Cecilia Ce, sexóloga: «Si te acostaste con alguien una vez y no fluyó, no es una sentencia»

Laura Inés Miyara
Laura Miyara LA VOZ DE LA SALUD

LA TRIBU

Cecilia Ce es sexóloga clínica y psicóloga. Desde su cuenta de Instagram con más de un millón de seguidores, @lic.ceciliace comparte información con un lenguaje directo, conocimiento científico y desenfado.
Cecilia Ce es sexóloga clínica y psicóloga. Desde su cuenta de Instagram con más de un millón de seguidores, @lic.ceciliace comparte información con un lenguaje directo, conocimiento científico y desenfado.

La experta derriba mitos e insiste en la importancia de hacer una pausa y tomarse el tiempo de conocerse para potenciar la vida sexual

16 ago 2022 . Actualizado a las 09:22 h.

En el primer volumen de su Historia de la Sexualidad, Michel Foucault señala una malinterpretación fundamental en el análisis que frecuentemente se hace de la sexualidad humana a lo largo de los siglos. «Lejos de sufrir un proceso de restricción», observa Foucault, la puesta en discurso del sexo ha estado «sometida a un mecanismo de incitación creciente». En otras palabras, pese a todo el tabú y los mitos que lo rodean, el sexo es casi omnipresente en nuestras culturas. Y es justamente por esta paradoja que la divulgación y la comunicación en la sexología es una cuestión tan delicada. No basta con dar información fiable y correcta: hace falta conocer en profundidad las dudas, las inseguridades y los prejuicios con los que conviven las personas en su fuero interno para poder proporcionarles un espacio seguro donde hablar de sexualidad.

Este es el tipo de espacio que, con paciencia, humor y libre de juicios, ha logrado cultivar Cecilia Ce. Psicóloga, sexóloga clínica, escritora y comunicadora, la autora argentina lleva publicados tres libros: Sexo ATR (2019), Carnaval toda la vida (2020) y Vinculear: prácticas para el buen sexo (2022). Además, en el 2019 dio su charla TED «La ecuación del sexo», y participó como conferencista en el Foro Internacional de Educación Sexual en Medios Digitales en Estambul 2020, de la UNESCO. Pero quizás su trabajo más importante es el que lleva a cabo día a día desde su cuenta de Instagram con más de un millón de seguidores, @lic.ceciliace, donde comparte información con un lenguaje directo y desenfadado, siempre desde el conocimiento científico. En conversación con La Voz de la Salud, insiste en la importancia de apropiarse de la sexualidad auténtica de cada uno, en todas su diversa gloria.

—Hoy por hoy, el acceso a la información es masivo. ¿Por qué prevalecen los mitos y las ideas erróneas en torno al sexo?

—Los mitos siguen estando. Si bien la sociedad se abrió y hay mayor diversidad en el acceso a la información, hoy tenemos personas muy informadas y personas que siguen sin informarse. Es más heterogéneo, queda mucho por delante. Y también sucede que hay sobreinformación y que la gente se abruma. Un ejemplo: hace unos días subí algo sobre el promedio de tiempo en que las personas con vulva llegaban al orgasmo. Lo comunico justamente con el objetivo de bajar la ansiedad que hay de que las personas lo tengan que hacer rápido, para que se sepa que es algo que requiere su tiempo. Y los mensajes que empecé a recibir eran: «Ay, yo llego en menos tiempo, tengo un problema». Está pasando esto. Uno da información y la gente se la toma como una norma, aunque uno esté buscando justamente lo contrario.

—Al ser un tema del que no se habla tan abiertamente, quizás una persona no tiene parámetros para medirse...

—Sí, está este terror con la sexualidad, el «no soy normal». Y tiene que ver con eso. Nunca se habló y siempre tuvimos esta idea: lo que me pasa a mí no le está pasando a nadie más. Y entonces, hoy está la información y uno la ve y quiere cumplir con todos los parámetros de la información que circula. Y eso es muy difícil, entonces hay que estarlo explicando y hay que ser muy cuidadosos.

—¿Qué mitos son los que más prevalecen respecto al sexo?

—Con cada cosa hay un mito. No solo los roles de género, cosa que, por suerte, hoy por hoy empezamos a cuestionar: que el hombre siempre quiere, que tener sexo es un indicador de salud, que hay que tener sexo y que si no tenés sexo tenés un problema. Eso no es así. Son guiones sexuales que tenemos a nivel social y que se instalan. Que tiene que haber orgasmo en el encuentro y tiene que ser en la penetración, que si no me lubrico es porque no estoy excitada, que si no tengo erección es porque no estoy excitado. Y falsas creencias en cuanto a la anticoncepción hay muchísimas: que si eyaculo afuera no hay riesgo, que si eyaculo durante la menstruación no hay riesgo, que en el sexo oral no hay que cuidarse...

