Josep Lloret, biólogo: «Una sardina tiene menos omega-3 hoy que hace 30 años»
SALUD MENTAL
El investigador del Instituto de Ciencias del Mar fue coordinador de un estudio que analizó el perfil lipídico en 36 especies marinas del Mar Mediterráneo
25 oct 2025 . Actualizado a las 05:00 h.El pescado ya no es lo que era. Literalmente. El calentamiento del mar y la sobreexplotación de las poblaciones pesqueras han reducido drásticamente los ácidos grasos Omega-3 disponible en el Mediterráneo. Esta es la conclusión de un estudio publicado en la revista Food Policy, liderado por el Instituto de Ciencias del Mar (ICM-CSIC) y financiado por el fondo Europeo Marítimo y de Pesca (FEMP) a través del GALD Costa Brava. Josep Lloret, investigador del ICM-CSIC y coordinador del estudio, explica los detalles de la publicación, que analizó el perfil lipídico de cerca de 3.000 individuos de 36 especies diferentes.
—¿De dónde parte la investigación?
—La asociación que está en Girona, la GALP Costa Brava, nos financió un proyecto para analizar los ácidos grasos de todas las especies comerciales que se capturan en esta zona para poder valorizarlas. El perfil de ácidos grasos consiste en un análisis, como si fuera una analítica de sangre en las personas, pero en los peces. Un análisis de los diferentes tipos de lípidos, que son los ácidos grasos. De entre todos ellos, nos centramos en los Omega-3, que lo hay de diferentes tipos. En los peces, en los crustáceos y en los moluscos, encontramos básicamente el EPA y el DHA. Son los principales ácidos grasos Omega-3 marinos.
—¿Qué importancia tienen estos lípidos?
—Al igual que sucede cuando nos hacemos una analítica de sangre, todos los componentes son importantes, en el análisis de perfil de ácidos grasos sucede algo parecido. Todos son relevantes, pero los omega-3 son vitales para la biología del organismo, del pez, del pulpo o de la gamba; para su crecimiento y para su reproducción. Cuando nosotros los ingerimos, también son esenciales para nuestra salud. Y digo esto porque ni los peces ni los humanos podemos sintetizarlos en nuestro cuerpo. Solo los sintetizan los vegetales marinos, básicamente, algas y sobre todo el fitoplancton que está en la columna de agua. A partir de aquí, se transmite a toda la cadena trófica hasta los peces y los humanos. En las personas, hay muchos estudios que demuestran el efecto beneficioso que tiene el omega 3 para la reducción de riesgo cardiovascular, la prevención de determinados tipos de cáncer o la disminución del riesgo de padecer depresión, entre otros. Por eso, hicimos el estudio conjuntamente entre biólogos marinos y médicos, para valorar el impacto sobre la salud humana.
—¿Qué especies midieron?
—Cogimos dos grupos. Las tradicionales y clásicas, que son las de aguas templadas y frías que se encuentran en el litoral catalán, en este caso la costa de Girona como ejemplo, que serían muchas de las que también tenéis en Galicia. La merluza, el rape, la bacaladilla, la caballa, la sardina o el boquerón. Y el otro grupo, que sería de especies de aguas más cálidas, que son justamente las que se ven beneficiadas por el cambio climático. En el litoral mediterráneo hablamos de la alacha, la anjova o la gamba blanca. Estas son especies más típicas de Alicante, Andalucía o Grecia, donde las aguas son más calidas. Analizando estos dos grupos, vimos que la disminución que se ha producido del aporte en omega-3 por parte de las especies de aguas frías, que son las tradicionales de la zona, supera en mucho lo que es el aumento que se ha producido en aporte de la omega-3 debido al incremento de las especies de aguas cálidas. Dicho de otra manera, el aumento del aporte de omega-3 por las especies de aguas cálidas no compensa la gran disminución que se ha producido en el aporte de omega-3 por las especies tradicionales de aguas temperadas y frías, que son las típicas de la zona.
—¿A qué se debe?
—A dos grandes factores. Uno es la disminución de los stocks en el Mediterráneo. Como sabéis, en el Mediterráneo muchos de los caladeros están sobreexplotados. Eso implica menos kilos desembarcados y esto, cuando se traduce en omega-3, da como resultado un aporte menor para la población local. Por otra parte, el cambio climático también está afectando a la reproducción y el crecimiento de estas especies, un factor que se suma al de la sobrepesca. Hay menos abundancia, con lo cual, disminuye el aporte local de omega-3. Además, este calentamiento del agua del mar está causando que el fitoplacton produzca menos omega-3 por un efecto fisiológico. Necesita menos en sus membranas. Esto repercute a lo largo de la cadena trófica y hace que los peces ingieran también menos. Por tanto, un individuo, una sardina, una merluza, acaba teniendo menos omega-3 que hace 30 años, debido al incremento de la temperatura del agua del mar, que afecta al fitoplacton y se traslada a toda la cadena trófica. Esto va a ir en aumento. Por tanto, está la problemática de la disminución de las capturas, pero también de incremento de la temperatura del agua del mar, que lleva a una situación de disminución del 60 % de la disponibilidad de omega-3 desde el 2000 hasta el 2023.
—El estudio se elaboró en el Mar Mediterráneo, ¿tienen constancia de que algo parecido suceda en el Océano Atlántico y Mar Cantábrico?
—No hay un estudio realizado, que yo sepa, en Galicia, pero sí que se han hecho en otras zonas del mundo y se está llegando a la misma conclusión a la cual llegamos nosotros, que es esta disminución del aporte de omega-3. Eso quiere decir que el consumidor local se ve privado de este nutriente de nuestros mares, que es clave para su salud. Es cierto que podemos importar pescado de Asia, de Argentina y de donde sea, pero entonces esto no es kilómetro cero. Nuestro trabajo es un toque de atención para recordar que, si bien los peces locales siguen aportando mucho omega-3, debemos tener cuidado porque esta disminución puede continuar hasta el punto de que no haya omega-3 para todos a nivel local. Es decir, que tendemos que depender de las importaciones, pero no es lo mismo porque es menos sostenible ambientalmente por la distancia recorrida, por la huella de carbono. Pero también socialmente y económicamente porque perjudica finalmente a la economía local, sea de Galicia o sea de Girona.