Pedro Camacho, enfermero pediátrico: «Los manguitos y flotadores no son seguros, son un complemento»
LA TRIBU
El divulgador sanitario, con casi medio millón de seguidores, insiste en que lo ideal es que la lactancia materna se mantenga, como un añadido, hasta los dos años
30 jul 2023 . Actualizado a las 17:55 h.Entrar en sus redes sociales es algo similar a llegar a una consulta de pediatría. Que si seguridad en desplazamientos, quemaduras solares o el consumo de pescado o aceite de palma en los más pequeños de la casa. Pedro Camacho es enfermero pediátrico, de atención primaria, y está especializado en nutrición pediátrica y perinatal. Acaba de publicar Mamá, me hago mayor… (Plataforma Actual, 2023), una guía para ayudar a las familias durante la crianza.
Reconoce que, aunque es padre de tres niños, «nunca dejaré de ser el niño de mis padres». «Los bebés no lo serán para siempre, pero está claro que siempre van a ser nuestros niños», indica. Una reflexión que le lleva a preguntarse: «¿Cómo debemos afrontar los hitos del desarrollo de nuestros hijos?, ¿cuáles son las ayudas y herramientas que hemos de tener en cuenta para que la transición sea adaptada con la evolución de cada uno».
—Señala que los bebés empiezan a ser un poco menos bebés a partir de los seis meses. ¿Qué cambios se pueden ver a partir de esa edad?
—Así es. Los bebés cambian constantemente, pero el punto de partida en el que pasan a ser un poco menos bebés es aproximadamente a los seis meses. En torno al medio año, se producen muchos cambios en diferentes áreas del desarrollo. Los padres los verán en el lenguaje, si balbucea, también a nivel motriz y a nivel sensorial, agarra las cosas, se las lleva a la boca, se voltea, o empieza a gatear. A nivel cognitivo y socioafectivo también se empieza a relacionar mejor. El bebé sonríe, intenta llamar nuestra atención, va madurando un poco todas esas áreas que conforman su todo y, por supuesto, van variando también las necesidades nutricionales.
—¿Qué señales de alerta podemos encontrar en su desarrollo?
—Es fundamental que los padres conozcan cuáles son los patrones de normalidad para intervenir si es necesario lo antes posible, si se puede, y solucionar el problema. Por ejemplo, en torno a los tres meses, ya aparece la sonrisa social en el bebé, va controlando la cabeza y el cuello o va descubriendo las manos y se las mete constantemente en la boca. Si a esta edad hay ausencia de estas habilidades y persiste con el puño cerrado, como el típico niño que está metido con el pulgar en los cuatro dedos, presenta mucha irritabilidad o al contrario, está demasiado activo, hay que consultar al pediatra, porque sabemos que lo normal es que estos hitos del desarrollo se produzcan entre los 4 y 7 meses. Hay ciertas habilidades que se deben de ir cumpliendo más o menos en tiempo, aunque tengamos en cuenta que cada niño es diferente y no se deben comparar con otros bebés de la misma edad.
—¿Cuáles cree que son las dudas más frecuentes que tienen los padres a esta edad?
—Lo fundamental es el inicio de la alimentación complementaria y el sueño. Luego ya les preocupa si se va desarrollando adecuadamente, la higiene bucodental, si tiene chupete cómo utilizar el mejor, cómo retirar el pañal, si van a la escuela infantil les preocupa mucho la experiencia, los celos a raíz de tener un hermano. Con la llegada del verano, que estamos ahora, surgen muchas dudas respecto a la época de viajes o de seguridad vial. Hay muchos tipos y las he tratado de condensar en el libro.
—Precisamente, en materia de alimentación, ¿qué señales de saciedad mandan los bebés?
—Le tenemos que ofrecer alimentos saludables y en cantidad suficiente, pero ellos son los que tienen que decidir qué y cuánto comer, ya sea en puré o en trozos, para que tenga una buena futura relación con la comida. Las señales de saciedad que nos manda puede ser que cierre la boca, gire su cabeza, a veces diga que no, se tape la boca con la mano, parta la cuchara o escupe la comida.Si los padres observan estas señales, aunque a su entender les parezca que haya comido poco, se debe dejar de ofrecer la comida. Igual, pasado un tiempo la vuelve a pedir. Hay que dejarlo a su ritmo y te aseguro que si el bebe si tiene hambre, va a comer.