—¿Cuáles son los temas más frecuentes en consulta?

—Siempre hay una cuestión de contexto. Con la pandemia, las consultas tuvieron que ver mucho con las secuelas, que tienen que ver con muchísima ansiedad y falta de deseo. Yo recibo muchas consultas de discrepancia de deseo en las parejas, esta diferencia en la disponibilidad para los encuentros entre una persona y otra, y consultas que tienen que ver con el desempeño, la ansiedad en la erección y la eyaculación, que en las personas con pene es frecuente. También hay muchas consultas por dolor en las mujeres, falta de deseo. Con el orgasmo siempre hay muchas dudas o dificultades. Y otras consultas tienen que ver con los vínculos y las maneras de relacionarnos. Hay parejas que empiezan a abrir la relación y necesitan hablar de eso.

—¿Cómo se trabaja sobre esa discrepancia de deseo en una pareja?

—Por lo general, lo que hago es trabajar sobre cuál es el esquema sexual de cada persona. Porque la forma en que nos exponemos a la sexualidad tiene que ver con las vivencias de cada uno, la información que recibe, la orientación sexual, cómo salió del armario... Hay un montón de factores que van contribuyendo a nuestro esquema sexual y eso hace que haya algunas personas que tienen mayor o menor deseo que otras. Esto no está bien ni mal. Entonces, gran parte del trabajo tiene que ver con que cada persona reconozca su esquema. Hay personas que tienen más facilitado el deseo, entonces todo es una buena razón para tener sexo, es muy fácil la entrada y, por lo general, del otro lado tienen a una persona que presenta más inhibición y le cuesta un poco más. No hay ninguno de los dos que esté bien ni que esté mal, salvo si uno de los dos ejerce presión sobre la otra persona. Entonces, cuando uno plantea eso, que ninguno de los dos tiene razón, ya es un cambio, porque, por lo general, se piensa que la persona con mayor deseo es la más saludable. Y poner a los dos en el mismo lugar ya es un cambio. Y ahí se va trabajando sobre lo que las personas quieran. A veces, alguien quiere tener más deseo y a veces no quiere. Entonces también se va trabajando que la otra persona pueda canalizar su deseo en otras cosas y bajar la presión para mejorar el vínculo, porque, a veces, llegan con mucho desgaste.

—¿Es posible tener demasiado sexo? ¿Existe el exceso?

—En personas que realmente tienen la actividad sexual, tan disponible que viene primero en la escala antes que cualquier otra cosa, eso marca su estado de ánimo, marca su agenda. Y aparece como primera opción; entonces, todo lo que quiere hacer con la pareja es eso, es lo primero que busca, y todo se vuelve una negociación para llegar a eso. Ahí se genera mucho daño y distancia. Y pasa que hay personas que necesitan tener sexo para generar intimidad con la pareja y hay personas que necesitan generar la intimidad para llegar al sexo. Entonces, ahí se arman unos cortocircuitos importantes.

—¿Cómo podemos comunicar nuestro deseo de forma asertiva para evitar esos cortocircuitos?

—La comunicación tiene un doble proceso. No puedo comunicar algo que no reconozco. Entonces, en primer lugar, yo siempre digo que un elemento clave que tiene que ver con la sexualidad es la pausa. A veces el ritmo de vida que tenemos no nos permite incorporarla, pero tomarnos esa pausa para conocernos, el registro de las emociones, de lo que nos sucede, la exploración, todo eso es importante. Y luego, poder traducirlo con los recursos propios de cada uno. No hay un modelo para todos, depende de las herramientas que cada uno tenga, a veces es desde la palabra verbal, a veces es compartiendo una publicación en redes, un libro, una actividad. Si la persona no encuentra las palabras, tiene que explorar el abanico de posibilidades dentro de la comunicación. Obviamente, cuando hablamos de sexualidad, siempre es un tema que nos moviliza, entonces, hay que tener registro del momento en que la persona tenga esa apertura. A veces, durante la actividad sexual estamos medio nerviosos o vulnerables, entonces, quizás no es el mejor momento para hablar de eso. Puede ser mejor antes o después, o en otro contexto donde uno esté más tranquilo. Ir buscando estrategias. Y creo que tampoco es algo que suceda una sola vez, sino que se va construyendo la comunicación.

—Si la comunicación es la clave para tener buen sexo, ¿se pierde la espontaneidad? ¿cuánto peso tiene la atracción y la química sexual?

