas de concienciación de la edad reproductiva. Entonces, si somos capaces de transmitirlo desde los institutos, esas mujeres dentro de unos años van a saber qué es lo que hay que hacer. Hay un momento en el que una mujer tiene que plantearse su vida reproductiva. Pensar qué quiere hacer en el futuro, si quiere quedarse embarazada o no, si tiene pareja o no; si la tiene, en cuánto tiempo cree que puede tener un hijo y cuántos le gustaría tener. Esa dimensión tiene que entrar dentro del proyecto de vida, igual que el tipo de trabajo que quieres o qué estás estudiando.

 —¿Planificar la vida reproductiva?

 —Efectivamente. Las últimas estadísticas en España dicen que más del 50 % de las mujeres por encima de 35 años no van a tener hijos definitivamente, o bien porque no quieren tenerlos o porque no pueden. Y aún me queda una tercera cosa que sí podemos hacer, es importante poder acceder a unidades de reproducción cuando hay un problema. La razón más frecuente por la que no se consigue el embarazo es el abandono. Hay que obtener el éxito en el menor tiempo posible. Si le decimos a una paciente: «Usted lo va a conseguir, pero tiene que darse tres años de margen», ella no va a querer que tres años de su vida giren alrededor de lograr esto. 

 —¿Qué le diría a una mujer de 25 años? ¿Qué se tiene que plantear de cara a su maternidad?

 —A lo mejor es demasiado joven, aunque es cierto que es la mejor edad desde el punto de vista biológico. Pero si le digo esto a una mujer de esa edad, ella va a decir: «Actualmente no puedo ni quiero». La segunda pregunta sería: ¿está ahora mismo la situación en España para que una mujer se quede embarazada a los 25 años? No, definitivamente no. Necesita un desarrollo profesional, una incorporación al trabajo, una vida en pareja, disfrutar de viajar, establecerse. Todo esto se pone por delante de la reproducción. Pero ya a los 30 años, tienes que pensarlo. Si quieres tener hijos, la primera decisión es: ¿puedes ponerte a ello ahora? Si te gustaría esperar unos años, a lo mejor es un buen momento para ver qué reserva ovárica tienes para poder esperar. Si es adecuada, si aún no tienes pareja, puedes plantearte la vitrificación de óvulos. Pero no es la panacea. Con ello te has dado opciones futuras, pero no lo has solucionado. 

—¿Pondría esa barrera de 30 años?

—¿Por qué el límite está en los 30? Porque 25 es demasiado pronto, 35 es tarde, pero a los 30 es un buen momento. La calidad y cantidad de los óvulos te permite vitrificarlos para usarlos en el futuro y, cuando hagas una fecundación in vitro con esos óvulos, tendrás los mismos resultados que puedan existir a esa edad.

 —A partir de los 35, las probabilidades de quedarse embarazada decaen mucho. Pero la gente no se imagina que con 35 años ya sea tarde...

—Hay una idea de infalibilidad reproductiva, de que en el momento en el que una paciente se ponga a ello, lo consigue. Y aún no estamos hablando del hombre. El óvulo es lo más importante, un 80 % del éxito depende de él. Pero la capacidad reproductiva de los hombres ha bajado de manera drástica en el número de espermatozoides y su movilidad. 

 —Y aún no hemos llegado al cuarto piso, a la década de los cuarenta. 

 —Exactamente. En consulta vemos a pacientes por encima de los 40 años que vienen a vitrificar óvulos. Ya no es que se estén planteando buscar un embarazo en ese momento, sino hacerlo en el futuro. Y no podemos transmitir que eso sea algo adecuado. La calidad y el rendimiento son tan bajos que no se puede recomendar que una paciente de esa edad vitrifique sus óvulos.

 —En el momento en el que llega una mujer a un centro de reproducción asistida, ¿qué es lo que se encuentra?

 —Cuando la paciente llega es porque no le está funcionando algo. Entonces, ya viene con cierto agobio. Viene preocupada. Existe un porcentaje alto de mujeres que necesitan apoyo emocional. Hablarlo, explicitarlo, incluso con la propia pareja, porque no siempre se habla de todo. Si tú estás buscando un embarazo y tienes la regla, ese día es especialmente complicado, porque no lo has conseguido. Entonces, a veces se necesita apoyo profesional. Casi todos los centros tenemos unidades de psicología. 

Roque Devesa, responsable de la Unidad de de Reproducción Humana del Equipo Ron - Hospital Quirónsalud A Coruña
Roque Devesa, responsable de la Unidad de de Reproducción Humana del Equipo Ron - Hospital Quirónsalud A Coruña JACOBO AMENEIRO

 —¿Cómo es el momento en el que se le da a una pareja que lleva tiempo buscando un hijo la noticia de que el tratamiento ha funcionado?

 —Esa es una de las razones por las que me dedico a lo que me dedico. Es un momento especialmente satisfactorio para un profesional. Soy la tercera persona que más se alegra. Es un momento muy especial, sobre todo cuando se hace la primera ecografía. Es emocionante. Es increíble. 

—Precisamente con motivo del Congreso de Fertilidad, el presidente de la SEF me comentaba que si las mujeres no abandonaran el tratamiento, entre el 90 y el 95 % podrían quedarse embarazadas...