—¿Qué claves tenemos que tener en cuenta con la alimentación complementaria?
—La primera clave es que se inicie a la edad adecuada y cuando el pequeño esté preparado. Es decir, hay familias que lo inician a partir de los cuatro meses, cuando salvo una causa especial, se debe indicar siempre a partir de los seis. Además, el bebe tiene que demostrar interés por la comida, mantenerse sentado correctamente y con la cabeza erguida, tener una buena estabilidad en la trona, le debe desaparecer el reflejo de extrusión, que es el que tienen los bebés cuando empiezan a comer, y ser capaz de realizar movimientos masticatorios básicos aunque no tenga dientes. La segunda clave es que hay que ofrecer al bebe una variedad de alimentos saludables y nutritivos con una textura y consistencia adecuada, además de introducirlos también correctamente para identificar posibles alergias o intolerancias alimentarias. Debemos tener en cuenta claves como no añadir sal, azúcar ni condimentos, sobre todo el primer año, y yo te diría que casi los dos primeros. También hay que respetar las señales de saciedad, introducir el agua y, sobre todo, tener paciencia. Es un proceso paulatino, que va desde los seis hasta los doce meses y, durante este tiempo, los bebés empiezan a relacionarse con la comida, a tocar y a saborear. No todos aprenden todo justos después del medio año.
—Método Baby Led Weaning, purés y triturados, o método Bliss, ¿existe alguno al que la ciencia le haya dado más peso?
—No, realmente va a depender del método que el bebé acepte o tolere mejor. Puede que una familia esté pensando en dar puré, y con la misma, el niño no lo acepta y prefiere comer en trozos. Podemos probar con el método BLW, que alude un poco al inicio de la alimentación complementaria que está dirigida y autorregulada por el bebé. Aquí, en lugar de ofrecerle los alimentos triturados, se le ofrecen los sólidos blandos con algunas modificaciones para hacerlo un poco más seguro. Y luego, está el método bliss que es una evolución del BLW, más centrado en dar alimentos, de forma segura y sana, sin riesgos a la hora de introducir nuevos. Es un método que permite que el niño coma con sus manos libremente, que aprenda, que disfrute, sin que el adulto intervenga. Es un método favorecedor del mantenimiento de la lactancia materna y salvo diferencias, muy parecido al BLW. Por lo demás, todos son válidos aunque haya que tener en cuenta ciertas cosas. Por ejemplo, si le estamos dando puré y triturados, se debe ir cambiando progresivamente hacia una textura más gruesa hasta llegar a los trozos antes del año. Retrasarlo puede ocasionar problemas de masticación y esto va a promover que tenga buenos hábitos de alimentación posteriormente.
—¿Observa si uno se usa más que el otro?
—Aunque cada vez hay más gente que hace BLW, lo que más se emplea son los purés y triturados.
—La edad del destete espontáneo se sitúa entre los dos y cuatro años. Es más, usted explica que no hay ningún motivo para hacerlo a una determinada edad. ¿Piensa que sigue existiendo la creencia de que al año, se acabó?
—Sí, de hecho, en ocasiones a la gente le resulta extraño que un bebé de cuatro años siga con lactancia materna y no hay ningún motivo. Lo ideal sería que el destete fuera espontáneo, es decir, que llegara un momento en el que el niño no quiere más, pero muchas otras veces se vuelve necesario por algún motivo. Pienso que, como dices, existe la creencia de que más allá de un año es algo extraño, cuando en realidad la OMS recomienda la lactancia materna exclusiva hasta los seis meses y hasta los dos años como complemento. Esto es lo ideal, pero a partir de aquí, puede durar lo que se quiera. No hay ningún problema.
—Si el destete no es espontáneo, ¿cómo se debe realizar?
—Lo ideal es que sea un destete gradual. Hacerlo bruscamente puede provocar una ingurgitación mamaria, es decir, que los pechos se hinchen, se pongan duros y doloridos, o incluso mastitis. El destete gradual, mejor si se alarga durante semanas que en días, permite que la mamá se vaya a adaptando poco a poco a la disminución progresiva de la succión y la producción de leche, y desde el punto de vista emocional también es más fácil para el bebé.
