María Requejo, dietista integrativa: «La píldora ahora se utiliza como supuesta solución a cualquier cosa que nos pueda pasar»

Cinthya Martínez Lorenzo
Cinthya Martínez LA VOZ DE LA SALUD

LA TRIBU

La Voz de la Salud

La nutricionista recalca que la regla no debe doler y que si lo hace, algo no va bien, y asegura que los desequilibrios hormonales deben abordarse desde el estilo de vida

23 may 2022 . Actualizado a las 18:19 h.

María Requejo se considera una dietista integrativa en constante formación. Desde hace más de cinco años, ayuda a mujeres con desequilibrios hormonales mediante un enfoque holístico, usando la nutrición y el estilo de vida como herramientas fundamentales. Es la creadora del perfil de Instagram @micicloesmio y de la web del mismo nombre. Un proyecto que nació con la intención de dar soporte y respuestas sobre salud femenina a todas las mujeres que así lo deseen. 

Pero además de experta, María confiesa que también ha sido paciente. A los 17 años fue diagnosticada de síndrome de ovario poliquístico (SOP), recibiendo como tratamiento la píldora anticonceptiva. Esta falta de información y alternativas fue la que le llevó a estudiar sobre el tema. Una fomación y experiencia profesional que ahora plasma en Carta a mis ovarios. Conoce a tu cuerpo para cuidarlo mejor (Grijalbo, 2022), una guía práctica con la que pretende que las mujeres entiendan su cuerpo y las señales que este envía. 

 —Tu libro empieza con el capítulo «Encantada de conocerme». ¿Crees que las mujeres no nos conocemos lo suficiente?

—No es que lo crea, es que es una realidad. Siempre lo ha sido, aunque es cierto que ahora mismo hay un cierto «despertar» en ese sentido. Pero siempre ha habido mucho desconocimiento y mucho tabú en torno a la salud hormonal femenina y, especialmente cuando hablamos del ciclo menstrual. Lo más habitual es que las mujeres no conozcan sus ciclos hasta que piensan en buscar familia. Es cuando se dan cuenta de que puede haber problemas detrás que no sabían. O, por ejemplo, muchas mujeres toman anticonceptivos gran parte de su vida reproductiva y es solo cuando empiezan a buscar familia cuando ven que no conocen nada de sus cuerpos. Es importante saber que menstruar va más allá de sangrar una vez al mes. Esto es muy importante. Está reconocido además como quinto signo vital y es una herramienta poderosísima de información acerca de nuestra salud general. Y aunque la regla ha sido tabú durante muchísimo tiempo, afortunadamente ahora estamos despertando y cada vez somos más las divulgadoras en salud femenina y tenemos más información disponible en libros, en redes y en consulta. 

—Hablas sobre irregularidades en el ciclo menstrual y muchas veces es por lo que se acude a consulta ginecológica. ¿Cuáles suelen ser las causas?

—Nuestro estilo de vida. Aquello que comemos, cuánto nos movemos, cómo descansamos y cómo gestionamos el estrés diario. Ahí radica el origen de todo. Las irregularidades menstruales no suceden por casualidad y las hormonas no están programadas para fastidiarnos la vida. No se habla de causas porque existe la tendencia de tapar el síntoma, ir a la solución fácil o porque no se dispone de tiempo en consulta para escuchar y ayudar al paciente a buscarlas. Y también es verdad que muchas personas demandan soluciones rápidas. Ahí, el médico va un poco en función de esa demanda, de la tendencia a pedir soluciones rápidas y fáciles, del «ya de ya», sin mover un dedo. 

—Si hay dolor menstrual, ¿algo falla?

—La menstruación es un proceso fisiológico natural y saludable que no tiene por qué doler. Es verdad que es normal sentir alguna molestia, pero no un dolor incapacitante que interfiere con nuestro día a día. Eso no es normal y debemos buscar la causa. Precisamente por normalizar el dolor pasamos por alto patologías importantes como la endometriosis que tardan de media en diagnosticarse entre ocho y diez años, sino más. Esto es una barbaridad y una injusticia tremenda. Por eso es de vital importancia que este mensaje llegue lejos: la regla no debe doler y si duele, algo no va bien. 

—En uno de los capítulos mencionas que a lo largo de la vida reproductiva de una mujer, es normal que aparezcan quistes. Aun así, preocupan. ¿Cuándo estar alerta?