—Depende. Hay personas que, por ejemplo, la química la sienten a través de la inteligencia. La atracción hay personas que la encuentran a través del humor, depende de las variables que a uno lo erotizan. Sabemos que también hay cuestiones químicas. Por ejemplo, todo lo que entra por el olfato tiene un impacto en nuestro cerebro y en nuestra atracción que a veces no lo notamos pero está funcionando. Esto lo saben todas las personas que con el covid-19 perdieron el olfato y dijeron: «Extraño el olor de mi pareja». Esto pasó y es interesante. Hay mucho que no registramos pero que sucede en otros niveles. Y después, hay cosas que se construyen. Parte de la compatibilidad en la cama se construye. No es que si una vez te acostaste con alguien y no fluyó, eso sea una sentencia. Hay cosas que con el tiempo, la comodidad, la intimidad, el diálogo, mejoran.

—¿Qué te gustaría que todo el mundo sepa sobre sexo?

—Depende de la etapa en la que estás. Cada etapa vital te va a requerir cierta información. Supongamos que yo estoy transitando un embarazo, necesito cierta información sobre sexualidad. Si estoy tomando cierta medicación psiquiátrica porque tengo un cuadro anímico, necesito información sobre eso. Si estoy con un tratamiento para el cáncer, necesito cierta información sobre eso. Cada momento necesita su información, entonces, depende del contexto de la persona. Y lo importante es tener información que nos brinde alivio. Tener esta pausa que nos permita llegar a esa información, procesarla, tener espacios de autoconocimiento. Porque la información sola no alcanza. También hay que entender qué es lo que a mí me sucede y lo diverso que es todo esto, y poder aceptar lo propio como único y distinto y que eso esté bien. Siempre digo que la sexualidad auténtica es la propia, y construir eso, sentir que estamos bien con la forma en que deseamos, con la forma en que tenemos orgasmos, con la forma en que nos vinculamos.

—Eso no siempre se consigue de forma tan intuitiva...

—No. Y menos si hablas con tus amigas y todas te dicen: «Eso no me pasa a mí», «yo tengo orgasmos siempre». Entonces también hay que tener cuidado y entender que no hay que juzgar jamás lo que al otro le pasa. Todo lo que nos pasa es distinto. Entonces, tener esa compasión con lo que nos sucede es importante.

—¿Cómo se trabaja sobre la ansiedad que nos saca del momento presente durante las relaciones sexuales?

—Es lo más difícil, en mi opinión. Yo siempre digo que como es en la vida es en la cama. Entonces, si estamos muy estresados, viviendo en la sociedad de hoy que es una sociedad del multitasking, sin parar un segundo, es muy difícil esperar que en la cama uno vaya a solucionar todo eso, en un momento sexual, que ya de por sí es tensionante. Tenemos que empezar a incorporar herramientas en el día a día. Y esto se dificulta porque la escena sexual nos confronta con otras inseguridades. Por ejemplo, un varón, con lo que significa ser varón, que no pueda controlar la eyaculación en el momento sexual, por ahí en eso se le juega el no poder proveer, el no estar a la altura. La creencia interna de la masculinidad, el ego. Se ponen en juego tantas cosas y eso hace que sea tan difícil. En ese momento, ¿cómo haces para no pensar que vas a terminar rápido? Yo le puedo preguntar a un varón cómo hace en otras situaciones para estar presente. Y muchos dicen: «No, yo cuando voy a jugar al fútbol dejo los problemas afuera. Entro a la cancha y me olvido, estoy jugando». Entonces pueden reconocer ese estado del aquí y ahora en otras actividades, y no en la sexual. Porque en lo sexual se ponen en juego otras variables que son mucho más movilizantes. Lo que quiero decir es que a veces tenemos el recurso incorporado en otra actividad, y parte del trabajo es llevarlo a la actividad sexual pudiendo cuestionar esos mandatos y esas cosas que se nos ponen en juego. Y, obviamente, después hay herramientas como el mindfulness, la respiración, todos los juegos sensoriales que se pueden incorporar en la actividad sexual y eso ayuda un montón.

Laura Inés Miyara
Laura Inés Miyara
Laura Inés Miyara

Redactora de La Voz de La Salud, periodista y escritora de Rosario, Argentina. Estudié Licenciatura en Comunicación Social en la Universidad Nacional de Rosario y en el 2019 me trasladé a España gracias a una beca para realizar el Máster en Produción Xornalística e Audiovisual de La Voz de Galicia. Mi misión es difundir y promover la salud mental, luchando contra la estigmatización de los trastornos y la psicoterapia, y creando recursos de fácil acceso para aliviar a las personas en momentos difíciles.

Redactora de La Voz de La Salud, periodista y escritora de Rosario, Argentina. Estudié Licenciatura en Comunicación Social en la Universidad Nacional de Rosario y en el 2019 me trasladé a España gracias a una beca para realizar el Máster en Produción Xornalística e Audiovisual de La Voz de Galicia. Mi misión es difundir y promover la salud mental, luchando contra la estigmatización de los trastornos y la psicoterapia, y creando recursos de fácil acceso para aliviar a las personas en momentos difíciles.