—Anima a no vivir con la idea de que un bebé coma bien, no llore y duerma bien. ¿Por qué?
—Esta es la realidad. Yo tengo tres hijos y ninguno de ellos ha dormido toda la noche perfectamente. Muchas veces me extraña que con la información que tienen los padres, a nivel de redes sociales o de libros, le surjan algunas dudas. Me dicen que el niño se sigue despertando a los seis meses, que no duerme seguido por la noche. Pero claro, es que es normal que se despierte tres veces. Si a alguien le toca un niño que no llora, que come, que duerme... significa que le ha tocado la lotería, porque lo normal es lo otro.
—¿Por qué son importantes las ventanas de sueño?
—Con respecto al sueño infantil es primordial conocer las ventanas de sueño. Es el tiempo que los bebés permanecen despiertos, como mínimo y como máximo, entre siestas y hora de dormir. Debemos de tratar de aprovechar esas siestas en pro de un buen sueño, para que se vayan regulando y disminuyendo paulatinamente desde los primeros meses hasta los dos años. Al principio, dormirán cada vez que comen, después pasaremos a tres, luego a dos y finalmente a una. Esto es fundamental para que el pequeño adquiera un hábito de sueño correcto, que se establece por regla general a los dos, aunque pueda tardar más. Por experiencia propia, mi hija no durmió bien hasta los siete, pero eso es una cosa rara, lo habitual es que a partir de los dos duerman, más o menos, del tirón.
—¿Cómo podemos aprovecharlas?
—Desde el principio, desde los primeros meses. Es muy importante crear hábitos de sueño saludables, por ejemplo, fomentar el contacto con los bebés desde su nacimiento. Los adaptamos primero a su horario, para tener posibilidad posteriormente de adaptarlos a lo nuestro. Hacer un piel con piel, ayuda mucho a nuestro bebe, y hacer colecho es un paso importante para tener contacto con el bebe. De hecho, el colecho tiene muchos beneficios, favorece la adaptación materna, aprenderá a dormir mejor y con un sueño de mejor calidad.
—En su libro defiende una postura: «El chupete no se debe ofrecer, pero tampoco negar». ¿Qué tiene de malo y qué tiene de bueno?
—El chupete puede ser una herramienta muy útil para calmarles, darles tranquilidad, les va a provocar una situación de consuelo, también reduce el riesgo de muerte súbita del lactante por aquello de colocación de la lengua, facilita el destete, le calma el dolor o le ayuda si va al médico. Sin embargo, hay que tener en cuenta que puede tener aspectos negativos. Es decir, si se introduce demasiado pronto puede llegar a interferir con la lactancia materna, aunque no está del todo claro, pero sí que es verdad que si queremos introducir lactancia materna no debemos recurrir al chupete, y si lo hacemos, que sea antes del mes. Un uso prolongado también puede afectar al desarrollo bucodental, crear dependencia y dificultades si se duerme sin él.
—¿Qué errores se cometen al querer retirarlo?
—Nunca se debe cortar la tetina del chupete, por ejemplo, porque no le quitará el apego. No se debe quitar en situaciones de tres o en cambios importantes en la vida del niño o en su rutina. Hay que evitar que le coincida con el comienzo de la escuela infantil, o si le llega un hermanito. Tampoco se puede compararlo con otros niños, ni decirle que es un bebé por usarlo porque, al fin y al cabo, se lo hemos dado nosotros, ni asociarlo a que es algo de mayor o de pequeño. Cada niño tendrá su momento. Hay que hacer todo lo contrario, reforzar de forma positiva el no usarlo. Pero si no dice nada, tampoco debemos recordárselo al niño. Por ejemplo, decirle: «Cuánto tiempo llevas hoy sin chupete», porque lo va a recordar. En resumen, es un proceso largo y debemos tener paciencia.
—¿Qué consejo podría dar en materia de cuidados propios del verano?
—Hay que darle mucha importancia a la protección solar, ya sea en crema, en ropa y en gafas. También al tema de los ahogamientos y cómo prevenirlos. Estoy harto de ver manguitos y flotadores, eso no es seguro. Son complementos, lo que es seguro es el chaleco de flotación.