—Normalmente, durante toda nuestra vida fértil, cada mes, nuestros ovarios se preparan para liberar un óvulo. Lo normal es que el proceso salga bien, pero también es verdad que hay ocasiones en las que ese folículo que contiene el óvulo no consigue liberarlo y se convierte en un quiste folicular. O bien que el folículo no llegue a disolverse una vez que ha liberado el óvulo, y se llena de líquido, ocasiona lo que conocemos como un quiste de cuerpo lúteo. Generalmente ese tipo de quistes, que se llaman funcionales, desaparecen solos de forma natural sin causar alteraciones, ni síntomas ni molestias. ¿Cuándo preocuparnos? En el momento en el que aparezca algún síntoma como puede ser hinchazón abdominal, dolor pélvico, dolor a mitad del ciclo, micción dolorosa, manchados intermenstruales… ahí sí. En cualquier caso, lo ideal es que realicemos nuestras revisiones ginecológicas periódicas para comprobar que todo está bien y descartar alteraciones. 

—El síndrome del ovario poliquístico (SOP) es uno de los problemas más frecuentes entre las mujeres. ¿Cómo se puede abordar? 

—Primero, conociéndolo. Entendiendo y buscando el origen del SOP porque no todos los casos son iguales. Hay una cosa que siempre digo: existen tantos tipos de SOP como mujeres que lo padecen. Aunque sí que es verdad que podemos catalogarlos en función de su origen, por una parte el conocido como metabólico clásico y el de origen adrenal… Al final es que el SOP lleva nombre y apellidos. En cualquier caso, el abordaje siempre se debe de basar en los pilares básicos que hablo en el libro: la nutrición, el movimiento, el descanso y la gestión del estrés. 

—¿Las píldoras anticonceptivas son la solución a algún desequilibrio hormonal?

—La pastilla anticonceptiva nació como método anticonceptivo. Lo que pasa es que ahora se utiliza como supuesta solución a cualquier cosa que nos pueda pasar en cuanto a ciclo menstrual, ya sea dolor, SOP, acné… montones de cosas. ¿Es solución a algún desequilibrio? Yo no lo llamaría solución, sino parche. Porque no aborda las causas del desequilibrio. Simplemente desactiva el ciclo menstrual y los síntomas que este pueda ocasionar. Ahora bien, cuando estamos experimentando síntomas debilitantes que merman nuestra calidad de vida, como pueden ser casos graves de endometriosis o cualquier otra patología que se resista al abordaje integrativo, desde luego es una opción.

—¿Qué consejo le darías a mujeres que padecen amenorrea? Porque resulta frustrante que no te baje la regla… 

—Sin lugar a dudas. Les diría que la amenorrea es tan natural como el propio ciclo. No es una enfermedad, sino una respuesta de nuestro cuerpo para invitarnos a parar, a la reflexión, a conectar, a comenzar a priorizarse. Menstruar es un proceso que requiere energía y cuando no la tenemos o escasea, va a ser lo primero que nuestro cuerpo ponga en pausa. Comer suficiente, descansar, escucharse más y mejor, mimarse, quererse, disfrutar, reirse todos los días y especialmente, salir del bucle del control y tener confianza en nuestro cuerpo porque sabe hacerlo. Lo que pasa es que necesita que le demos un poco de apoyo tanto para tener energía como para calmar ese sistema de supervivencia. 

—Volviendo al dolor, es un síntoma de una enfermedad de la que hablabas antes: la endometriosis. En el libro defiendes que tiene su parte genética pero que también se puede abordar con otro tipo de cambios. ¿Cuáles serían?