—Hay un desgaste emocional altísimo y a veces hay que cambiar de técnica. Fundamentalmente, pasamos de una fecundación in vitro con ovocito propio a una con óvulos de donante o un semen de donante. El abandono está determinado, en primer lugar, por el agotamiento físico y mental de los fracasos y, en segundo lugar, por esas decisiones que no quieres tomar. Pero sí que es verdad que, si las pacientes no abandonasen y aceptasen cada uno de los pasos, en más del 90 % se conseguiría. 

 —¿Ha tenido que decirle a una paciente que no puede seguir?

 —Sí, y es muy difícil. Hay situaciones que son irresolubles, fundamentalmente, derivadas del útero. Porque un embrión puede ser de muy buena calidad, podemos estudiarlo y saber que no tiene anomalías cromosómica, pero después se tiene que implantar.  A veces no hay forma de que se desarrolle, por patologías previas, abortos de repetición, cirugías o infecciones. Son muy pocos casos, pero existen y hay que decirles que no podemos seguir. Además, si una paciente ha tenido cáncer de útero o ha perdido el útero por alguna razón, no hay opciones en España para sacarlo adelante. La gestación subrogada, que no útero de alquiler, es una salida para algunas personas, aunque tiene muchísimos problemas que habría que resolver si en algún momento dado se decidiera tratar este tema en nuestro país

 —No estamos hablando de casos como el de Ana Obregón.

 —No, de ninguna manera.

 —¿Dónde está el límite de los tratamientos si hablamos de edad?

 —La ley española no impide que se haga un tratamiento por edad, pero, desde las sociedades científicas, hay unos acuerdos por los cuales, por ejemplo en España, es muy raro hacer una técnica de reproducción por encima de los 51 años. Hay una razón de salud materno-fetal. Lo mismo que nuestra audición, nuestra capacidad visual o nuestros músculos no son los mismos a los 25 o 30 que a los 50 años, nuestras arterias tampoco son las mismas, hay problemas para llevar el embarazo, aunque nos cuidemos muy bien. Son factores de riesgo clarísimos. Las mujeres tienen más riesgo de hipertensión, de diabetes, crecimiento intrauterino retardado, partos pretérmino. No se trata solo de tener un niño, sino tener un niño sano y también una madre sana. En ginecología y obstetricia llevamos dos pacientes a la vez. Hay que estar muy pendientes de no provocarle ningún problema a ninguno de los dos. 

 —¿En su caso, ha tenido que decir «no» a alguna paciente?

 —Nosotros somos muy estrictos y en algún momento tenemos que decir: «Hasta aquí». A partir de ciertas edades hay riesgos que no debemos correr.

—La ética y la seguridad materno-fetal son la prioridad. Sin embargo, ¿puede que esta edad límite siga subiendo por presión social?

 —Si uno ve cómo era nuestra sociedad desde el punto de vista de la salud general en los años sesenta, nada tiene que ver con lo que es ahora. Incluso nuestra esperanza de vida. ¿Por qué ha cambiado? Por nuestros condicionamientos médicos, fundamentalmente. Que no haya patologías, que haya una buena alimentación y una vida confortable ha hecho que las mujeres, que antes tenían un físico no tan bueno a los 60 años, hoy puedan estar, en muchos casos, fantásticamente a los 70 u 80 años. En cualquier caso, a día de hoy, es una buena decisión autoimponernos unas edades a partir de las cuales no se haga una técnica de reproducción.

 —¿Cómo están avanzando los porcentajes de vitrificación?

 —Hace unos años eran muy poquitas, ahora son muchas más. Pero tampoco es una explosión. Hasta ahora la sanidad pública no lo ha cubierto y no son técnicas baratas. Pero sí que ha subido mucho y es bueno que así sea porque significa que hay concienciación a nivel reproductivo con respecto al futuro. Si soy una mujer de 30 años con pareja o sin ella, pero estoy absolutamente segura de que voy a querer ser madre en un futuro, me plantearía claramente la vitrificación. De esta manera te das oportunidades futuras.

 —¿Qué otras conclusiones del Congreso nos podría resumir?

 —Hay dos cosas importantes, una es el ambiente uterino para la recepción del embrión. Otra es reevaluar las técnicas que se introdujeron hace años y saber si realmente son efectivas. El avance es continuo. Además se ha avanzado mucho en el trabajo entre el médico y el biólogo. Tienen que estar bien coordinados para conseguir el mejor útero y el mejor embrión para implantar. Es importante que la paciente te escuche, que le mires a los ojos, escucharles también. Me gusta ver cómo son sus actitudes, cómo viene su pareja, si se apoyan o no, si ves que la paciente está implicada o le da igual todo. También hemos hablado mucho de la introducción de la Inteligencia Artificial, pero sobre todo, a nivel laboratorio.  

Uxía Rodríguez Diez
Uxía Rodríguez Diez
Uxía Rodríguez Diez

A Rúa, Ourense (1986). Coordinadora de La Voz de la Salud con una misión, que todos nos cuidemos más y mejor. La pandemia de covid-19 no solo la viví, también la conté en La Voz de Galicia. Mucho antes de todo esto trabajé en Vtelevisión durante casi una década como redactora, reportera y presentadora. Allí dirigí y presenté el programa Sana sana, sobre sanidad, bienestar y nutrición.

A Rúa, Ourense (1986). Coordinadora de La Voz de la Salud con una misión, que todos nos cuidemos más y mejor. La pandemia de covid-19 no solo la viví, también la conté en La Voz de Galicia. Mucho antes de todo esto trabajé en Vtelevisión durante casi una década como redactora, reportera y presentadora. Allí dirigí y presenté el programa Sana sana, sobre sanidad, bienestar y nutrición.