—Sí, la parte genética siempre va a estar ahí. Pero los genes no determinan tu destino. Su peso es limitado. Se habla más o menos de un 20 %, pero el 80 % restante creo que nos otorga bastante margen de maniobra. Y hablo de epigenética. De activar o desactivar genes en función del estilo de vida. En este caso la endometriosis, es una enfermedad inflamatoria y el estilo de vida ahí es crucial. Una dieta antiinflamatoria que nos permita mantener estables nuestros niveles de glucosa y por tanto recuperar el equilibrio hormonal. Mimar y cuidar nuestros sistemas detox como en este caso, son el hígado o el intestino, para poder eliminar el exceso de estrógeno y otras sustancias de desecho de manera eficiente, que es una de las claves de la endometriosis, ese hiperestrogenismo. Es una enfermedad que empeora cuando hay un exceso constante de estrógenos. Por otra parte, minimizar la exposición a toxinas ambientales en prácticas diarias como puede ser utilizar tuppers de plástico, las sartenes, los cosméticos, los jabones de la ropa… ahí tenemos disruptores endocrinos. Hacer ejercicio físico, un buen descanso, una buena gestión del estrés también, y en definitiva, cuidar la casa en la que vivimos. No existe una solución fácil para la endometriosis porque tenemos que tener en cuenta varios factores, pero sí que es verdad que el tratamiento natural puede ser una oportunidad para muchas mujeres.

—¿Cuál es la relación entre los problemas intestinales y el acné?

—Partimos de la base de que la salud de la microbiota afecta a la salud en general. Incluida la salud de la piel. Cuando existe disbiosis, que es un desequilibrio en la microbiota intestinal o permeabilidad intestinal, es decir, un intestino poroso o con agujeritos, uno de los posibles signos es el acné y es lo que conocemos como eje-intestino-piel. Cuando existe, por ejemplo, una alteración en la barrera intestinal, habrá bacterias que pasen al torrente sanguíneo. Y como todo está conectado, estos componentes tóxicos llegarán a la piel alterando probablemente su equilibrio. Y además de la disbiosis intestinal también da como resultado una activación de la respuesta inflamatoria que también puede presentarse en forma de acné. En consulta hemos visto muchos casos de acné que solo hemos conseguido resolver una vez abordada la disbiosis de la paciente. Casos en los que se han hecho ciclos de Roacutan, pastillas anticonceptivas y un montón de tratamientos tópicos y que al final el acné vuelve una y otra vez hasta que das con el origen del problema. Y muchas veces es este. No digo que sea el único, pero es uno de ellos. 

—Defiendes la salud integrativa. ¿Qué es?

—Es un enfoque integral y holístico de la atención sanitaria que destaca la importancia de la relación entre médico, terapeuta y paciente. Se centra en el «todo» y no en las partes. No como un grupo de síntomas aislados, sino integrando aspectos físicos, emocionales y psicológicos. La salud integrativa implica la participación activa del individuo, empodera y anima a que las personas sean protagonistas de su salud. Porque para sanar tenemos que ser proactivos, buscar causas y no centrarnos únicamente en los síntomas. 

—Entonces, es posible corregir los desequilibrios hormonales con cambios en el estilo de vida?

—Sin lugar a dudas. Esa es nuestra mejor herramienta si buscamos disfrutar de salud a medio y largo plazo.

—Puede que muchas mujeres se sientan identificadas con alguno de estos desequilibrios del ciclo que hemos estado hablando. ¿Qué les dirías?

—Siempre hay luz al final de cualquier túnel, solo que a veces nos cuesta encontrar la salida o nos perdemos por el camino. Desde luego el primer paso es conocernos más, aprender a escuchar nuestro cuerpo para cuidarlo como se merece. Es nuestra casa. Y nuestros desequilibrios, son señales de que podemos hacerlo mejor. Imagina que eres un árbol. Se ven las hojas y las ramas que a simple vista nos pueden indicar el estado de salud del árbol, pero realmente los problemas y las soluciones no están ni en las hojas ni en las ramas, están bajo tierra, en la raíz. Les diría eso. Que tienen voz y tienen todo el protagonismo del mundo de cara a mejorar su salud y que se empoderen. Desde luego el «no» ya lo tenemos siempre. 

Cinthya Martínez Lorenzo
Cinthya Martínez Lorenzo
Cinthya Martínez Lorenzo

De Noia, A Coruña (1997). Graduada en Periodismo por la Universidad de Santiago de Compostela, me especialicé en nuevas narrativas en el MPXA. Después de trabajar en la edición local de La Voz de Galicia en Santiago, me embarco en esta nueva aventura para escribir sobre nuestro bien más preciado: la salud.

De Noia, A Coruña (1997). Graduada en Periodismo por la Universidad de Santiago de Compostela, me especialicé en nuevas narrativas en el MPXA. Después de trabajar en la edición local de La Voz de Galicia en Santiago, me embarco en esta nueva aventura para escribir sobre nuestro bien más preciado: la salud.